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Policiaca

Da FGE destino final a 157 cuerpos en Ciudad Juárez

En seguimiento al programa permanente de inhumaciones que mantiene la Fiscalía General del Estado, personal de Servicios Periciales y Ciencias Forenses dieron destino final a 157 cuerpos que permanecían bajo resguardo del Servicio Médico Forense.

Luego de practicar la necropsia de ley y los estudios multidisplinarios correspondientes encaminados a determinar su causa y tiempo aproximado de muerte así su identidad no lograron ser identificados ni reclamados.

Ello en atención a los trabajos coordinados y protocolos operativos que mantiene el Ministerio Público con las áreas forenses, judiciales, sanitarias y municipales.

De acuerdo con especialistas de servicios periciales zona norte, los trabajos se efectuarán durantes tres días con el objetivo de llevar a cabo la inhumación de forma ordenada y con los controles y seguimiento necesarios.

Cabe mencionar que todos cuentan con análisis dactilares o lofoscópicos, odontológicos, antropométricos, perfil genético y fotografías por si existe una posterior reclamación de sus familiares o investigación por el Ministerio Público.

En esta ocasión, considerada una de las inhumaciones más grandes que ha realizado la Fiscalía General, se sepultarán de manera individualizada a 149 cuerpos del sexo masculinos y 8 del femenino, y ningún óbito ni osamenta.

Asimismo, de acuerdo con los informes médico periciales 78 de ellos fallecieron por causas naturales, en hospitales, mientras que 77 corresponde a motivos dolosos, 2 por intoxicación por monóxido de carbono.

De esta manera, se mantiene el control y registro de los cuerpos que ingresan al Servicio Médico Forense así como su destino final, con la finalidad de evitar la saturación de las instalaciones derivado del abandono social y diversos factores.

 

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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