Jesús Pérez tomaba su descanso de fin de año cuando lo despidieron. El 1 de enero le comunicaron, de manera remota, que no renovarían su contrato. ¿La razón? La pronta expiración de su visa diplomática. Jesús es uno de los 50 empleados de consulados mexicanos en Estados Unidos que han sido despedidos sin previo aviso, convirtiéndose en personas sin documentos legales para permanecer en el país.
Hace unos días, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) argumentó que estos despidos se debían a varios factores, entre ellos un bajo desempeño y falta de presupuesto, sin embargo, los trabajadores afectados aseguran que la única razón, como en el caso de Jesús, es el vencimiento de las visas A-2, que fueron acortadas a un plazo de cinco años por una Nota Diplomática del Departamento de Estado de Estados Unidos emitida y entregada a la cancillería mexicana en 2016.
La Nota Diplomática, con folio 16-1279, estipula que todo el personal de los consulados que no sea ciudadano estadounidense o residente permanente local no podrá permanecer en su puesto más de 5 años. Al cumplirse este periodo, los trabajadores además de dejar el cargo deben abandonar el país.
Para poder conservar sus trabajos y garantizar la permanencia en EU, el gobierno de México solo debía regularizar la situación de las y los trabajadores y cambiar sus visas por una tipo A-1, situación que no se atendió en 5 años.
En la nota, las autoridades estadounidenses también pedían a sus similares mexicanas avisar a los empleados sobre su posible baja laboral en 2021, en caso de no regular su situación. Sin embargo, según los trabajadores, ellos nunca fueron advertidos.
A finales de 2020, el Comité Nacional de Empleados Locales en Estados Unidos – conformado por empleados locales de los Consulados de México en EU – denunció un ‘despido masivo’, cuando muchos de los trabajadores estaban de vacaciones y otros enfermos por COVID-19. A la mayoría le dijeron que la indicación había llegado directamente de la cancillería mexicana.
Según el Comité, los despidos se dieron en los consulados de doce ciudades: Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Denver, Las Vegas, Tucson, Houston, San Antonio, Dallas, Indianapolis, San Francisco y Presidio.
La visa de los primeros empleados despedidos expiraba en el primer trimestre del año y se prevé que el segundo recorte masivo sea para trabajadores cuya visa pierde vigencia en agosto de 2021.
De acuerdo con datos del Comité, más de 300 empleados perderán sus empleos en los próximos meses por esta situación.
El 22 de diciembre, el canciller Marcelo Ebrard fue cuestionado sobre el tema y aseguró que ya se estaba renegociando la vigencia de las visas con el gobierno en transición.
“Yo estimo que para fines del mes de febrero podamos tener una respuesta de la nueva administración y que el nuevo estatus que logremos, por lo que hace las visas, nos permita también ajustar su situación laboral”, dijo Ebrard.
Pero mientras se aclara la situación, los mexicanos sin trabajo y sin documentación estarán frente a una incertidumbre que les impide pagar gastos médicos o solventar a sus familiares.
Inicialmente, en el recorte masivo, el personal de consulados reportó a 80 personas despedidas. Semanas después, el 13 de enero, Roberto Velasco Álvarez, subsecretario para América del Norte de la SRE, informó que la cifra en realidad había sido de 50 trabajadores.
El subsecretario de América del Norte también afirmó que la ola de despidos de trabajadores independientes no solo fue por renovación de documentos, sino también por otros temas como la disponibilidad presupuestal, bajo desempeño y las necesidades cambiantes de las representaciones.
Pero Jesús contradice esta versión y asegura que por presupuesto no fue ya que los empleados dados de baja fueron inmediatamente sustituidos. Tampoco se debió a un mal desempeño, porque, en su caso, era quien tenía más logros en su oficina.
“¿Cómo es que por mi rendimiento fui despedido? No le confías la coordinación del departamento a alguien que tiene un mal desempeño”, añade Pérez, “La experiencia adquirida, la vocación, la puntualidad, la responsabilidad y el profesionalismo no me sirvieron para poder conservar mi empleo y eso la verdad es muy triste”.
Jesús, al igual que sus compañeros, no solo perdió su trabajo, sino su estatus migratorio y ahora podría regresar a México en calidad de deportado pese a tener una vida hecha en EU y una familia que mantener.
“Pago el tratamiento médico de mi esposa y mi padre quien padece Parkinson, pago la universidad de mi hermano. Sin trabajo será difícil para mí solventar los costos médicos”, afirmó Jesús en entrevista para Animal Político.
Antes de ser despedido se desempeñaba como coordinador en el Departamento de Protección en el Consulado Mexicano de Presidio, Texas. “La verdad es algo que no te esperas, sobre todo cuando das todo en el trabajo”.
La visa de Emilio, quien aún conserva su empleo, vence a mediados de año, por lo que el despido parece inminente.
Fuente: Animal Político