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De ésta manera ayudan los amigos a mejorar tu salud física y mental

A lo largo de la vida todas las personas establecen distintos lazos de amistad. Algunos de ellos pueden ser más duraderos que otros, pero con el paso de los años se vuelve más difícil hacer nuevos amigos. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que las amistades impactan positivamente en tu salud y bienestar.

“Los adultos con relaciones sociales consolidadas tienen menos riesgo de enfrentar problemas de salud como depresión, hipertensión arterial y un índice de masa corporal (IMC) poco saludable”, establece la Clínica Mayo.

El problema es que conforme las personas se hacen más adultas, los asuntos familiares o de trabajo provocan que cada vez se destine menos tiempo a estar con los amigos.

Debido a ello, esta reconocida institución médica en Estados Unidos resalta que distintos estudios han demostrado que las fuertes conexiones sociales ayudan a reducir los riesgos de muchos problemas de salud.

Y es que los amigos no solamente te ayudan en tiempos difíciles, también pueden ofrecerte compañía, prevenir el aislamiento y la soledad.

¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DE TENER AMIGOS?

De acuerdo con la institución médica, las amistades hacen las siguientes cosas por ti:

Aumentan la sensación de que formas parte de un grupo y el sentido de finalidad.
Te dan más felicidad y reducen tu estrés.
Mejoran la confianza en uno mismo y la autoestima.
Te ayudan a sobrellevar traumas como un divorcio, una enfermedad grave, la pérdida de un trabajo, entre otros.
Te animan a cambiar o a evitar hábitos que sean poco saludables como beber en exceso o hacer ejercicio.
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De hechos, distintos estudios publicados en la revista Journal of Epidemiology and Community Health han concluido que las relaciones sociales satisfactorias reducen hasta un 22% el riesgo de muerte prematura. En tanto, otros sostienen que tener al menos un amigo puede aumentar las esperanza de vida hasta en 10 años.

Y aquí importa más la calidad que la cantidad. No se trata de cuántos “amigos” tengo en Facebook, sino de contar con personas con quienes realmente puedas estrechar relaciones cercanas y valiosas.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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