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Policiaca

Decían dar clases de “regularización”; los detienen por violación de menores

La Fiscalía General de Justicia (FGJ) de la Ciudad de México (CDMX) detuvo en la alcaldía Xochimilco a Víctor “N” y Sayuri “N”, por los presuntos delitos de violación y corrupción de menores; ambos sospechosos ofrecían “regularizaciones” escolares a jóvenes estudiantes.

A través de un comunicado de prensa difundido este viernes en sus redes sociales, la FGJ-CDMX dijo que obtuvo una orden de aprehensión contra Víctor “N” y Sayuri “N”, además de otra orden de cateo para ingresar a un domicilio de Xochimilco, tras una denuncia ciudadana.

“Se recolectaron evidencias en un domicilio de la colonia San Lucas Oriente. Víctor “N” estaría involucrado en otro caso de abuso sexual contra un menor de edad. Él fue ingresado al Reclusorio Preventivo Varonil Sur, y ella al Centro Femenil de Readaptación Social de Santa Martha Acatitla”.

La FGJ detuvo a un hombre y a una mujer que decían dar regularizaciones: cometían violación y corrupción de menores en Xochimilco. Foto: @FiscaliaCDMX.

Los agentes de la Policía de Investigación (PDI) de la FGJ-CDMX arribaron a la calle Tepellotl, colonia San Lucas Oriente, alcaldía Xochimilco, tras realizadas las pesquisas que llevaron a la aprehensión de Víctor “N” (38 años) y Sayuri “N” (28 años) por violación y corrupción de menores.

“La denuncia fue presentada por el padre de una de las víctimas: Víctor “N” y Sayuri “N” impartían clases de regularización escolar a una menor de edad, quien comenzó a tener cambios bruscos en su comportamiento, y posteriormente señaló haber sufrido una agresión sexual”.

Las investigaciones de la FGJ-CDMX arrojaron que Víctor “N” y Sayuri “N”, acusados de violación y corrupción de menores, videograbaron a sus víctimas e intercambiaron mensajes con ellas por una aplicación telefónica con contenido sexual.

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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