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Desea Chavela Vargas viajar a España y recibir un premio

La cantante Chavela Vargas afirmó que su último deseo en la vida es grabar el libro-disco en el que recita al poeta granadino Federico Lorca y viajar a España, además de “¿por qué no?, puede que a recibir un premio”.

La cantante, de origen costarricense, ofreció una entrevista al diario español El País, luego de que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) postuló su candidatura para el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2012.

“Pensé que había terminado mi carrera. Pero solo pensar en el Príncipe de Asturias me lleva a lo más alto del amor, por mi público y por la vida”, dijo.

Pedro Almodóvar, Sara Baras, Miguel Poveda, Rafael Amargo o Eugenia León apoyan la candidatura de este premio que entregará el Príncipe Felipe de Asturias, en Oviedo, norte de España, el próximo otoño.

A la pregunta de si podría haber sido otra cosa que cantante, contesta que “hay que sacar el artista que una lleva dentro y no meterlo en otro sitio, porque tampoco sirve. Ni modo, si eres artista eres artista”.

Se le preguntó asimismo de ¿cómo fue eso de cantar en un país como México el amor entre mujeres? Y Chavela Vargas afirmó que “era muy difícil, me tenía que enfrentar con los meros machos, como Pedro Infante. Pero el machismo aquí ya pasó, no podía durar”.

La artista, de 93 años, puso a cantar en su último recital, este mes de abril, al Palacio de Bellas Artes de México, repleto de un público de todas las edades, pero sobre todo joven con su nuevo trabajo “La luna grande”, con poemas a Lorca.

“Es lindo. Ahí vienen el papá, la mamá, la tía, el sobrino, toda la generación. Si no fuera por ellos ya se hubiera acabado todo”, comentó.

En ese contexto, algunos le gritaron “óChavela presidenta!”, pero ella asegura que nunca le tentó la política.

Aseveró que no se pueden cambiar las cosas injustas, “todo estaba escrito. Es mentira todo lo que dicen los políticos… En lugar de dar, esperan que les den”.

Escéptica, pero también optimista sobre el futuro de México, apuntó que “ahorita está en una época de transición, está dolido el gigante y está dormido, pero una vez que despierte veremos qué pasa. Y será para bien”.

Sobre España, remarcó que “pasa una etapa muy difícil, pero no se va a quedar así. Todos los países tienen sus épocas pero España es la hembra de Europa. Y es un país que responde”.

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Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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