Sin necesidades de difusión, ni grandes corporaciones u organizaciones al respaldo de un evento de talla mundial, es como las Naciones Indígenas de Canadá, dieron la bienvenida a los 16 países representados en la segunda edición de los Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas, desarrollándose del 1 al 9 de julio de 2017 en la Ciudad de Edomonton, en el Estado de Alberta.
Para el primer día, los atletas tuvieron oportunidad de tener un primer acercamiento entre naciones indígenas y mostrar algo de sus juegos tradicionales. En primera instancia, los indígenas de Panamá danzaron y lucharon cuerpo a cuerpo, paralelos y de cerca al suelo, para intentar derribar al oponente, retirando con fuerza los brazos que les sostenían. Asimismo, la Nación Enoch Cree de Canadá, mostró a los presentes, como derrotar al oponente levantándolo con sus pies, con espaldas al suelo y pierna a pierna e intentando elevar al oponente del suelo.
Además, la nación convocante elevó al cielo un canto ancestral al son del tambor, colocando a todas las naciones indígenas invitadas, quienes danzaron en un gran círculo con cientos de personas integrantes; dando así la bienvenida a Brasil, Finlandia, Etiopía, Nueva Zelanda, Panamá, Paraguay, Perú, Russia, Kazakhstan, Colombia, Australia, Mongolia, Ecuador y por supuesto, México, a través de sus tres corredores Rarámuri de Chihuahua: Francisco López Ramírez, Hermilo y Andrés García.
Para el segundo día, anterior al evento inaugural, se practicó y llevó después la competencia de Tiro con Arco, en el Parque Tomahawk (Montañas de Arena), además de la participación en el Ermineskin Cree de la Nación Pow Wow, donde Mexicanos, Panameños y la nación Maorí Haka de Nueva Zelanda mostraron algunas danzas y cantos tradicionales.
Para la tarde del día lunes 03 de julio, se dio lugar a la Ceremonia de Inauguración de los segundos Juegos Mundiales de los Pueblos Indígenas, la cual fue presentada por televisión nacional y tuvo la presencia de todas las naciones invitadas, así como de las naciones vecinas de Canadá, las cuales suman más de 50 naciones, separadas en 17 territorios por todo el país.
Un evento realmente vibrante, lleno de color, quizá sí con menos representación por parte de las naciones, que al no tener la proyección de los Juegos Olímpicos que se celebraron hace dos años en Brasil, apoyaron menos a los pueblos y comunidades indígenas. Dispuestos con sus vestimentas tradicionales de gala, cada representante pasó junto a sus contingentes; México junto al contingente de Centro América.
Este año, el Estado de Chihuahua, a través de su Instituto Chihuahuense del Deporte y la Cultura Física, el Congreso del Estado y su comisión de Juventud y Deporte; además del Ayuntamiento de Guachochi, apoyaron junto al aval de la Federación de Juegos Tradicionales y Autóctonos, la representación de tres corredores Rarámuri, quienes han destacado tanto por su aptitud para el deporte, como por su desarrollo académico y humano. Francisco López Ramírez, Andrés y Hermilo García; tres piezas clave, son quienes en esta segunda edición de los Juegos Mundiales Indígenas, dejan en alto el nombre de México. Asombrados por su temple, su vestimenta tradicional y tocando en todo momento el “Rampora” o Tambor Rarámuri, con el que llaman a la guerra entre el bien y el mal durante la Semana Santa, fueron sensación de propios y extraños, quienes pedían fotografías y preguntaban en todo momento de dónde provenían.
Durante las primeras horas del día 04 de julio, se vivieron las competencias de Nado en Aguas abiertas y Canotaje, en donde las medallas de oro, plata y bronce fueron obtenidas por Panamá; una de las delegaciones más numerosas, junto a los Guaraníes de Paraguay y los Maorí Haka de Nueva Zelanda.
Para la tarde y noche de ese día, en la nación Enoch Cree, se vivió un encuentro de Juegos Tradicionales y Demostraciones Culturales, de los pueblos Emberá, Kunayala y Ngäbe (Nobe) de Panamá, así como una emocionante representación de la interminable lucha entre el bien y el mal, a través de la Lucha Rarámuri, entre Andrés García y Francisco López, quien además retó a cualquiera de los presentes a luchar después de haber vencido a Andrés; obteniendo respuesta de un oficial de la policía de Canadá, quien terminó en el suelo vencido para sorpresa de todos los presentes, pues su entrenamiento especializado y su estatura mayor, no fueron los suficiente para vencerle.
Acto seguido, arribaron a la reservación de las Delegaciones, el Coordinador General del Comité Organizador de los Pueblos Mundiales de los Pueblos Indígenas, Marcos Terena; el Jefe de la Nación Enoch Cree; Billy Morin y el Jefe de la Nación Nakota Sioux, Tony Alexis; en representación de otras naciones como los Muskwacis, Mohawk, Blackfoot y Blood, de todo Canadá. Lo anterior, con el objetivo de sumarse a las demostraciones y despedir al coordinador general del comité organizador, con cantos de las naciones indígenas canadienses.
Marcos Terena, envió un mensaje sólido, álgido, pero no de confrontación; ante lo que él considera un derecho de los pueblos indígenas del mundo, a contar con el respaldo de sus gobiernos y organizaciones para elevar el deporte, la tradición y las distintas culturas originarias, a niveles que generen orgullo y expectación, tal como cualquier otro evento de talla internacional.
En el caso de México, recalcó lo preocupante que resulta el hecho de que “sólo tres indígenas valientes, hayan venido a representar a un país con una gran riqueza cultural indígena”; situación que obliga a revirar el apoyo y respaldo que las organizaciones brindan a sus talentos, no sólo deportivos, de representación cultural, física, intelectual y espiritual, desde una perspectiva indígena de México.
Reconoció que no es fácil que “no es fácil llegar a estos espacios con dignidad”, más si se toma en cuenta todo lo que debe garantizarse para los atletas y representantes que viajan por todo el mundo para asistir a las justas deportivas y culturales. En ese sentido, recalcó que el apoyo de las distintas instancias, congresos, federaciones y organizaciones incluso regionales, son importantes aliados para la proyección propositiva de los atletas indígenas; quienes también tienen derecho a ese reconocimiento internacional.