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Discurso de Obama sobre Siria.

Obama » Pero me he resistido a los llamados a una acción militar porque no podemos resolver la guerra civil de otra nación por medio de la fuerza»

Presentamos la transcripción completa del discurso al país del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sobre la situación en Siria pronunciado este martes:

Compatriotas, esta noche quiero hablarles sobre Siria – por qué es importante y qué camino seguiremos a partir de ahora.
Durante los últimos dos años, lo que comenzó como una serie de protestas pacíficas contra el régimen represivo de Bashar al-Assad se ha convertido en una brutal guerra civil. Más de 100,000 personas han sido asesinadas y millones han huido del país. Durante ese tiempo, Estados Unidos ha colaborado con sus aliados para brindar apoyo humanitario, ayudar a la oposición moderada y para forjar una solución política. Pero me he resistido a los llamados a una acción militar porque no podemos resolver la guerra civil de otra nación por medio de la fuerza, particularmente luego de una década de conflicto armado en Irak y Afganistán.
Sin embargo, la situación cambió profundamente el 21 de agosto, cuando el gobierno de Assad mató con gases letales a más de mil personas, entre ellos cientos de niños. Las imágenes de esta masacre son indignantes. Hombres, mujeres, y niños que yacían sin vida en hileras luego de haber sido sofocados por gases tóxicos; otros que botaban espuma por la boca, luchando por respirar; un padre suplicándoles a sus hijos muertos que se levantaran y caminaran. En esa noche horrorosa, el mundo vio en espantoso detalle lo terrible que son las armas químicas y por qué la gran mayoría de la humanidad las ha prohibido, declarando su uso un crimen de lesa humanidad y una transgresión de las leyes que rigen la guerra.
No ha sido siempre así. En la Primera Guerra Mundial, los soldados norteamericanos se contaban entre los miles que murieron a causa de gases letales en las trincheras de Europa. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Nazis hicieron uso de gases tóxicos para perpetrar el horror del Holocausto. Dado que estas armas pueden matar en gran escala, sin hacer distinción entre soldados y niños, el mundo civilizado ha dedicado un siglo de colaboración para prohibirlas. Y en 1997, el Senado de EE.UU. aprobó abrumadoramente un acuerdo internacional que condena el uso de armas químicas, al que se han unido ahora otros 189 gobiernos que representan el 98 por ciento de la humanidad.
El 21 de agosto, se violaron estas reglas básicas, al igual que nuestro sentido de humanidad común. Nadie disputa que se utilizaron armas químicas en Siria. El mundo fue testigo de miles de vídeos, fotografías tomadas con teléfonos celulares y recuentos del ataque en los medios sociales; las que organizaciones humanitarias relataron historias de cómo los hospitales estaban llenos de personas que tenia síntomas de haber inhalado gases venenosos.
Además, sabemos que el régimen de Assad fue el responsable. Tenemos conocimiento de que en los días antes del 21 de agosto, el personal a cargo de las armas químicas de Assad se preparó para efectuar un ataque cerca de una zona en la que se mezcla el gas sarín. Distribuyeron máscaras de gas entre sus tropas. Luego lanzaron cohetes desde un área controlada por el régimen hacia once vecindarios ocupados por las fuerzas de oposición que el régimen ha estado tratando de eliminar. Poco después de que esos cohetes hicieran impacto, el gas se propagó y los hospitales se llenaron de heridos y gente agonizante. Sabemos que los altos mandos del ejército de Assad analizaron los resultados del ataque y que el régimen incrementó el bombardeo de los mismos vecindarios en los próximos días. También hemos analizado muestras de sangre y cabello de personas en el lugar que dieron resultados positivos para el gas sarín.
Cuando los dictadores cometen atrocidades, confían en que el mundo mirará hacia otro lado hasta que las imágenes horribles desaparezcan de la memoria. Pero estas cosas sucedieron, no se pueden negar los hechos. Ahora, la cuestión es qué están dispuestos a hacer al respecto los Estados Unidos de América y la comunidad internacional. Porque lo que les pasó a esas personas – a esos niños – no es solamente una transgresión del derecho internacional, sino que también es un peligro para nuestra seguridad.
Déjenme explicarles por qué. Si no actuamos, el régimen de Assad no verá ninguna razón para abandonar el uso de las armas químicas. A medida que se va socavando la prohibición contra estas armas, otros tiranos no tendrán razón alguna para pensarlo dos veces antes de adquirir gases tóxicos y usarlos. Con el tiempo, nuestras tropas se volverían a enfrentar a la posibilidad de la guerra química en el campo de batalla y les podría ser más fácil a las organizaciones terroristas obtener estas armas y usarlas para atacar a poblaciones civiles.
Si la lucha se esparce fuera de las fronteras de Siria, estas armas podrían amenazar a aliados como Turquía, Jordania e Israel. Y no luchar contra el uso de armas químicas debilitaría las prohibiciones contra otras armas de destrucción masiva y podría incentivar al aliado de Assad, Irán, que debe decidir si ignora el derecho internacional al construir un arma nuclear o si toma una senda más pacífica.
Ése no es un mundo que debemos aceptar. Es esto lo que está en juego aquí, y es precisamente la razón por la que, luego de una cuidadosa deliberación, la semana pasada decidí que redunda en los intereses de la seguridad nacional de los Estados Unidos responder al uso de armas químicas por parte del régimen de Assad mediante un ataque militar enfocado. El propósito de este ataque sería disuadirle a Assad de usar armas químicas, reducir la capacidad de su régimen para usarlas y dejar en claro ante el mundo entero que no toleraremos su uso.
Ésta es mi opinión como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas; pero también soy el Presidente de la democracia constitucional más antigua del mundo. Por lo tanto, aunque poseo la autoridad para ordenar ataques militares, consideré que como no existe una amenaza directa ni inminente para nuestra seguridad, lo más correcto era llevar este debate al Congreso. Creo que nuestra democracia es más sólida cuando el Presidente actúa con el apoyo del Congreso; y también creo que Estados Unidos actúa de manera más eficaz en el exterior cuando estamos unidos.
Y esto es particularmente cierto luego de una década en la que se ha facultado al Presidente cada vez más poder para tomar decisiones relativas a la guerra y que se ha colocado un peso cada vez mayor sobre los hombros de nuestras tropas, mientras que se mantenía a los representantes del pueblo fuera de las decisiones cruciales sobre cuándo usamos la fuerza.
Ahora bien, sé que después de las terribles pérdidas en Irak y Afganistán, la idea de cualquier acción militar, sin importar cuán limitada sea, no va a ser popular. Al final de cuentas, me he pasado cuatro años y medio tratando de terminar guerras y no de iniciarlas. Nuestras tropas están fuera de Irak. Nuestras tropas están en camino de vuelta de Afganistán. Y sé que todos nosotros en Washington queremos– en particular, yo—que nos concentremos en la tarea de construir nuestra nación aquí, en casa: dándole empleo al pueblo, educando a nuestros hijos y aumentando nuestra clase media.
No es de asombrarse entonces que ustedes hagan preguntas difíciles sobre esto. Entonces, permítanme contestar algunas de las preguntas más importantes que me han hecho miembros del Congreso y otras que he leído en cartas que me han enviado ustedes.
En primer lugar, muchos de ustedes han preguntado: “¿Acaso esto no nos llevará al borde de otra guerra?” Un señor me escribió diciendo que “todavía nos estamos recuperando de nuestra participación en Irak”. Un veterano lo expresó de manera más directa aun: “Esta nación está harta de la guerra”.
Mi respuesta es sencilla: No voy a mandar a soldados estadounidenses a suelo sirio. No voy a desencadenar una acción de duración indefinida como en Irak o Afganistán. No voy a generar una campaña aérea prolongada como en Libia o Kosovo. Éste sería un ataque con un blanco específico para alcanzar un objetivo claro: impedir el uso de armas químicas, y reducir las capacidades de Assad.
Otros han preguntado si vale la pena actuar si no sacamos a Assad del poder. Como han dicho algunos miembros del Congreso, no vale la pena realizar un ataque que solamente le cause irritación a Siria.
Déjenme dejar algo bien claro: las fuerzas armadas de los Estados Unidos no atacan para irritar. Incluso un ataque limitado le enviará a Assad un mensaje que ninguna otra nación puede hacer. No creo que debamos sacar del poder a otro dictador por la fuerza – de la experiencia en Irak aprendimos que hacer eso nos hace responsables de todo lo que venga después. Pero un ataque con una meta específica puede hacer que Assad, o cualquier otro dictador, lo piense dos veces antes de utilizar armas químicas.
Otras preguntas tienen que ver con el peligro de posibles represalias. Nosotros no hacemos caso omiso de las amenazas que enfrentamos, pero el régimen de Assad no tiene la capacidad de amenazar seriamente a nuestras fuerzas armadas. Cualquier otra represalia que podrían tratar está en consonancia con las amenazas que enfrentamos todos los días. Ni Assad, ni sus aliados tienen ningún interés en que haya una intensificación que conduzca a su muerte. No debe haber ninguna duda tampoco de que nuestro aliado, Israel, puede defenderse con una fuerza aplastante, y con el apoyo firme de los Estados Unidos de América.
Muchos de ustedes hicieron una pregunta más amplia: ¿por qué debemos involucrarnos en un lugar tan complicado y en el que – como me escribiera una persona – “los que vengan después de Assad podrían ser enemigos de los derechos humanos?”
Es cierto que algunos de los adversarios de Assad son extremistas; pero Al Qaeda solamente se volverá más fuerte en una Siria más caótica si la gente ahí ve que el mundo no hace absolutamente nada para impedir que se ataque y mate con gases tóxicos a la población civil. La mayoría del pueblo sirio – y la oposición siria con la que trabajamos – solamente desea vivir en paz – con dignidad y libertad. Y al día siguiente de cualquier acción militar, redoblaríamos nuestros esfuerzos para lograr una solución política que fortalezca a aquellos que rechazan las fuerzas de la tiranía y el extremismo
Finalmente, muchos de ustedes han preguntado: ¿Por qué no dejar esto en manos de otros países, o buscar soluciones que no requieran el uso de la fuerza? Como varias personas me escribieron – “nosotros no deberíamos ser la policía del mundo”.
Estoy de acuerdo, y tengo una profunda preferencia por las soluciones pacíficas. Durante los últimos dos años, mi Administración ha intentado diplomacia y sanciones; advertencias y negociaciones– pero el régimen de Assad siguió usando armas químicas.
Sin embargo, en los últimos días, hemos visto unas señales positivas. En parte a raíz de la amenaza creíble de acción militar, así como las charlas constructivas que he tenido con el Presidente Putin, el gobierno ruso ha indicado que está preparado para unirse a nosotros y a la comunidad internacional para presionar a Assad a que entregue sus armas químicas. El régimen de Assad ha admitido que tiene estas armas, incluso han dicho que se uniría al Convenio de Armas Químicas, que prohíbe su uso.
Es demasiado pronto para saber si esta propuesta va a tener éxito, y cualquier acuerdo debe incluir verificación de que el régimen de Assad cumpla con sus compromisos. Pero este esfuerzo podría eliminar la amenaza de las armas químicas sin el uso de la fuerza, especialmente porque Rusia es uno de los aliados más fuertes de Assad.
Por lo tanto, les he pedido a los líderes del Congreso que pospongan un voto para la autorización del uso de la fuerza mientras exploramos esta vía diplomática. Voy a enviar al Secretario de Estado Kerry para que se reúna con su homólogo ruso el jueves, y continuaré mis propias conversaciones con el Presidente Putin. He hablado con los líderes de dos de nuestros aliados más cercanos, Francia y el Reino Unido, y trabajaremos juntos en consulta con Rusia y China para poner en marcha una resolución ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que requiera que Assad entregue sus armas químicas al control internacional y que finalmente las destruyan. Esta iniciativa les dará a los inspectores de las Naciones Unidas la oportunidad de informar sus hallazgos acerca de lo que sucedió exactamente el 21 de agosto, y esto nos permitirá seguir procurando obtener el apoyo de nuestros aliados desde Europa a las Américas – desde Asia al Medio Oriente – quienes están de acuerdo con la necesidad de tomar acción.
Mientras tanto, les he ordenado a nuestras fuerzas armadas mantener su posición actual para seguir presionándole a Assad, y para estar preparados a responder si fracasara la diplomacia. Y esta noche, nuevamente les doy las gracias a nuestras fuerzas armadas y sus familias por su fortaleza y sus sacrificios.
Compatriotas, por casi siete décadas, los Estados Unidos ha sido el ancla de la seguridad mundial. Esto significa más que solo firmar acuerdos internacionales; significa hacer cumplir estos acuerdos. Las cargas del liderazgo son a menudo pesadas, pero el mundo es un lugar mejor porque las hemos enfrentado.
De este modo, a mis amigos de la derecha, les pido que reconcilien su compromiso con el poderío militar estadounidense si nos rehusamos a actuar cuando nuestra causa es tan claramente justa. A mis amigos de la izquierda, les pido que reconcilien su creencia en la libertad y la dignidad para todas las personas con esas imágenes de niños retorciéndose de dolor y luego dejando de moverse en el piso frío de un hospital. Porque a veces, las resoluciones y las condenas no son suficientes.
Le pido a cada miembro del Congreso, y a ustedes en sus casas esta noche, que vean esos videos de los ataques y se pregunten: ¿En qué tipo de mundo viviremos si los Estados Unidos de América ve a un dictador que descaradamente quebranta el derecho internacionales utilizando gases venenosos y decide mirar hacia el otro lado?
Franklin Roosevelt una vez dijo: “Nuestra determinación como nación de mantenernos fuera de las guerras y de los enredos en el extranjero no nos puede impedir sentir una profunda preocupación cuando se desafían los ideales y los principios que más valoramos. Bueno, nuestros ideales y principios, así como nuestra seguridad nacional, están en juego en Siria, conjuntamente con nuestro liderazgo de un mundo en el que buscamos garantizar que nunca se utilicen las peores armas.
Estado Unidos no es el policía del mundo. Suceden cosas terribles en todo el mundo, y está más allá de nuestras posibilidades corregir todos los males. Pero cuando, con un esfuerzo modesto y con mínimo riesgo, podemos evitar que los niños mueran envenenados con gases tóxicos, y por consiguiente, hacer que nuestros propios hijos estén más seguros a largo plazo, creo que debemos actuar. Eso es lo que hace diferente a los Estados Unidos. Eso es lo que nos hace excepcionales. Con humildad, pero con determinación, no perdamos de vista esa verdad esencial. Gracias. Que Dios los bendiga. Que Dios bendiga a los Estados Unidos de América.

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Acontecer

El gran baile. Por Raúl Saucedo

La democracia en juego

El 2024 será un súper año electoral en el mundo. Por primera vez, cerca de 100 países celebrarán elecciones de todo tipo. 50 de ellas serán presidenciales, según los últimos datos del Banco Mundial, estos territorios concentran la mitad de la población global, aproximadamente 4.000 millones de personas. Seis países de América Latina elegirán presidente y, además, habrá comicios presidenciales en los Estados Unidos.

Paradójicamente, los resultados de esas elecciones podrían ser una demostración de la salud de la democracia en todas sus latitudes, El contexto global actual está marcado por la desconfianza en las instituciones y la desinformación que influye en el discurso público, sumado a la llegada de nuevas tecnologías como la IA regenerativa, que empeora los riesgos existentes y reduce las barreras para contribuir al ecosistema de la información. También hay crecientes tensiones internacionales, incluida los conflictos belicosrecientes y una mayor disposición de los políticos a enfrentar a sus ciudadanos contra otras naciones para obtener beneficios políticos.

Estas elecciones mundiales de este año mostrarán si la gente continúa dando la espalda a las normas democráticas y buscando alternativas, o si van a corregir el rumbo al ver los peligros del camino por el que vamos. Hay muchos riesgos; el más crítico es que estamos experimentando una tendencia global de fuerte declive de la democracia como estructura de gobierno ideal en la cabeza de la gente, sumada a la aceptación de líderes que están imponiendo sus propias agendas en lugar de servir a los intereses colectivos.

En el marco de este gran baile democrático es importante resaltar algunas elecciones que será de suma importancia por si impacto, político, económico y social, tales como:

USA

La revancha de Trump en Estados Unidos hacia el mes de noviembre. Donald Trump, favorito en la contienda republicana, buscará representar a su partido, mientras enfrenta múltiples batallas legales, incluidas dos acusaciones federales. Del lado demócrata, Joe Bien es el actual presidente y ya anunció que buscará su reelección, se convierte así en el candidato en ejercicio.

MÉXICO

México elegirá en junio de 2024 a su primera presidenta, después de que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez se ubicasen como las favoritas de la contienda electoral. Aunque no son las primeras mujeres que aspiran a la presidencia de México (otras seis ya lo hicieron) sí son las primeras que logran consensuar el apoyo de los principales partidos políticos en el país.

Claudia Sheinbaum competirá por el oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus partidos aliados, del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM). Del lado de la oposición, Xóchitl Gálvez será la candidata del Frente Amplio por México, una coalición que agrupa a los partidos Acción Nacional (PAN), Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD).

Se trata de una elección con final abierto en la que el tráfico de drogas, el crimen organizado y la migración hacia EE.UU. dominarán la agenda política.

EL SALVADOR

Nayib Bukele irá por su reelección, pese a los cuestionamientos de la oposición, que asegura que al menos cinco artículos de la Constitución prohíben al candidato ir por un segundo mandato.

La Corte Suprema, de mayoría oficialista, estipuló que para evitar que un presidente que opte a la reelección no prevalezca en el cargo debe dejarlo seis meses antes de que inicie el nuevo periodo. Debido a eso, Bukele pidió una licencia desde el 30 de noviembre para dedicarse a la campaña electoral.

Tras cuatro años en el cargo, Bukele va por su reelección con altos niveles de popularidad, construida principalmente en torno a sus políticas en materia de seguridad, según algunas encuestas como la de Cid Gallup. Sin embargo, defensores de los derechos humanos en el país y en el extranjero cuestionan sus métodos porque consideran que los mismos violan los derechos humanos.

VENEZUELA

Venezuela también votará en 2024, Del lado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), recientemente fue el mismo Nicolás Maduro —en el poder hace 10 años, desde la muerte de Hugo Chávez— quién puso su candidatura en cuestión, al decir en una entrevista que era «prematura» una definición de ese tipo.

La Comisión Nacional de Primaria de Venezuela (CNP) proclamó a María Corina Machado como la ganadora de las primarias opositoras hacia las elecciones.

Sin embargo, Machado está inhabilitada por una medida impuesta por la Contraloría General de Venezuela por supuestamente no incluir en su declaración jurada de patrimonio el pago de bonos de alimentación. La dirigente opositora insiste en que la inhabilitación es ilegal.

PARLAMENTO EUROPEO

Después de cinco años, el Parlamento Europeo irá a las urnas entre el 6 y el 9 de junio de 2024, para una nueva reconfiguración que podría cambiar el destino del bloque. Los nueve países que votarán por sus eurodiputados este año deberán esperar, según los expertos, que continúen las tendencias a la fragmentación política y las dificultades para construir mayorías.

También el desencanto con los partidos tradicionales y con la política en términos generales generará, como lo viene haciendo hasta ahora, el surgimiento o reforzamiento de partidos marginales, muchos de ellos de línea dura, como es el caso de Vox en España. También es posible que, paradójicamente, avancen las posiciones euroescépticas en el próximo Parlamento del bloque europeo.

Puntualmente, estas elecciones serán una oportunidad para el ascenso de partidos populistas, que están en contra de la inmigración y los de extrema derecha en Francia, Alemania y Bélgica, entre otros países.

RUSIA Y UCRANIA

El conflicto de Rusia en Ucrania cumplió dos años este 24 de febrero, y las elecciones en ambos países funcionarán como un termómetro de ambos lados que podría definir el rumbo del conflicto de aquí en adelante.

En el caso de Rusia, Putin no posee rivales serios, debido a que su oponente más destacado, Pero la votación de esta primavera será un importante ritual público para el líder del Kremlin, que se asegurará el poder hasta el final de la década.

Aunque 2024 era el año previsto para las elecciones presidenciales en Ucrania, todavía hay dudas sobre la pertinencia de su celebración en medio de un conflicto que está a punto de ingresar en su tercer año.

En cualquier caso, el presidente Volodymyr Zelensky se enfrentará a una escasez de municiones y equipos, mientras intenta navegar sobre las dificultades de un mundo que ha sumado un nuevo conflicto —el de Israel y Hamas, en Medio Oriente— y sobre las divisiones en los países de sus aliados occidentales, fundamentalmente en EE.UU. y Europa.

INDIA

La India celebrará las elecciones más importantes del mundo —en términos demográficos— durante abril y mayo.

Se espera que el actual primer ministro, Narendra Modi, junto con su partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP), consigan un tercer mandato con una política popular pero religiosamente divisiva. A pesar de los problemas relacionados con la inflación y el poder adquisitivo, Modi goza de un amplio apoyo entre la mayoría hindú de la India basado en el patriotismo y una política exterior segura. Los críticos responden que el espíritu fundacional de la India, alguna vez secular y democrático, está pasando a un segundo plano y que las minorías se sienten inseguras.

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Como puede ver apreciable lector, esta columna es la mas extensa en mis letras, como así de extensa es la democracia a nivel mundial, como se aprecia hay mucho en juego en este gran baile, pero soy un fiel devoto de que la democracia real se hace en los barrios y colonias de todo el mundo, en la toma de decisiones simples donde el ciudadano se empodera realmente, donde hace efectiva su necesidad y donde los factores externos dejan el protagonismo para darle lugar a la necesidad primaria, a finales del año realizaremos una retrospectiva sobre los resultados de estos comicios y las miras al 2030.

@Raul_saucedo

rsaucedo@uach.mx

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