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Salud y Bienestar

Donar tus órganos puede salvar la vida de hasta 50 personas

Cada vez se realizan más esfuerzos para fomentar la donación de órganos. El 14 de octubre es el Día internacional de la Donación de órganos y Tejidos, celebración con al que se busca concientizar a la población acerca de la importancia de ‘dar vida después de la vida’.

De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, un donante puede salvar la vida de 50 personas. Se pueden donar órganos internos, es decir, riñones, corazón, hígado, páncreas, intestinos y pulmones. Piel, hueso y médica ósea y las córneas. Aunque la donación más común ocurre cuando la persona fallece, también pueden ser donase el vida.

¿Quien puede donar?
Es un hecho que hay muchos mitos alrededor de la donación de órganos, pero serán las leyes vigentes de cada país las que determinen las circunstancias en las que se puede donar. En muchos casos hay do tipo de donación, la tácita y la explícita.

La donación tacita se da cuando un posible donador no ha manifestado, en un documento, su negativa que se sus órganos sean utilizados para transplante. El consentimiento podrá darlo una persona cercana a él como un cónyuge, los descendientes, hermanos o algún pariente en línea directa. La donación expresa ocurre cuando alguien expresa de manera escrita o verbal su deseo de donar sus órganos en vida o después de la muere. Sólo en Estados Unidos, más de 125 millones de personas están inscritas como donantes. De ese número sólo 3 de cada mil pueden ser donantes cuando mueren. Los donantes puede ser personas de todos los orígenes y edades. Si se es menor de 18, los padres o tutores del donante deberán autoriza la donación.

 

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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