Conecta con nosotros

Slider Principal

Eduardo Verástegui reúne 14% de firmas y queda fuera de la contienda presidencial de México

Eduardo Verástegui solo reunió 139 mil firmas válidas, de las 960 mil que necesitaba para proceder a su registro como candidato presidencial independiente.

Ciudad de México.- El ultraconservador Eduardo Verástegui, aspirante a una candidatura independiente para las elecciones presidenciales de México en junio 2024, no reunió las firmas necesarias para alcanzar ese objetivo y quedó fuera de la carrera presidencial mexicana, donde irrumpió con su discurso ultraderechista.

Según el Instituto Nacional Electoral (INE) de México, que organiza y vigila los comicios, los aspirantes a una candidatura independiente deberían contar, a este 6 de enero de 2024, con el apoyo de al menos el 1 por ciento de la lista nominal del país, alrededor de unas 960 mil firmas, las cuales deben pertenecer a ciudadanos de, al menos, 17 estados del país.

Pero a unas horas de finalizar el plazo, Verástegui reportó al INE alrededor de 165 mil firmas de las cuales solo 139 mil eran válidas, es decir, apenas un 14 por ciento de las firmas necesarias.

«Creo en la libertad de conciencia, la libertad religiosa y la libertad de expresión como derechos fundamentales de todas las personas. Creo en un México grande y libre, como supo serlo. Y creo que se puede construir un México así, comenzando hoy. Sé que se puede», apuntó Verástegui en un mensaje publicado este sábado en la red social X.

A inicios de septiembre, el excantante y exactor mexicano, quien está identificado con políticos de ultraderecha, entregó la documentación necesaria ante el INE para formalizar su registro para ser candidato independiente a la presidencia de México, sin ningún partido político que le respaldara.

Verástegui ha estado inmiscuido desde hace varios años en la política y se ha posicionado siempre en la extrema derecha. Además, es el actual dirigente del movimiento católico Viva México y ha sido relacionado con partidos ultraconservadores como el español VOX.

El pasado jueves, Verástegui recibió un duro revés luego de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificó la decisión del INE «de rechazar la prórroga para recolectar los apoyos ciudadanos», de 12 días, propuesta por Verástegui para intentar alcanzar la cifra total requerida.

«Esto solo confirma que el INE y el TEPJF no sirven ni respetan los derechos ciudadanos», consideró el aspirante independiente en un comunicado en el que adelantó que continuará con su movimiento con miras a formar un nuevo partido político que rescate las demandas y las propuestas que los candidatos actuales están ignorando.

Durante todo el periodo de recolección de firmas, dos meses, el actor y político denunció los fallos de la aplicación móvil ‘Apoyo Ciudadano-INE’ para reunir las más de 900 mil firmas requeridas.

Verástegui insistió en que todo está hecho «para alimentar el monopolio de los partidos políticos y negarles a los ciudadanos mexicanos la opción de un candidato independiente».

El polémico personaje apareció, en el último lugar en diferentes encuestas y estudio de opinión rumbo a las presidenciales de 2024.

México celebrará el 2 de junio sus próximas elecciones presidenciales, en las que se elegirá al sucesor de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), y en las que la exjefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aspirante por el oficialista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), lidera ampliamente las encuestas frente a su rival opositora Xóchitl Gálvez. EFE

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto