- Ratificó su identidad con pruebas biométricas y de ADN: NYT
- Después de considerar excesiva la intromisión, el gobierno de México aceptó recibir ayuda
- Podría ser el fin de un cártel grande, pero hay riesgo de que surjan pequeñas bandas peligrosas
- Al ser detenido llevaba 2 millones de dólares para comprar su libertad: ex agente
En la captura del capo mexicano Miguel Ángel Treviño Morales, El Z-40, líder de Los Zetas, autoridades estadunidenses tuvieron un papel esencial tras bambalinas, pues luego de su arresto ratificaron su identidad mediante pruebas biométricas y de ADN, aseguraron funcionarios de ambos lados de la frontera, lo que confirma que ambos gobiernos coadyuvaron en el arresto, de acuerdo con una investigación difundida por el periódico The New York Times (NYT).
Especialistas, ex agentes de inteligencia, analistas y policías de ambos países consultados por el rotativo señalaron que con la captura de El Z-40 la sanguinaria guerra contra el narcotráfico en México podría haber llegado a una encrucijada, aunque nadie cree que se frenará ahora que Los Zetas han sido debilitados.
Con la detención de Treviño, realizada por marinos mexicanos y apoyada por la inteligencia de Estados Unidos, donde también enfrenta cargos por tráfico de drogas y armas, analistas consideraron que podría ser el fin de Los Zetas como un cártel grande, y quizá de la violencia a gran escala que desplegó, aunque existe el riesgo de que se divida en bandas pequeñas y peligrosas.
Recordaron que al asumir el cargo como presidente, Enrique Peña Nieto declaró que uno de sus objetivos prioritarios era la captura de Treviño Morales, aunque después de años de lo que se consideró un involucramiento excesivo de Estados Unidos en las agencias de seguridad mexicanas, su gobierno quería dirigir las acciones.
El diario revela que un alto funcionario de seguridad estadunidense asignado a la frontera declaró que en una junta reciente con sus contrapartes en el Distrito Federal, capté que México quiere demostrar que puede manejar por sí mismo esta lucha o al menos en sus propios términos.
Sin embargo, la contraparte mexicana reconoció la necesidad de recibir ayuda estadunidense, por lo que desde hace meses ambos gobiernos comenzaron a compartir información sobre el líder de Los Zetas.
Fueron los estadunidenses quienes informaron del nacimiento de un hijo de Treviño hace poco más de un mes. También compartieron información de que al parecer se movilizaba para visitar al menor en Nuevo Laredo, Tamaulipas, cerca de la zona donde fue capturado la madrugada del lunes pasado, en un operativo encabezado por la Secretaría de Marina Armada de México, sin un solo disparo.
Además, se transmitió información de inteligencia recabada en conversaciones grabadas y tips de informantes que guiaron a las autoridades mexicanas al vehículo que transportaba al líder de Los Zetas.
En el operativo se detuvo también a sus dos acompañantes, ocho armas de fuego y 2 millones de dólares en efectivo.
Art Fontes, ex oficial de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), quien durante años siguió el rastro de Treviño, señaló que la razón por la que pudo ser detenido sin que se hiciera un solo disparo y sin despliegue de seguridad, fue porque tenía los 2 millones en el vehículo y pensaba que podría comprar su libertad.
Pese a que los rumores sobre su captura comenzaron a difundirse en las redes sociales como Twitter, donde incluso se dio a conocer una fotografía del capo ya bajo custodia, funcionarios estadunidenses aseguraron que su arresto les fue notificado varias horas después de haberse consumado.
En contraparte, funcionarios mexicanos no han reconocido ninguna participación de sus homólogos estadunidenses en la captura, e incluso Peña Nieto hizo un reconocimiento público a la Marina por la operación, así como a todas las instituciones a cargo de la seguridad nacional.
Analistas mexicanos, como Alberto Islas, experto en seguridad, destacó que tras la captura de Treviño la presión internacional será un factor esencial, pues una cosa es arrestar al capo y otra desmembrar una organización que tiene ramificaciones en varios países.
Con el cártel de Los Zetas, que surgió hace poco más de una década, señala The New York Times, como una de las nuevas agrupaciones brutales en la historia del crimen organizado, México ha experimentado algunos de los episodios más estremecedores de violencia, cuyo baño de sangre se ha derramado hacia otras naciones de la región.
Con Los Zetas hubo restos humanos diseminados en las carreteras, con letra Z pintada sobre ellos. Sesiones de tortura videograbadas y difundidas en YouTube. Víctimas metidas en barriles y disueltas en un pozole de muerte violenta.
Fundada por ex soldados fuertemente armados y entrenados para la guerra, el rotativo destaca que Los Zetas no fueron los primeros en cometer actos de violencia sensacionales, pero perfeccionaron la práctica de la carnicería como un mensaje al expanderse, más allá del tráfico de drogas, hacia la extorsión, el tráfico de migrantes, el secuestro y otros crímenes.
El desenlace de la carrera criminal de Treviño, consideran analistas, contradice el caos que desató su organización, pues en alguna forma Los Zetas se volvieron víctimas de su éxito perverso.
La organización creció tan rápido, captó tanto dinero y contrató tantos pistoleros rápidos para apretar el gatillo que perdió la lealtad generada en otras organizaciones del crimen hacia sus líderes, mientras los cárteles más antiguos y establecidos buscaban minar a los recién llegados, lo que volvió el negocio más duro para todos.
George W. Grayson, profesor del Colegio William and Mary y autor de The executioner’s, una historia de Los Zetas, señala que rompieron las reglas del juego. Querían darse una marca, y la que escogieron fue ser la organización más malvada y sádica de América. La sola mención de los Zetas produce temor en el corazón de quienes la escuchan.
Especialistas advierten que con la captura del capo persiste el peligro de que la división de Los Zetas produzca bandas más pequeñas y peligrosas, que copien su nombre y sus tácticas para seguir extorsionando, secuestrando y traficando drogas.
Pedro Pantoja, sacerdote católico de Saltillo, Coahuila, quien durante dos décadas ha realizado trabajo con los migrantes, señaló que a su regreso de Guatemala vio mafiosos que trabajan con Los Zetas cobrando miles de dólares a personas que buscan llegar a Estados Unidos.
Consideró que esté quien esté al frente, el sistema se mantendrá igual. El crimen organizado aún tiene el poder con los migrantes, el secuestro y la violencia. Y así seguirá.
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