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Opinión

El algoritmo. Por Raúl Saucedo

Ecos de la pandemia

En el dinámico panorama de las redes sociales, TikTok se enfrenta a un desafío que podría cambiar radicalmente su presencia en los Estados Unidos. La reciente aprobación de un proyecto de ley en la Cámara de Representantes(Diputados), que busca prohibir TikTok a menos que se desvincule de su empresa matriz de origen chino, ByteDance, ha generado un intenso debate en el país norteamericano. Este proyecto de ley, conocido como la Ley de Protección de los Estadounidenses frente a Aplicaciones Controladas por Adversarios Extranjeros, no solo abordacuestiones de seguridad nacional sino que también toca fibras sensibles relacionadas con la libertad de expresión y el impacto económico en el ámbito tecnológico y cultural.

El amplio margen con el que fue aprobada la ley en la Cámara de representantes, con 352 votos a favor frente a 65 en contra, refleja las implicaciones de seguridad nacional que supone la vinculación de TikTok con el país asiático de China. Sin embargo, esta decisión no ha sido recibida sin controversia, particularmente entre los cerca de 170 millones de usuarios que actualmente utilizan TikTok en Estados Unidos. Para muchos, la plataforma es más que un simple espacio de entretenimiento; es un medio vital para la conexión social, la información y el sustento económico.

Aunque la ley ha superado un obstáculo significativo en la Cámara de representantes, su futuro en el Senado sigue siendo incierto. Las preocupaciones sobre la constitucionalidad de la medida, y la oposición de figuras políticas como el expresidente Donald Trump quien será el próximo candidato republicano a la casa blanca, sugieren que el debate está lejos de concluir.

Por otro lado, la respuesta de la red social asiática ha sido clara. La plataforma no solo ha alertado a sus usuarios sobre la posible prohibición, sino que ha instado a una acción directa, resultando en un notable activismo digital. Los usuarios, muchos de los cuales son jóvenes votantes, han expresado su descontento y su potencial influencia electoral dentro del proceso electoral 2024 no puede ser ignorada. Este activismo se refleja en declaraciones de portavoces de TikTok después de la votación, subrayando la esperanza de que «el Senado considere los hechos y escuche a sus electores».

Más allá de las consecuencias legislativas inmediatas, el caso de TikTok plantea preguntas más amplias sobre la regulación de plataformas digitales en un mundo globalizado. ¿Cómo equilibramos las preocupaciones de seguridad nacional con los derechos a la libertad de expresión y acceso a la información? Este dilema se ve complicado.

TikTok ya ha presentado una demanda para bloquear la legislación, argumentando que es inconstitucional. Esta batalla legal no solo decidirá el futuro de la red social en los EE.UU., sino que también podría establecer un precedente significativo sobre cómo el gobierno regula la tecnología

Este episodio es un claro recordatorio de que en la era de la información, las decisiones políticas sobre tecnología pueden tener repercusiones amplias y profundas, afectando todo, desde derechos individuales hasta la dinámica del mercado global. Los próximos pasos del Senado, y potencialmente de los tribunales, serán cruciales para determinar no solo el futuro de TikTok, sino también el de la regulación gubernamental de la tecnología en general.

Parece lejos aquel 2020 donde esta red social entro de lleno en la vida de la mayoría de las personas pertenecientes a las generaciones Milenian y Z. Lo declarado aquel 18 de marzo del 2020 por mi persona sigue vigente, aunque ahora considero seguir más de cerca las repercusiones de la legislación tecnológica, por lo pronto sigamos al tanto de los candidatos en todo el mundo y la difusión de sus videos con tal de llegar a cierta audiencia aunque esto quizá “denigre” el quehacer político.

Y recuerde temerle al algoritmo es temerle a uno mismo…

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

 

Opinión

Diálogos. Por Raúl Saucedo

El Eco de la Paz

En el crisol de la historia, las disputas bélicas han dejado cicatrices profundas en el tejido de
la humanidad. Sin embargo, en medio del estruendo de los cañones y las balas metrallas, ha
persistido un susurro: El Diálogo. A lo largo de los siglos, las mesas de negociación han
emergido como esperanza, ofreciendo una vía para la resolución de conflictos y el cese de
hostilidades entre grupos, ideas y naciones.
Desde la antigüedad, encontramos ejemplos donde el diálogo ha prevalecido sobre la espada.
Las guerras médicas entre griegos y persas culminaron en la Paz de Calias, un acuerdo
negociado que marcó el fin de décadas de conflicto. En la Edad Media, los tratados de paz
entre reinos enfrentados, como el Tratado de Verdún, establecieron las bases para una nueva
configuración política en Europa.
En tiempos más recientes, la Primera Guerra Mundial, un conflicto de proporciones
colosales, finalmente encontró su conclusión en el Tratado de Versalles. Aunque
controvertido, este acuerdo buscó sentar las bases para una paz duradera. La Segunda Guerra
Mundial, con su devastación sin precedentes en el mundo moderno, también llegó a su fin a
través de negociaciones y acuerdos entre las potencias.
La Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico que amenazó con sumir al mundo en un
conflicto nuclear, también encontró su resolución a través del diálogo. Las cumbres entre los
líderes nucleares, los acuerdos de limitación de armas y los canales de comunicación abiertos
permitieron evitar una posible catástrofe global.
En conflictos más recientes, y su incipiente camino en las mesa de negociación ha sido un
instrumento crucial para lograr el cese de hostilidades de momento, esta semana se ha
caracterizado por aquellas realizadas en Arabia Saudita y París.
Estos ejemplos históricos subrayan la importancia del diálogo como herramienta para la
resolución de conflictos. Aunque las guerras pudieran parecer inevitables e interminables en
ocasiones, la historia nos muestra que siempre existe la posibilidad de encontrar una vía
pacífica. Las mesas de negociación ofrecen un espacio para que las partes en conflicto
puedan expresar sus preocupaciones, encontrar puntos en común y llegar a acuerdos que
permitan poner fin.
Sin embargo, el diálogo no es una tarea fácil. Requiere voluntad política, compromiso y la
disposición de todas las partes para ceder en ciertos puntos. También requiere la participación
de mediadores imparciales que puedan facilitar las conversaciones y ayudar a encontrar
soluciones mutuamente aceptables.
En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el diálogo se vuelve aún más crucial.
Los conflictos actuales, ya sean guerras civiles, disputas territoriales o enfrentamientos
ideológicos, exigen un enfoque pacífico y negociado. La historia nos enseña que la guerra
deja cicatrices profundas y duraderas, mientras que el diálogo ofrece la posibilidad de
construir un futuro más pacífico y próspero para todos.
Los diálogos siempre serán una vía, aunque el diálogo más importante será con uno mismo
para tener la paz anhelada.
@RaulSaucedo
rsaucedo@uach.mx

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