Es un hecho que el fenómeno del cambio climático no es un tema meramente científico, está tan cerca de nuestra vida cotidiana que incluso puede poner en peligro nuestra alimentación. Artículos tan básicos en la dieta de los países centroamericanos como el arroz, los frijoles y el maíz, si no se adaptan a los nuevos escenarios climáticos, no serán suficientes porque las cosechas se perderán.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), la región centroamericana ya ha experimentado una alza en la temperatura promedio de aproximadamente 0,5 °C en los últimos 50 años. Parece poco, pero esto se refleja en la incidencia de fenómenos extremos como inundaciones y sequías.
En el escenario menos pesimista, la temperatura regional podría aumentar durante este siglo unos 2,5 °C respecto al promedio del periodo 1980-2000 y en el escenario más pesimista, que supone que las emisiones de gases de efecto invernadero van a seguir creciendo, la temperatura podría aumentar 4,2 °C en promedio. Esto traería graves consecuencias.
Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), lo siguiente es lo que pasaría concretamente con los granos básicos en la región en un escenario pesimista para una fecha tan cercana como el 2020:
En el caso del maíz, el rendimiento promedio regional podría disminuir en un 9% y los países más afectados serían El Salvador, Nicaragua y Costa Rica con reducciones del 11%.
Para el frijol, el rendimiento regional disminuiría en 11% y El Salvador, Costa Rica y Nicaragua serían los países más afectados, con reducciones de entre 14% y 16%.
En cuanto al arroz, el promedio de disminución regional sería también de 11% y el país más afectado sería Nicaragua, cuyos rendimientos disminuirían un 16%.
De acuerdo con Graciela Magrín, coordinadora del capítulo sobre América Central y del Sur del informe «Cambio climático 2014, impactos, adaptación y vulnerabilidad» del IPCC, cuando se habla de cambio climático, mucha gente piensa que estamos hablando de un futuro lejano y el cambio climático en realidad ya está ocurriendo. “Hace unas cuantas décadas empezó a darse ese cambio paulatino en el clima y las cosas van a seguir cambiando como ya lo vienen haciendo”.
¿Qué hacer, entonces?
Según Magrín, lo ideal es integrar la ciencia, los estudios sobre los impactos del clima en los diferentes sectores, que por cierto faltan en regiones como Centroamérica, y el conocimiento básico y tradicional de quienes han enfrentado variaciones importantes del clima por años, a fin de buscar las mejores medidas de adaptación.
Esto, aunado a políticas sectoriales a nivel nacional e internacional, podría realmente prepararnos. Por ejemplo, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), ha sido el anfitrión de encuentros con representantes de ministerios de Ambiente y Agricultura de América Latina con miras a la creación de un grupo de trabajo específico sobre el tema de agropecuario en las negociaciones internacionales sobre cambio climático.
La cumbre de cambio climático en Perú, en el próximo mes de diciembre, podría ser la oportunidad para que el tema agrícola, clave no solo en Centroamérica sino en toda nuestra región latinoamericana, tenga una mayor presencia y, mientras tanto, que medidas concretas de adaptación en el campo nos ayuden a defender los alimentos en nuestras mesas.
El Financiero, Costa Rica
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