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Opinión

El cambio se hereda. Por Itali Heide

Itali Heide

En el siglo XXI, las diferencias generacionales están a la orden del día. No es muy sorprendente, dado que en las últimas décadas hemos pasado de la escasez de información, el problema que definió la mayor parte de la historia de la humanidad, a la abundancia de información, el problema definiendo nuestro presente.

Las diferencias ideológicas entre grupos de edad no son nada nuevo, aunque quizás jamás tan notorias como ahora. En la generación mayor, algunos pintan a los jóvenes como personas sin respeto por la tradición y los valores, llevando una vida dictada por redes sociales y superficialidad, flojos por naturaleza e impulsivos. Por una parte, tienen la razón en decir que somos adictos a nuestras pantallas (¿qué más nos queda de hacer en pandemia?). Por otro lado, nuestras vidas aceleradas y virtuales nos han convertido en la generación de la opinión, la libertad y la voluntad.

Las quejas de las generaciones mayores sobre las más jóvenes tienen poco que ver con las generaciones jóvenes en sí mismas – es simplemente el patrón que se ha seguido repitiendo durante la última docena de generaciones, amplificado por la cámara de eco que es el internet. Así como los padres se preocupan por los nuevos valores que van adoptando los jóvenes, en su momento los abuelos se preocuparon por sus hijos, los bisabuelos por los suyos e incluso los hijos del abuelosaurio no se salvaron de su inquietud. El mundo está en constante evolución, y nosotros también.

Podemos remontarnos a la inconformidad con las generaciones más jóvenes hace casi dos mil años. Platón una vez dijo: <¿Qué está ocurriendo con nuestros jóvenes? Faltan al respeto a sus mayores, desobedecen a sus padres. Desdeñan la ley. Se rebelan en las calles inflamados de ideas descabelladas. Su moral está decayendo. ¿Qué va a ser de ellos?>. Sin duda alguna, los mismos jóvenes criticados por Platón terminaron por criticar a la generación que les siguió.

Se entiende el porqué los jóvenes hacen tanto ruido: es imposible callarlos. La generación joven domina la conversación, llevándose una parte de todo, desde la cultura, la religión, el trabajo y hasta la política. Poseen una voz, pero también se enfrentan a las dificultades heredadas: la recesión, la crisis de deuda, gastos de vida imposiblemente caros y una epidemia de salud mental. Sin embargo, investigacionesconcluyen que a pesar de estos problemas, los jóvenes siguen siendo optimistas, con mucha esperanza y visión positiva para las futuras generaciones a través de la búsqueda del bien común.

La siguiente generación siempre será mejor que la anterior, por difícil que sea admitirlo. Cada una se enfrenta a sus retos, y no existe más remedio que aceptar los cambios que vienen con ellos. La razón de ser de la humanidad es simplemente esa: heredar la sabiduría y reconocer el cambio. La tentación es siempre comparar lo peor de hoy con lo mejor de ayer, pero en una era que nos da la oportunidad de mejorar exponencialmente, quizás sea mejor contentarse con la realidad del milisegundo de la historia en la que tocó existir.

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Opinión

Diplomacia. Por Raúl Saucedo

Estirar la liga

En un mundo interconectado y globalizado, la diplomacia como máxima de la política entre las naciones se erige como un pilar fundamental para el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la cooperación. La importancia de la diplomacia radica en su capacidad para resolver conflictos, fomentar el diálogo y promover el entendimiento mutuo en un escenario internacional cada vez más complejo y diverso.

La diplomacia, en su esencia, consiste en el arte de la negociación y el manejo de las relaciones internacionales entre los países. A través del diálogo y la negociación, los diplomáticos buscan alcanzar acuerdos y soluciones que beneficien a todas las partes involucradas. En un mundo marcado por la interdependencia y la multiplicidad de actores internacionales, la diplomacia se convierte en una herramienta indispensable para abordar los desafíos globales, como el cambio climático, las guerras, la migración y la inequidad de la riqueza.

Conforme a lo antes expuesto querido lector usted habrá de traer a su pensamiento lo recientes sucesos en el país de Ecuador, donde la diplomacia (si es que existió) fracaso a tal modo dejó como estela imágenes de la irrupción de las fuerzas del orden ecuatorianas en la sede diplomática de México en aquel país Sudamericano.

Pero que es lo que esconde este “asalto” y falta grave a la diplomacia internacional, permítame tratar de resumirlo, antes de ello pongo a referencia para su consulta una columna que escribí en el pasado mes de enero donde hablo precisamente del perfil del presidente de ecuador Daniel Noboa (1).

Vayamos pues. La interrupción a una sede diplomática no es una acción tomada a la ligera, sino que implica la participación de fuerzas armadas, empresarios, partidos políticos y miembros del gobierno, y se planifica cuidadosamente considerando sus repercusiones. En el caso del asalto a la embajada de México en Quito por parte de la policía ecuatoriana, se sugiere que esta acción fue plenamente planificada, lo que lleva a cuestionar la verdadera autoridad del presidente ecuatoriano sugiriendo que su padre, el empresario Álvaro Noboa (Perdedor de 5 contiendas presidenciales), ejerce el poder en la sombra. Aunque la crisis diplomática resultante pueda revertirse a corto plazo, Ecuador logra momentáneamente su objetivo de impedir la salida al exilio del ex vicepresidente Jorge Glas Espinel.

Jorge Glas Espinel quien es el epicentro de la disputa diplomática fue vicepresidente de dicho país durante 2 periodos (Rafael Correa y Lenin Moreno), durante ese periodo Glas fue condenado a 8 años de cárcel por recibir sobornos de la constructora brasileña Odebretch, en un caso que abarca diferentes gobiernos de toda América Latina,  entre ellos México.

Jorge Glas Espinel. Salió del gobierno de Lenin Moreno y se entregó a las autoridades para cumplir su condena, pero por medio de los recursos jurídicos pudo obtener la libertad condicional a la mitad de su condena. Los procesos en su contra se mantuvieron y a finales de 2023, ya durante el gobierno de Daniel Noboa, lo citaron para que diera explicaciones

sobre el manejo de fondos sobre el terremoto que había ocurrido en la provincia de Manabí, (7 años antes).

Glas entonces buscó refugio diplomático en la embajada de México. Durante estos meses, las acciones judiciales para que el gobierno de México lo entregara no tuvieron éxito, acogiéndose nuestro país a la figura de “huésped” misma que no existe en el derecho internacional, no fue sino hasta las declaraciones del ejecutivo federal sobre el pasado proceso ecuatoriano donde empezó la tensión entre las naciones, declarando la no gratitud de la presencia de la embajadora de México en Ecuador y la declaración del asilo político de Glas misma que quizá fue tardía y sobre reaccionada ya con el conflicto encima.

Todo lo anterior expuesto desencadenó que la madrugada de este sábado un grupo de uniformados entró por la fuerza y en forma irregular a la sede diplomática y se llevó por la fuerza al dos veces vicepresidente Glas.

A la fecha México ha sido arropado por diferentes naciones y organizaciones internacionales referente a los sucesos, esto no puede marcar una directriz referente al futuro de las naciones, la respuesta tiene que ser enérgica y contundente.

Mientras los juristas y jugadores de padel definen como territorio mexicano la Embajada, yo apelo solamente a la condición de extraterritorialidad en el espacio de las casonas. Mientras tanto hago votos para que la situación se resarza silbando y cantando aquella del maestro Joaquín Sabina…. “De Sobra sabes que eres la primera.”

(1) https://segundoasegundo.com/el-milenial-por-raul-saucedo/

@Raul_Saucedo rsaucedo@uach.mx

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