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Opinión

El escenario. Por Raúl Saucedo

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Narrativa y puntos suspensivos

Guadalajara en el occidente de México dónde la historia de la nación se enquista a través de los siglos, cada año se despliega la majestuosidad literaria de la Feria Internacional del Libro (FIL). Sin embargo, detrás de las páginas y las historias con puntos suspensivos se entretejen tramas políticas que reflejan la complejidad de la realidad mexicana.

La FIL, con sus pasillos llenos de letras y voces diversas, se convierte en un microcosmos donde convergen no solo amantes de la literatura, sino también actores políticos que buscan influir en la narrativa nacional, que buscan un escenario intelectual, ese escenario donde las letras se entrelazan con la política, y los libros se convierten en una herramienta poderosa para moldear la opinión pública.

En el contexto político mexicano, la FIL se presenta como un espacio de diálogo y confrontación de ideas. Los escritores, intelectuales y políticos convergen en este evento cultural, generando un intercambio que va más allá de las portadas de los libros. En las mesas de discusión y presentaciones, se gesta un debate que refleja las tensiones y los desafíos que enfrenta el país.

En este aniversario, es inevitable reflexionar sobre cómo la FIL ha sido testigo y protagonista de los cambios políticos en México. Desde la apertura democrática hasta las luchas sociales, la feria ha sido el escenario donde las palabras han resonado con fuerza, marcando el pulso de la nación.

Sin embargo, la FIL también enfrenta desafíos propios de la realidad política mexicana. La censura, la autocensura y la amenaza a la libertad de expresión son sombras que acechan a este evento literario. La lucha por mantener la independencia del pensamiento y la palabra escrita se libra tanto en las páginas de los libros como en los pasillos de la feria.

En el último año, la FIL ha sido testigo de cambios significativos en la escena política nacional. Nuevos liderazgos, movimientos sociales y desafíos económicos han impactado directa e indirectamente en el mundo literario. La feria se erige como un reflejo de estos tiempos turbulentos, donde la búsqueda de identidad y justicia se entrelaza con la creación artística.

En el ámbito internacional, la FIL Guadalajara se consolida como uno de los eventos literarios más importantes de habla hispana. La presencia de escritores de todo el mundo no solo enriquece la diversidad cultural, sino que también proyecta a México como un actor relevante en el escenario global. En un contexto político marcado por la diplomacia cultural, la feria se convierte en un instrumento para tejer lazos y construir puentes entre naciones.

A pesar de los desafíos, la FIL persiste como un faro de esperanza y resistencia. Los libros, como testigos silenciosos de la historia, continúan siendo herramientas para la transformación social y política. En un país donde la desigualdad y la injusticia persisten, la literatura emerge como un catalizador de conciencia y cambio.

En esta ultima semana de noviembre celebramos no solo la longevidad de la FIL Guadalajara, sino también su capacidad para adaptarse y evolucionar en un entorno político dinámico. Que la feria siga siendo un espacio de encuentro, reflexión y resistencia, donde las letras sigan siendo la voz de aquellos que buscan construir un México más justo y equitativo.

Por mi parte seguiré pensando en la utopía que todo Mexicano lee o al menos sueña con escribir un libro y transmutar su pensamiento en palabras y olores de papel, si usted tiene la oportunidad de ir algún día a la FIL vaya, que no lo limiten diciendo que es un cónclave de cierta corriente ideológica y si va tenga en mente sus 3 libros favoritos o al menos saberse el nombre de la obra que escriban en su honor…

@Raul_Saucedo

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Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

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En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

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