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El hombre con las uñas más largas del mundo les dice adiós

Seguramente en alguna ocasión cuando eras pequeño soñaste romper algún récord ya sea en algún deporte o una competición.

Aunque en muchos casos ese ‘sueño’ se fue esfumando con el paso del tiempo, hay personas que hicieron todo lo que estuvo en sus manos -literal- para lograrlo.

Un claro ejemplo de esto es Shridhar Chillal, el hombre que batió el récord mundial por tener las uñas más largas del mundo.

Aunque esto por si sólo ya sea sorprendente, la noticia hoy es que luego de 66 años de mantenerlas así, el hombre de origen indio decidió cortarlas.

Y no, no fueron a la basura, sino que viajaron miles de kilómetros y ahora se encuentran en el museo de Ripley ‘Aunque Usted no lo crea’ de Nueva York.
De acuerdo con información oficial del Libro de los récords Guinness, su ‘aventura’ comenzó en 1952 cuando era un estudiante de 14 años, después de que un profesor lo retara por romperse accidentalmente una uña.

Con el tiempo, las uñas de Chillal alcanzaron una longitud de 909.6 centímetros, casi el mismo largo que un autobús urbano. Increíblemente, sólo su uña del dedo pulgar llegó a medir 197.8 centímetros.

Pero no todo fue ‘miel sobre hojuelas’ pues lograr romper el récord demandó un gran sacrificio de parte de Chillal, quien reveló que eran sumamente frágiles, por lo que durante la noche debía despertarse cada media hora para reacomodar su mano.

De igual manera, también le causaron un sufrimiento físico extremo, pues con cada latido del corazón le ‘dolían muchísimo’

A pesar de la desaprobación de sus padres y sus familiares, el hombre prometió conseguir un empleo que le permitiera solamente usar su mano derecha, algo que logró al convertirse en fotógrafo con una cámara especialmente adaptada.

Finalmente, luego de años de complicaciones, se sometió a un procedimiento -grabado en video- para cortárselas. Si te interesa verlas en persona, de ahora en adelante serán exhibidas públicamente en el barrio neoyorkino de Times Square.

Increible

Desaparece en Disneyland y aparece días después en un bote de basura en Mexicali: el misterioso caso de Annie Encino

Una adolescente estadounidense de 16 años fue localizada con vida dentro de un contenedor de basura en Mexicali, Baja California, días después de haber desaparecido en el parque Disney California Adventure, en Anaheim. El caso ha despertado preocupación e interrogantes en ambos lados de la frontera, especialmente por el silencio mediático en México y las lagunas que aún rodean su cruce hacia territorio nacional.

Annie Kathleen Encino desapareció el pasado 20 de abril tras una discusión con su familia dentro del parque temático. Fue vista por última vez alejándose sola, lo que activó una Alerta Amber en Estados Unidos. Sin embargo, esa alerta nunca cruzó a territorio mexicano, dejando a la opinión pública del país sin conocimiento de su desaparición… hasta que la historia dio un giro tan insólito como alarmante.

Días después, una llamada anónima al 911 alertó a la policía municipal de Mexicali sobre la presencia de una menor dentro de un bote de basura. Al llegar al sitio, los oficiales encontraron a la joven en condiciones que no han sido detalladas, pero confirmaron su identidad. El consulado de Estados Unidos fue notificado de inmediato y su madre viajó a la ciudad fronteriza para identificarla y llevarla de regreso.

Hasta ahora, las autoridades mexicanas no han informado cómo fue que Annie cruzó la frontera sin documentos, sin acompañantes y sin ser detectada. Tampoco han revelado si fue víctima de trata, secuestro, abuso o si viajó voluntariamente con ayuda de terceros. La Fiscalía de Baja California mantiene abierta una investigación para esclarecer los hechos.

Lo que sí queda claro es que algo falló en los mecanismos de cooperación fronteriza. Ni la alerta internacional funcionó, ni hubo un protocolo binacional que permitiera actuar a tiempo. La aparición de una menor estadounidense en un contenedor de basura, en una ciudad donde los casos de desapariciones no son novedad, pone una vez más bajo la lupa la crisis de seguridad y el flujo irregular entre ambos países.

Mientras se esperan más detalles oficiales, el caso de Annie Encino evidencia que incluso en un entorno supuestamente seguro como Disneyland, la vulnerabilidad de los menores puede terminar en una historia digna de una serie policiaca.

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