Si hoy vivieras en el planeta GJ 436b, que está «tan cerca» como unos 36 años luz de la Tierra, nunca tendrías que preocuparte por consultar el pronóstico del clima, pues ahí todo el tiempo está nublado.
Dos equipos de científicos lograron entender cómo es la atmósfera de los planetas GJ 436b y GJ 1214b, que tienen características entre rocosas y gaseosas, con ayuda del telescopio espacial Hubble, según un reporte de la NASA.
Hasta ahora, los investigadores no habían podido analizar la composición de sus atmósferas, densas en gases, pero emplearon hábilmente la capacidad de observación del Hubble: esperaron a que sus respectivas estrellas filtraran su luz entre las atmósferas para mirar a través de ellas.
El análisis pretende determinar qué tan habitables o no serían otros planetas, y en esta investigación los resultados permiten entenderlo.
En el caso del GJ 436b, ubicado en la constelación de Leo, los científicos lo llamaron un “cálido Neptuno” debido a que se encuentra más cercano a su estrella que el de nuestro sistema solar, y lo revelador fue que no contienen “huellas químicas de ningún tipo en la atmósfera del planeta”.
Esto reveló que tienen una nubosidad con elementos que pueden encontrarse en la Tierra.
«Cualquiera de estos planeta tienen una alta capa de nubes que oscurecen la visión, o tienen una atmósfera libre de nubes deficiente en hidrógeno, lo que la haría muy diferente a la de Neptuno», dijo Heather Knutson, del Instituto de Tecnología de California, encargado del estudio del GJ 436b.
«En lugar de hidrógeno, podría tener cantidades relativamente grandes de moléculas más pesadas como vapor de agua, monóxido de carbono y dióxido de carbono, lo que comprime la atmósfera y hace que sea difícil para nosotros para detectar las firmas químicas», dijo.
El GJ 1214b, que está a 40 años luz en la constelación de Ofiuco y que fue estudiado por la Universidad de Chicago, tiene una atmósfera predominante de vapor de agua o hidrógeno con nubes altas, según los resultados de sus investigaciones.
La información es considerada por la NASA como un hito para este tipo de estudios.
«Ambos planetas nos están diciendo algo acerca de la diversidad de tipos de planetas que se producen fuera de nuestro sistema solar, en este caso estamos descubriendo que no podemos conocerlos tan bien como pensábamos», dijo Knutson.
«Nos agrada mucho poder determinar el tamaño de estos planetas en su transición de gigantes minigaseosos a algo más parecido a un mundo de agua o una versión rocosa, parecida a la Tierra”, agregó.
Las observaciones de estos dos planetas están contribuyendo a responder si ese tipo de planetas, muy comunes en la galaxia, están en un proceso de transformación a como es actualmente la Tierra, o si están haciéndose gaseosos como Júpiter.
Knutson dice que la respuesta de qué tipo de superficie tienen podría llegar en un futuro no tan lejano con el lanzamiento en esta década del telescopio espacial James Webb, el cual tendrá la capacidad de penetrar las atmósferas de esos planetas.
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