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Resto del mundo

El legado de la reina Isabel II que recorren África

La muerte de la reina Isabel II el pasado jueves desencadenó una avalancha de dolor y a la vez tributos por parte de los líderes mundiales y de la gente común.

Muchos en las antiguas colonias británicas han honrado abiertamente la memoria de la monarca, mientras que otros han compartido fotografías de Su Majestad visitando sus respectivos países.

Pero la admiración no es unánime. Para algunos, su muerte ha despertado recuerdos de la historia en ocasiones sangrienta del gobierno colonial: atrocidades contra los pueblos indígenas, el robo de estatuas y artefactos de las naciones de África occidental, oro y diamantes del sur de África e India, esclavitud y opresión.

Si bien el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, describió a la reina como una figura pública extraordinaria que sería recordada con cariño por muchos en todo el mundo, el partido opositor Luchadores por la Libertad Económica (EFF) dijo que no estaría de luto por el fallecimiento.

«Durante su reinado de 70 años, nunca reconoció los crímenes que Gran Bretaña y su familia perpetraron en todo el mundo y, de hecho, fue una orgullosa abanderada de las atrocidades», comentó el tercer partido más grande del país en un comunicado.

Solicitan los restos de héroes africanos

Otros críticos dicen que la reina debería haber usado su poder e influencia para garantizar que se devolvieran los restos humanos de quienes lucharon contra el dominio colonial británico.

Los kenianos y sudafricanos exigen a héroes como Koitalel Samoei, quien lideró la resistencia Nandi en la actual Kenia a fines del siglo XIX, y el rey Hinstsa kaKhawula de Xhosa en Sudáfrica, quien fue asesinado en 1835.

Un camarero lleva el desayuno frente a un retrato de la reina Isabel II en el comedor del Club Bulawayo el 9 de septiembre de 2022 en Bulawayo, Zimbabue. Originalmente un club de caballeros, con paredes que mostraban una gran colección de dignatarios británicos y soldados de Rhodesia, la única mujer permitida era la reina Isabel II.

Después de que los cuerpos fueron mutilados, sus cabezas fueron llevadas a Gran Bretaña como trofeos.

También se ha recordado la brutal matanza de kenianos durante la rebelión de Mau Mau.

Gitu Wa Kahengeri, quien se unió a la rebelión cuando era un adolescente de 17 hace 81 años, recordó haber sido detenido en un campamento por las fuerzas británicas, golpeado y privado de comida.

«Ocuparon mi tierra, mi derecho de nacimiento», dijo a la agencia de noticias Reuters. «Pero estamos de luto por la reina porque es una persona, un ser humano», dijo.

«Lamentamos que la gente muera».

El veterano de la rebelión de Mau Mau, Gitu wa Kahengeri, condena las acciones de Gran Bretaña, pero dice que todavía está de luto por la reina.
El veterano de la rebelión de Mau Mau, Gitu wa Kahengeri, condena las acciones de Gran Bretaña, pero dice que todavía está de luto por la reina.

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, quien se refirió a Isabel II como «un ícono imponente del servicio desinteresado», ha sido criticado por algunos kenianos por declarar cuatro días de duelo nacional.

Mientras, el expresidente de Botsuana, Ian Khama, fue otro de los que defendió su legado, describiéndola como insustituible.

«El colonialismo no es algo que queramos recordar, fue un período oscuro», dijo.

El continente debería verla como alguien que «trajo una nueva era desde un pasado oscuro», argumentó.

Muchos han dicho que la reina nunca se disculpó por los crímenes cometidos en nombre del imperio.

Sin embargo, reconoció «episodios angustiosos» y «difíciles», como una masacre en Amritsar, en el norte de India, en 1919.

Antes de visitar el lugar en 1997, donde un general británico ordenó a las tropas disparar contra los manifestantes en un jardín amurallado, pronunció un discurso expresando su pesar.

La reina Isabel bailando con el presidente de la Ghana, Kwame Nkrumah, en 1961. La imagen conmocionó a algunos en la Sudáfrica del apartheid.
La reina Isabel bailando con el presidente de Ghana, Kwame Nkrumah, en 1961. La imagen conmocionó a algunos en la Sudáfrica del apartheid.

«La historia no se puede reescribir, por mucho que a veces deseemos lo contrario. Tiene sus momentos de tristeza y alegría. Debemos aprender de la tristeza y construir sobre la alegría«.


Deportes

Más de 50 mil policías cuidan París para la inauguración de los Juegos Olímpicos

Más de 50.000 policías, gendarmes y militares constituyen esta tarde el mayor dispositivo de fuerzas del orden que se ha desplegado en París, con ocasión de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos que ha trastocado totalmente el transporte y el funcionamiento habitual de la ciudad.

«Es sin duda el mayor dispositivo policial que alguien ha podido poner en marcha», ha destacado esta tarde el ministro francés del Interior, Gérald Darmanin, en declaraciones a la prensa mientras hacía una visita a los agentes desplegados sobre el terreno acompañado del prefecto de policía de París, Laurent Núñez.

Darmanin ha recordado que se espera que «casi 400.000 personas» presencien la ceremonia en el tramo de seis kilómetros del río Sena por el que bajarán los barcos con los deportistas participantes en los Juegos, y que se encuentra en un espacio acordonado.

Allí también van a estar, en una tribuna en el Trocadero, cerca de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno que han sido recibidos en el Palacio del Elíseo por el presidente francés, Emmanuel Macron, que hace de maestro de ceremonias.

El titular de Interior ha asegurado que se han encontrado soluciones para los deportistas o árbitros que debían llegar a París en tren y que se han visto afectados por los sabotajes coordinados que ha sufrido esta pasada madrugada la red de alta velocidad francesa, y que ha perturbado tres de sus cuatro grandes corredores.

La Fiscalía de París dirige las investigaciones sobre esos sabotajes y la coordinación se ha encargado a la Subdirección Antiterrorista de la Policía (SDAT).

Darmanin ha subrayado que esos ataques están afectando más a los que se iban de vacaciones que a quienes iban a asistir a la ceremonia de inauguración de los Juegos.

El ministro, que no ha querido especular sobre la autoría de esos actos, ha señalado: «Estamos evidentemente concentrados para ver si podemos detener rápidamente a esos autores».

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