El tren que descarriló la semana pasada en España circulaba a 153 kilómetros por hora, casi el doble de lo permitido, según el análisis preliminar de las “cajas negras” realizado el martes.
Además de la velocidad, las conversaciones contenidas en el dispositivo de memoria, similar al de los aviones, demostraron que el maquinista hablaba por teléfono con un controlador de la compañía de ferrocarriles Renfe en el momento del accidente, informó Associated Press.
El teléfono corporativo de Francisco José Garzón Amo, maquinista del tren accidentado en Santiago que causó la muerte a 79 personas, se perdió tras el siniestro, por lo que el juez ha pedido la información de llamadas y mensajes a la compañía telefónica.
Fuentes cercanas a EFE así lo señalan,en la investigación, que el magistrado instructor, Luis Aláez, había solicitado una reconstrucción exacta de los hechos.
También confirmaron que en las diligencias practicadas sobre el teléfono personal de este conductor, natural de Monforte, en Lugo, no se ha encontrado información acerca de llamadas o “SMS” en los instantes previos a la tragedia.
El 24 de julio, el convoy, con más de 200 personas a bordo, había descarrilado a unos 4 km de su llegada a la estación de Santiago, una zona donde la línea, de alta velocidad hasta ese momento, se transformaba en vía convencional al acercarse a la ciudad y la velocidad se limita a 80 km/h.
Según la investigación, el tren circulaba a 192 kilómetros por hora, casi el doble de lo permitido mientras el conductor hablaba por teléfono con un operario. Poco antes del descarrilamiento, el maquinista activó el freno, pero no fue suficiente y el convoy descarriló violentamente en la curva de entrada a la ciudad gallega de Santiago de Compostela, causando la muerte de 79 personas.
El conductor Francisco José Garzón Amo, quien salvó su vida en el siniestro, se encuentra en libertad provisional acusado de múltiples cargos de homicidio por imprudencia.
Por otra parte, el juez autorizó hoy a los técnicos de la Comisión de Investigación de Fomento a realizar mediciones de las ruedas de los vagones, siempre acompañados por policía judicial. Los vagones no se moverán hasta que se completen las inspecciones oculares, todavía está pendiente el acceso a pequeñas zonas cerradas por hierros que hay que cortar. Cabe la posibilidad de que se trasladen perros para realizar una última inspección de los restos. También está previsto realizar un estudio de la máquina.
-Por el momento no ha sido citado para declarar ningún testigo.
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