Bill de Blasio, quien a lo largo de su campaña sostuvo la propuesta de reducir la brecha de desigualdad entre ricos y pobres en la ciudad más grande de Estados Unidos, juró este miércoles como el alcalde 109 de Nueva York.
En el primer día del año, el expresidente estadounidense Bill Clinton dirigió el juramento de De Blasio en el exterior del Ayuntamiento, para el que usó una Biblia que en algún momento fue propiedad del presidente Franklin Delano Roosevelt. La esposa de Clinton, Hillary, la exsecretaria de Estado y potencial candidata a la presidencia del país norteamericano en 2016, también estuvo presente.
La victoria de De Blasio en las elecciones de noviembre rompió la racha de pérdidas para el Partido Demócrata que inició cuando David Dinkins, exalcalde de la ciudad, perdió frente a Rudy Giuliani en 1993.
En su discurso inaugural, De Blasio recordó los temas que guiaron su candidatura y que lo convirtieron en la alternativa progresista tras la administración de Michael Bloomberg, cuyas políticas, de acuerdo con el nuevo titular del gobierno local, han favorecido a la clase con más poder adquisitivo.
«Los grandes sueños no son un lujo reservado para unos pocos privilegiados», afirmó De Blasio en su discurso, en el que subrayó el llamado a “poner fin a las desigualdades sociales y económicas que amenazan con deshacer a la ciudad que amamos».
A lo largo de su discurso este miércoles repitió la frase del “cuento de las dos ciudades”, en referencia a la desigualdad. «Honraré la fe y la confianza que los neoyorquinos pusieron en mí. Daremos vida a la esperanza de tantos en la ciudad. Triunfaremos como una sola ciudad. Sabemos que no será sencillo. Va a requerir todo nuestro esfuerzo”, agregó en su discurso.
Durante su mensaje a la ciudad, de Blasio se dirigió a Bloomberg, quien administró la ciudad por 12 años, y reconoció las acciones que tomó en la ciudad durante la recesión y le atribuyó el haber hecho de Nueva York una ciudad más segura y más habitable.
“Gracias, alcalde Bloomberg”, dijo. “Por decir lo menos, usted guió a nuestra ciudad a lo largo de tiempos extremadamente difíciles. Por eso, estamos muy agradecidos. Su pasión en asuntos como la protección del medio ambiente y la salud pública creó un noble legado”, agregó.
Durante la ceremonia participaron habitantes notables de Nueva York entre los que se encontraba Lissette Ortiz, una estudiante de origen dominicano. La joven explicó en español e inglés que su madre llegó a Nueva York cuando tenía tres años y no pudo reunirse con ella en esta ciudad hasta que tuvo 15 años.
«Juntas trabajamos, no fue fácil y aún no es fácil, pero en esta ciudad las oportunidades son ilimitadas», recordó la joven, quien narró que consiguió su primer título universitario y ahora estudia en uno de los centros de la universidad pública de la ciudad (CUNY). El propio De Blasio agradeció a los votantes hispanos en un mensaje en español.
La victoria de De Blasio, quien permaneció con un bajo perfil durante los 25 años que ha estado en la política neoyorquina, desafió a los críticos que cuestionaron si su experiencia como consejero en Brooklyn y director de la campaña en el Senado de Hillary Clinton, lo preparó para administrar Nueva York.
Su ambiente familiar birracial también fue un factor clave en la campaña para la alcaldía de una ciudad en la que la tasa de pobreza es del 21% y la desigualdad racial que existe en las zonas de alta criminalidad de la ciudad. «De Blasio representa con su familia el futuro de nuestra ciudad y de nuestro país. Son una auténtica familia moderna», dijo Bill Clinton.
De Blasio juró en una ceremonia minutos después de la medianoche desde su casa en Brooklyn ante su esposa y sus dos hijos. Más tarde se dirigieron al Ayuntamiento local, en donde se encontraron con la familia Bloomberg en la estación de metro al arribar a la inauguración y ceremonia oficial.
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