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El regreso de Drake & Josh a la TV ¡está en marcha!

La revista People confirmó que la serie Drake & Josh, protagonizada por Drake Bell y Josh Peck, ha iniciado oficialmente los trabajos para regresar a la televisión.
El pasado miércoles, los dos actores fueron captados en Los Ángeles, afuera del edificio de Viacom, empresa líder de Nickelodeon, saliendo de una reunión de negocios.
¿De qué tratará la nueva serie?
Originalmente, la serie Drake & Josh fue emitida por la cadena Nickelodeon, del año 2004 a 2007. La comedia se enfocaba en la relación de Bell y Peck, ambos de 32 años, como nuevos hermanastros que lidiaban con los altibajos de la escuela secundaria.

El programa “va a ser más creativo, mucho más atractivo que solo, tú sabes, abordar los años universitarios o algo así», dijo Bell sobre el reboot de la serie.

«Sabíamos que si alguna vez íbamos a volver, tenía que ser con algo bueno. Estoy emocionado de ver lo que piensan los fanáticos”, agregó.
Aunque Bell se reservó los detalles del programa, una fuente dijo a People que la nueva serie «será más adulta y realmente divertida».

Peck y Bell, felices de volver a trabajar juntos
Aunque en 2017 los dos actores tuvieron una pelea que entristeció a sus fans, Bell dijo que hoy día no podía estar más emocionado de trabajar junto a Peck nuevamente.

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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