El pasado jueves una explosión hizo volar en pedazos las aspiraciones de Alfredo de la Torre, hasta ayer director de la Facultad de Contaduría y Administración, a quien sus ganas obstinadas de figurar y de ser rector le salieron carísimas, pues en cuestión de horas se vio obligado a renunciar ante la presión de alumnos, administrativos y docentes.
Desde principios de semana la gallera andaba alborotada en la extensión Delicias de la FCA.
Así, alumnos no sólo de Conta, (sino también de Medicina, Enfermería, Zootecnia e Ingeniería) se manifestaron para exigirle su renuncia, en un plan que se veía más que orquestado, pues avanzó con una precisión quirúrgica, tanta que horas después el cargo de De la Torre ya era sólo un recuerdo más en su memoria.
De la Torre nunca gozó de la simpatía del rector y tampoco de la del gobernador César Duarte, pero peor aún, tampoco de gran parte del alumnado y de los maestros, y la situación empeoró cuando empezó a rumorarse a finales de 2012 que Enrique Seañez pasaría a ser director de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.
Entonces, De la Torre comenzó a moverse aún más por la libre aunque siempre lo había hecho, ya que consideró que era la oportunidad para posicionarse en la UACh y eventualmente alcanzar la rectoría (escúchese música de golondrinas al fondo)
Y la cosas se le subieron a la cabeza, pues ya eran reiteradas las quejas de alumnos y maestros de la actitud altiva del hoy ex director.
Fue Seáñez quien le pidió su renuncia por las buenas, luego tuvo que ser por las malas. Aunque el pleito no era de Duarte, obviamente llevaba su bendición, pues desde 2010 el “gallo” del mandatario era Horacio Jurado, quien simplemente quedó fuera de la terna por razones inexplicables.
Pero no puede decirse que De la Torre fuera una blanca palomita (ademas de bastante soberbio) Desde la dirección se dedicó a tirar la piedra y esconder la mano con cadenas de correos y filtraciones a sus antiguos colegas periodistas, y no está de más mencionar que es hermano de Juan de la Torre, fotógrafo personal de Carlos Borruel durante su gestión como alcalde y su campaña.
El sparring preferido de De la Torre Aranda era el director académico Alejandro Chávez, quien no se quedó maniatado y respondió a los trancazos apoyado principalmente por el director de Ciencias Políticas en Juárez, Eloy Díaz.
Si bien es cierto que el meollo del asunto pudo ser la bronca personal con Seáñez también es verdad que De la Torre desde hacía mucho era cuestionado por sus tráficos de influencias, aviadores, “favores” y en general malos manejos de los recursos de la Universidad, al igual que muchos otros directores de facultades presentes y pasados.
Y al fin llegó el momento en el que luego de ser increpado por cientos, el
Ex tuvo que salir a dar la cara y si las becas eran el problema, De la Torre ofreció becas ¡para todos! (muy tarde) pero en realidad la consigna era sacarlo, así les ofreciera las perlas de la virgen por escrito y firmado con sus lágrimas. Tras la reyerta, llegó Saúl Martínez Campos a poner orden y bien pronto el Dr. De la Torre entró en razón. Renunció.
“Algo le han de haber dado para que renunciara tan pronto”, comentó uno de los allegados, quien encontró bien pronto su respuesta o al menos parte de ella. Le dieron un buen susto, pues con el Consejo Técnico de la UACh en su contra, hubiera sido cuestión de días para que lo echaran de forma aún más humillante. La reunión de consejo ya estaba convocada. Le duró 8 horas el pataleo, al que llamaban «déspota» ex directivo.
Mientras, el decano Mario Salcido Ornelas asumió la dirección interina, un cargo que no le sorprende pues ya lo ejerció en el periodo de 1985 a 1988 ¿Quién será el nuevo director? ¿Por qué tanto odio contra De la Torre? ¿Qué le ofrecieron para que se fuera sin gritar? Y aunque ya dijeron que se le respetarán sus prestaciones y salario, ¿dónde acabará el Dr. Alfredo?
Al que aseguran que también traen en la cuerda floja es a Raymundo Romero quien parece haber perdido el vigor de sus primeros días como secretario general de Gobierno pues según nos cuentan, su influencia dentro del partido y del gobierno es cada vez menor, se reduce a la de emisario del gobernador y toman cada vez más en cuenta a otros secretarios, pese a ostentar el “número dos” en la cadena alimenticia del gabinete estatal. Le quedó grande el encargo, dicen.
Quizá sean puros chismes, pero aseguran que lo podrían “premiar” con una diputación plurinominal, para sacarlo de palacio por las buenas, aunque aquí tendría que decidir ?si son ciertos los rumores? si se va por la puerta… mediana, o le cede el honor a Teporaca Romero, su hija, cuya popularidad y prestigio político ascienden como la espuma, mientras que la de él va menguando, en forma inversa.
Pasando a temas menos álgidos, Javier Ramírez Benítez, presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, presentó su tercer informe de actividades en el Teatro de los Héroes, el cual se encontraba a reventar, plagado de personalidades de todos los ámbitos.
Cual si fueran piezas de caza, presumió que durante su gestión han sido condenadas a prisión vitalicia 57 personas, y se vinculó a proceso ?se acreditó la responsabilidad? de 7,119 acusados.
Algo que sí es digno de reconocerse es la enorme carga de trabajo que han llevado a cabo en los últimos años, el lento e insuficiente pero al fin palpable cambio de mentalidad, usos y costumbres judiciales, enfocados al nuevo sistema de justicia penal, el cual es más transparente, eficiente, accesible y justo.
Lo que entristece a quienes saben de derecho es la contrarreforma que se impulsa desde el ejecutivo, con la subordinación del Poder Judicial. Ahora los jueces no saben si dictar sentencia y ser aplaudidos por default, o aplicar la Ley al pie de la letra y arriesgarse a liberar personas a quienes no les fue demostrada su culpabilidad. Pero a fin de cuentas lo cierto es que el STJE opera, pese a todo, mucho mejor que hace algunos años.
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