El perito elegido por el Vaticano concluyó hoy que no hay restos óseos posteriores al siglo XIX tras el análisis de los huesos encontrados en los osarios que se abrieron en el marco de la investigación para buscar posibles restos de una joven desaparecida hace 36 años, Emanuela Orlandi.
Por otra parte, el perito designado por la familia Orlandi pidió un análisis de laboratorio para unos setenta fragmentos óseos, con lo que el médico legal del Vaticano no estuvo de acuerdo y ahora será el promotor (fiscal) de la Justicia vaticana quien decidirá qué hacer.
Así informó hoy la oficina de prensa del Vaticano tras concluirse el análisis morfológico de los restos encontrados en los osarios, varios cientos de estructuras óseas parcialmente intactas y miles de fragmentos, que comenzaron este sábado.
Durante las investigaciones de antropología forense, el profesor Giovanni Arcudi no encontró ninguna estructura ósea que se remonte a un período posterior a finales de 1800″, informó el Vaticano, lo que supondría que no hay restos de la joven.
Por su parte, la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgró, no quiso hacer declaraciones para respetar el secreto del sumario.
El Vaticano sí que explicó que el perito de la familia, Giorgio Portera, solicitó «un control de laboratorio sobre unos setenta restos. El profesor Arcudi y su equipo no respaldaron la solicitud, porque estos tienen características de datación muy antiguas».
Por estas razones, las muestras se recolectaron y se encuentran en el Comando de la Gendarmería a disposición del promotor de Justicia», agregó la nota.
A la apertura de los osarios se llegó después de que fueron abiertas -y halladas vacías el pasado 11 de julio- las tumbas en el cementerio alemán en el interior del Vaticano en las que se creía que estaban enterradas la princesa Sofía von Hohenlohe, fallecida en 1836, y la adyacente, la princesa Carlota Federica de Mecklemburgo, que murió en 1840.
La familia Orlandi había pedido la apertura de una de las tumbas después de una carta anónima en la que les habían indicado que podría ser el lugar donde estarían los restos de la joven desaparecida en 1983.
En el comunicado de hoy, el Vaticano afirmó que con todas estas operaciones confirma su «voluntad de buscar la verdad sobre la desaparición de Emanuela Orlandi», pero que «niega categóricamente que esta actitud de plena cooperación y transparencia pueda significar, de alguna manera, una admisión de responsabilidad implícita».
Desde hace 36 años la familia Orlandi busca respuestas, sobre todo en el Vaticano, sobre lo que le ocurrió a Emanuela cuando el 22 de junio de 1983 desapareció sin dejar rastro tras salir de su clase de flauta en la escuela de música de San Apolinar, en Roma.
La desaparición de Emanuela Orlandi, uno de los grandes misterios de Italia, siempre ha estado rodeada por varias teorías, desde la implicación de hombres de la curia vaticana hasta la «Banda de la Magliana» (la mafia de Roma) o la relación con el atentado contra el papa Juan Pablo II del turco Ali Agca.
En 2012, la familia pidió una investigación cuando se encontraron restos óseos sin identificar al lado de la tumba en la basílica de San Apolinar de Enrico De Pedis, el jefe de la Banda de la Magliana, la mafia de Roma durante las décadas de 1970 y 1980.
Hace algunos meses, el hallazgo de unos huesos en el sótano de la nunciatura de la Santa Sede en Roma también hizo que se volviese a hablar del caso, pero finalmente se determinó que eran anteriores a 1964.
Con las investigaciones de la Justicia italiana archivadas, la pista de la tumba en el Vaticano era la única a la que se aferraba la familia.
Excelsior