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En Chihuahua seguiremos un proceso gradual y cuidadoso de reapertura: Corral

El proceso de reapertura de actividades económicas, sociales, culturales, deportivas y recreativas para la capital del estado y Ciudad Juárez inicia a partir del primero de junio, una vez que se compruebe en los hechos que ha descendido la curva de infección de COVID-19, informó el gobernador Javier Corral Jurado, durante la transmisión del programa Chihuahua Adelante.

“Vamos a hacerlo cuando estemos seguros de que en Chihuahua la curva esté en descenso. No vamos a abrir ni en el pico, ni en la meseta, ni siquiera en lo que se conoce como la primera inflexión, sino exactamente cuando sepamos que tenemos una tendencia descendente”, indicó el mandatario.

Detalló que la producción en las distintas empresas podría reiniciar el 1 de junio con un plan de semaforización en “el que las autoridades sanitarias iremos evaluando el cumplimiento de medidas estrictas de sana distancia, de sanitización, medición de la temperatura, de oxigenación, de cubrebocas, etcétera”.

El titular del Ejecutivo estatal puntualizó que en general el proceso de reapertura para las distintas actividades se realizará con muchas medidas que se irán dando a conocer, porque tan importante fue la primera etapa como el de preparación la reapertura.

“Lo que tenemos que cuidar, entre todos, es que no nos vaya a surgir un rebrote comunitario que nos pueda subir la curva y se nos colapse el sistema de salud”, expresó.

Dijo que esa definición es resultado del acuerdo que hubo ayer en el Consejo de Salubridad General del Gobierno de la República, donde participaron en videoconferencia los gobernadores de las entidades a las que se les reconoció su soberanía y autonomía para aplicar medidas de control sanitario y dirigir el proceso de reapertura económica.

Javier Corral señaló que en la reunión se acordaron los principales lineamientos, directrices de lo que va a ser un proceso de apertura que será gradual y cuidadoso, con condiciones muy precisas, señalamientos e indicadores que generarán en la población medidas de control sanitario y de higiene personal.

Indicó que el programa que se detallará próximamente para Chihuahua está en sintonía con el plan que ha dado a conocer esta mañana el Gobierno de la República, al que consideró correcto y racional y que atiende en primer lugar el cuidado de la salud.

“Y algo que debemos reconocer –añadió–, es que se ha respetado la autonomía de los estados como autoridad sanitaria en nuestras entidades federativas, para ir marcando el ritmo, el paso de ese programa de reapertura económica y por supuesto, ir creando las condiciones, las reglas de esa reapertura”.

Especificó que en Chihuahua la reapertura gradual de actividades está programada para que inicie en los primeros días del próximo mes, cuando haya concluido la Jornada Nacional de Sana Distancia y se compruebe en los hechos que ha descendido la curva de infección de COVID-19.

“Al gran sacrificio que hemos hecho, sería contradictorio que pudiéramos adelantar esas medidas. Sería suicida, autodestructivo, anticipar medidas de reapertura en comercio, servicios e industria teniendo un pico tan alto en la capital”, destacó.

Manifestó que en el caso de Ciudad Juárez se está cumpliendo con lo proyectado para que el pico de la curva llegue el 14 y 15 de mayo.

Agregó que en lo referente a la ciudad de Chihuahua, se presentará entre el 15 y el 18 de mayo, y los descensos se van a producir también entre el primero y el 4 de junio.

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Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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