Maureen Birmingham, representante de las organizaciones Panamericana de la Salud y Mundial de la Salud (OPS/OMS) en México, reconoció que el problema de la obesidad en México es consecuencia, en parte, por el alto consumo de refrescos.
Durante un desayuno con líderes de opinión organizado por la senadora Marcela Torres Peimbert, Birmingham subrayó que en el país hay una falla en la atención para abatir ese problema de salud, lo que ‘tiene a todo el mundo mirando para ver cómo libra esa batalla’.
En su oportunidad la legisladora panista informó que presentó una iniciativa al Congreso de la Unión para que se incluya en la próxima reforma fiscal y hacendaria a fin de que se aplique un impuesto de 20 por ciento a los refrescos y las bebidas azucaradas.
Planteó que con ello se inhibiría la venta de esos productos y se evitaría la muerte de unas 80 mil personas anualmente por problemas de salud derivados por el alto consumo de los mismos.
Torres Peimbert explicó que se propone cobrar más impuestos a las empresas refresqueras y que esos ingresos se traduzcan en programas para motivar a la población, sobre todo a la niñez, a modificar sus hábitos para que dejen de tomar refrescos y opten por el agua mediante bebederos en las escuelas.
A su vez Alejandro Calvillo, director de la organización el Poder del Consumidor, mencionó que por lo menos 500 mil personas perdieron la vida en los últimos seis años como consecuencia de problemas relacionados con la obesidad y la diabetes.
La iniciativa presentada por Marcela Torres es resultado de las propuestas de más de 70 organizaciones de la sociedad civil, que advirtieron sobre el riesgo de que México se convierta en el país número 1 en cuanto a casos de obesidad y consumo de refresco.
Alejandro Calvillo mostró estadísticas que muestran que en el país se consumen por lo menos 163.3 litros de refresco por persona, mientras que en Chile suman 116.2, en Brasil 89.1, en Colombia 65.3, en Perú, 55.7 y en Estados Unidos 118 litros.
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