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Enfermedad africana vuelve zombies a los niños

Una misteriosa enfermedad ha transformado en zombisa los niños del este de África, según una investigación reciente.

La condición conocida por la gente local como dolencia del cabeceo ha alterado drásticamente las personalidades de los niños, apartándolos y confundiéndolos.

Uno de los primeros síntomas de la enfermedad, que afecta a los menores del norte de Uganda, Sudán y Tanzania es que lucen como si estuvieran durmiéndose. Sus ojos se cierran y sus cabezas se caen, a pesar de que puedan no estar cansados, señala el diario británico DailyMail, en su versión online.

La condición se va empeorando progresivamente y puede hacer que la piel de los niños afectados, generalmente de entre cinco y 15 años, se vuelva escamosa.

Muchos, incluso, han muerto por perder la conciencia y tener accidentes, como caerse en el fuego o ahogarse.

Otro síntoma es que pierden las habilidades cognitivas, además de experimentar atrofias.

Sufren reacciones parecidas a la epilepsia y tienen dificultades para comer, mientras que otros mueren de infecciones por estar débiles o malnutridos.

Algunos niños con este mal son abandonados por sus familias, quienes argumentan que es muy difícil cuidarlos.

Tan sólo en el norte de Uganda se han registrado tres mil casos de la enfermedad, aunque en Sudán y Tanzania se reportaron desde años atrás.

La enfermedad apareció en 1960 en Sudán y de ahí se expandió a Libia y Tanzania, acorde con una investigación de DailyMail.

Sin embargo, las infecciones en Uganda son un nuevo brote, por lo que esto puede ser alarmante, ya que es una región totalmente nueva y podría significar que se ha vuelto más contagioso.

El centro para el control de enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha seguido la expansión del virus. El doctor Joaquin Saweka dijo a CNN que la situación en Uganda era “horrorosa”, señalando que era desesperante estar alrededor de 26 niños de los que 12 presentaban esos síntomas.

La OMS aún no ha descubierto cuál es la causa de esta enfermedad, aunque considera como pista el hecho de que las regiones donde ha surgido son lugares en los que habitan moscas negras que traen el gusano Onchocerca Volculus.

El gusano es responsable de otra enfermedad peligrosa que causa ceguera y es el segundo principio de esta enfermedad en el mundo.  Únicamente siete por ciento de los niños que han sido infectados  viven en regiones donde no existen este tipo de moscas.

El gobierno de Uganda, en especial, ha sido criticado por no hablar de esta posible tragedia y pedir ayuda e investigación a expertos extranjeros, ya que la medicación utilizada no es efectiva y sólo frena la velocidad de aparición de los síntomas, pero no puede detener el progreso de la enfermedad que eventualmente dejará a los niños sin poder caminar.

“La enfermedad provoca una degradación trágica y lenta que toma años en desarrollarse. Los niños se salen de la escuela por pena o miedo a infectar a otros compañeros”, puntualizó Jason Oh, de la Universidad de Johns Hopkins, quien estudia el caso en Uganda.

Los infantes pueden perder la capacidad de hablar, desarrollar parálisis parcial o cambios en la personalidad, indicó Oh.

Este mal es considerado “delicado y preocupante” y, a pesar de que puede parecer una enfermedad ajena para América y Europa, podría encontrar una manera de llegar a los niños de todo el mundo, antes de que se encuentre la cura.

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Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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