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Resto del mundo

Envenena y lanza de un edificio a su bebé recién nacida

La policía de Tailandia arrestó a una mujer luego de que comprobaran -gracias a las cámaras de seguridad de un edificio- que había lanzado desde un tercer piso a una bebé envuelta en una toalla y una bolsa de plástico. La niña era su propia hija y había nacido sólo unos minutos antes.

Los hechos ocurrieron el pasado 23 de julio en Nonthhaburi en donde los vecinos de un conjunto residencial notaron que algo extraño estaba pasando y junto con empleados del lugar, encontraron a la menor entre la basura por lo que alertaron a las autoridades.

Cuando los testigos desenvolvieron a la víctima, se dieron cuenta que esta aún estaba viva, por lo que la trasladaron a un hospital en donde el personal médico descubrió que, previo a la caída, fue envenenada con detergente líquido administrado vía oral.

Ante el terrible panorama, autoridades locales comenzaron a buscar a la persona culpable; observando los videos grabados pudieron determinar desde dónde había caído la niña y al llegar al lugar señalado encontraron a una adolescente de 18 años que estaba aún sangrando como consecuencia de un parto mal atendido, y al supuesto padre de la bebé, un hombre de 23 años.

Al ser interrogada, la acusada admitió que la bebé era suya y dijo que el alumbramiento la tomó por sorpresa, pues no sabía que estaba embarazada. También aceptó haber dado de beber detergente a su hija, aunque no especificó por qué lo hizo, simplemente dijo que «fue su reacción».

Finalmente, la madre menor de edad, el padre y la recién nacida fueron sometidos a una prueba de ADN para corroborar el lazo familiar. Los resultados fueron positivos. Desafortunadamente, tras una semana de luchar por su vida, la bebé murió en un hospital como consecuencia del envenenamiento.

Con información de RT.

Resto del mundo

Cofece multa a Walmart por prácticas monopólicas: la batalla legal apenas comienza

La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

Según el dictamen de la Cofece, Walmart aprovechó su posición dominante en el mercado para imponer condiciones desfavorables a los proveedores, afectando la competencia en el sector. Aunque no se han revelado todos los detalles de las “contribuciones” impuestas a los distribuidores, el veredicto destaca cómo estas prácticas distorsionan el acceso al mercado y perjudican a competidores más pequeños.

En respuesta, Walmart no tardó en reaccionar. La empresa anunció que impugnará la decisión y enfatizó su compromiso con el cumplimiento de las leyes mexicanas. En su comunicación oficial, destacó que la sanción carece de fundamento y que está basada en interpretaciones erróneas. Este movimiento era predecible: para una empresa de este tamaño, 93 millones de pesos no solo representan una cifra considerable, sino también una amenaza a su reputación.

Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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