No hay comida. No hay agua. Las casas y los edificios están destruidos. Los cuerpos están dispersos por las calles. Los hospitales están rebasados. Los suministros médicos se están acabando.
Mientras el tifón Haiyan avanza por el Mar del Sur de China este domingo, hacia Vietnam, muchos filipinos se enfrentan a una devastación que no habían visto antes.
«No he hablado con nadie que no haya perdido a alguien, a un familiar cercano. Estamos buscando lo más que podemos», dijo Alfred Romualdez, el alcalde de Tacloban, una de las zonas más afectadas por el supertifón.
Él dijo a CNN que es «completamente posible» que haya más 10.000 muertos en la provincia de Leyte.
A medida que pasa el tiempo, más afectados por Haiyan van llegando al aeropuerto en busca de comida, agua y escape.
Magina Fernandez es una de ellas. Ella perdió su casa y su negocio, y estaba desesperada por dejar la ciudad en un avión militar.
«Traigan ayuda internacional ahora, no mañana, ahora», dijo. «Esto es realmente, realmente malo, malo, peor que el infierno, peor que el infierno».
Ella expresó su enojo en contra del presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, quien este domingo visitó algunas de las áreas más afectadas por el tifón, incluido Tacloban.
Ella expresó su enojo en contra del presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, quien este domingo visitó algunas de las áreas más afectadas por el tifón, incluido Tacloban.
Muchos de los 200.000 habitantes de la ciudad están enojados con las autoridades por su respuesta lenta al desastre.
«Ellos deben ser los primeros en responder, y muchos de ellos también fueron afectados y no se han reportado a trabajar», explicó Aquino a CNN.
En el hospital St. Paul de Tacloban ya no aceptan a nadie. «No hay admisiones, no hay suministros», se lee en una hoja con un texto escrito a mano.
Sin electricidad, los trabajadores usan lámparas de pilas en la cabeza para dar primeros auxilios a las víctimas que llegan con heridas en sus brazos o en sus piernas. «Ya no podemos seguir», dijo un médico. «No hay suministros».
En tanto, la Cruz Roja de Filipinas enfrenta problemas para que su equipo de rescate acceda a las zonas afectadas de Tacloban.
El aeropuerto de la ciudad está cerrado a vuelos comerciales y la ruta podría permanecer cerrada por tres días.
Los niños, entre los más afectados
Mientras se hace el recuento de los daños por la tormenta, se espera que los niños sean los más afectados.
UNICEF estima que en el área por donde pasó el tifón viven 1,7 millones de niños.
«La principal prioridad de UNICEF está enfocada en intervenciones para salvar vidas, conseguir medicinas esenciales, suplementos nutrimentales, agua limpia y suministros de higiene para los niños y sus familias», indicó el representante del organismo en Filipinas, Tomoo Hozumi, en un comunicado.
La encargada de Cooperación y Emergencias de UNICEF en España, Carmen Molina, advirtió que la tragedia por el tifón aumenta el riesgo de que los niños filipinos caigan en manos de redes de tráfico de menores.
Fuente CNN
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