En una nueva investigación se muestra que algunos estudiantes hacen más de tres horas de tarea por noche; y que todo ese trabajo escolar literalmente los enferma.
Puede ser tentador descartar esta investigación reciente, realizada en áreas de clase media alta, como otra manifestación de las excentricidades de los ricos. Pero, ¿podría ser que en algunos años esos mismos niños se hayan graduado de sesiones maratónicas de tarea?
«Las tres horas de tarea por noche fue un promedio, por cierto”, dice Denise Pope, conferencista en la Escuela de Graduados de Educación Stanford en Estados Unidos y coautora del estudio publicado en la revista Journal of Experimental Education.
«Teníamos niños en el estudio que hacían más”, hasta cinco horas en algunos casos.
En el estudio se encuestó a más de 4,300 estudiantes de 10 preparatorias públicas y privadas de alto rendimiento en las comunidades de clase media alta de California en Estados Unidos. Los investigadores buscaban examinar la relación entre la carga de tarea y el bienestar y compromiso del estudiante, así como entender por qué la tarea puede actuar como factor de estrés en las vidas de los estudiantes.
Sus resultados fueron problemáticos: en la investigación se mostró que la tarea excesiva está asociada con altos niveles de estrés, problemas físicos de salud y falta de equilibrio en las vidas de los niños; el 56% de los estudiantes en el estudio citó a la tarea como un factor de estrés principal en sus vidas.
«Encontramos una clara conexión entre el estrés de los estudiantes y los impactos físicos; migrañas, úlceras y otros problemas de estómago, privación del sueño y cansancio, y pérdida de peso”, observó Pope.
Los resultados de Pope son particularmente interesantes cuando se comparan con datos de la Evaluación Nacional de Progreso Educativode Estados Unidos sobre las tendencias de tarea para la mayor población.
Resulta que, la carga de tarea de la mayoría de los estudiantes permanece destacablemente estable desde 1984, según el Reporte de Educación Estadounidense 2014 del Centro Brown del Instituto Brookings en ese país.
Así que, ¿qué pasa con los niños de las familias ricas?
Pope y sus colegas se enfocaron en la clase media alta, las escuelas privilegiadas, porque en estas comunidades es en donde el valor aceptado de la tarea está profunda e incuestionablemente arraigado. Aquí muchos estudiantes describen al trabajo escolar y a las presiones del alto desempeño académico como una fuerza dominante en su día.
Pope encontró en su trabajo con Challenge Success, una colaboración de Stanford formada en respuesta a los crecientes problemas de salud emocional y mental en los estudiantes estadounidenses, que la tarea seguía surgiendo como punto de tensión.
Hubo padres que querían más tarea y otros que querían menos. Hubo padres que, si el maestro no les daba tarea a los grados más jóvenes, compraban sus propios libros de trabajo y se los entregaban a sus hijos. Pope incluso escuchó de padres que lamentaban que no habían visto a sus hijos en todo un fin de semana porque intentaban terminar la tarea.
«Nos percatamos de que necesitábamos intervención alrededor de la tarea”, dijo, y no solo con los estudiantes de preparatoria. Aunque el estudio actual fue realizado con estudiantes de preparatoria, “tenemos los mismos datos de años menores”.
Los investigadores reconocieron la limitación de su dependencia en los autoreportes de los estudiantes, pero sintieron que era importante explorar las descripciones de primera mano de los estudiantes sobre sus experiencias con la tarea excesiva.
Y aunque algo de las quejas sobre tener demasiada tarea y sentirse estresado puede parecer como quejas típicas de adolescentes, este estudio reciente se une a un creciente cuerpo de investigación que pinta un cuadro inquietante sobre la presión incesante en los niños privilegiados.
Que los niños que crecen en la pobreza están en riesgo para varias dolencias es intuitivo y respaldado por la investigación. Lo más difícil de creer es el creciente consenso de que los niños en el otro extremo del espectro, niños criados en la riqueza, también pueden estar en riesgo.
Suniya S. Luthar, profesora de Psicología en la Universidad Estatal Arizona en Estados Unidos, desestimó la vacilación.
«Cuando dices que la pobreza es un factor de riesgo, eso no significa que todos los niños con pobreza tienen problemas”, dijo. “Es exactamente lo mismo para los niños de clase media alta de familias en ascenso. Todo lo que decimos es que una mayor proporción de estos niños está en riesgo, en comparación con la comunidad estadounidense promedio”.
La investigación rigurosa (y fascinante) de Luthar llamó la atención por primera vez sobre cómo la juventud de comunidades de clase media alta están en riesgo de varias perturbaciones graves, incluidos el abuso de drogas y alcohol, la depresión y la ansiedad.
La razón: una cantidad enorme de presión, incluida “dinámica de familia, normas de compañeros, presiones en las escuelas, y políticas en la educación superior”, escribe Luthar en un análisis rigoroso, I Can, Therefore I Must: Fragility in the Upper Middle Classes (Puedo, por lo tanto debo: Fragilidad en las clases medias altas).
Estos resultados tienen implicaciones que van más allá de la tarea, niveles de estrés o incluso salud.
También son parte de una mayor conversación cultural sobre las profundas desventajas de nuestra sociedad mucho trabajo, nada de juego, el ganador se lo lleva todo.
Mientras tanto, es importante tener en cuenta que el factor más fuerte y protector para el estrés de niñez crónico y potencialmente tóxico es el apoyo social y familiar; eso es, una relación responsiva con un cuidador adulto.
“La primera responsabilidad de los padres es la salud de sus hijos”, dice Pope. “Los padres necesitan ser defensores y animadores, no calificadores y correctores. Y ciertamente no quieres decirle a tu hijo, ‘¡dame la mita de la tarea!”.
¿Cuál es el número mágico en lo que se refiere a la tarea?
«En la preparatoria, nada mayor a dos horas. En la secundaria, nada mayor a los 90 minutos”, contestó.
¿Qué hay de la primaria? “No hay correlación entre la tarea y el logro académico en la primaria”.
¿Pero qué hay de esas habilidades no académicas de las que hablan los maestros, como un sentido de responsabilidad?
¿La tarea en los primeros años no es la que les enseña a los niños cómo volverse más organizado y cumplir con las fechas límite? En la investigación no se muestra eso, dice Pope.
«Mira, no hablamos sobre guardia”, señaló Pope. “Los padres necesitan defender a sus hijos con las herramientas y cifras e investigación a la mano. Hablamos sobre diálogo respetuoso”.
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