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Salud y Bienestar

‘Estafilococo hominis’, la bacteria que mató a dos bebés en Chiapas

La muerte de dos recién nacidos y la hospitalización de otros 29 en la comunidad de La Pimienta, en el municipio de Simojovel, Chiapas, se debió a una bacteria llamada Estafilococo hominis, comúnmente alojada en la piel, y no a la vacuna que se les aplicó, informó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Javier Dávila, director de Prestaciones Médicas, indicó que la segunda fase de la investigación arrojó que la única vacuna aplicada en común a los niños fue la de Hepatitis B, por lo que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) analizó el lote completo de 100 mil vacunas y determinó que estaba debidamente certificado y bajo la norma.

El análisis determinó que la vacuna no estaba defectuosa y no perdió su cadena de frío; por lo tanto, la contaminación bacteriana se dio durante el procedimiento de manejo y aplicación.

“Los resultados de los cultivos de sangre arrojaron la presencia de contaminación externa local, ajena al biológico de la vacuna, en particular bacterias, lo cual era coincidente con los cuadros clínicos de los niños hospitalizados”, aseguró el doctor Dávila.

Los análisis de la Cofepris ratificaron que no se registró ningún otro caso de reacciones adversas en las más de 100 mil dosis aplicadas en diversas partes del país, de octubre a la fecha, provenientes del mismo lote, indicó Rocío Alatorre, comisionada de Evidencia y Manejo de Riesgos.

De acuerdo con el IMSS, en la literatura médica internacional no existe evidencia en donde un porcentaje tan alto de personas haya presentado reacciones tan severas y de estas características por la aplicación de la vacuna contra la Hepatitis B ni por ninguna otra.

Dávila detalló que esta segunda etapa estuvo a cargo de un grupo de epidemiólogos, toxicólogos, pediatras e infectólogos, así como del laboratorio de microbiología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición de la Secretaría de Salud, quienes  determinaron que se trató de esa bacteria (Estafilococo hominis), común en la piel de las personas, como en las manos, “y provino de una sola fuente de contaminación”, lo que ocasionó la muerte e infección de los bebés.

Explicó que estos hallazgos descartan otro tipo de bacterias, como las que se encuentran en el sistema gastrointestinal y en las vías respiratorias. Los estudios moleculares realizados demostraron que el Estafilococo hominis aislado en los diferentes pacientes fue el mismo, es decir, que la bacteria provino de una sola fuente de contaminación.

Sobre los bebés hospitalizados, el Seguro Social confirmó que 27 han sido dados de alta con un buen estado de salud y han regresado con sus familias a sus comunidades. Solo dos niños permanecen hospitalizados y se encuentran estables.

Sobre estos hechos, se confirmó que la Procuraduría General de Justicia de Chiapas, la Procuraduría General de la República (PGR), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y el Órgano Interno de Control del IMSS iniciaron de oficio las investigaciones correspondientes, por lo que el pasado viernes 15 de mayo la Cofepris envió los resultados de las pruebas.

El IMSS dio a conocer que continuarán con las investigaciones para esclarecer los hechos y seguirán asumiendo los compromisos con los familiares de los menores afectados y fallecidos, así como las indemnizaciones correspondientes.

A principios de mayo suspendió de manera preventiva a escala nacional la aplicación de vacunas BCG (Tuberculosis), Rotavirus y Hepatitis B, luego de que dos bebés fallecieron. Asimismo, inició una investigación para identificar la causa de la afectación a 31 menores, que presentaron reacciones adversas presuntamente asociadas a la aplicación de estas vacunas.

Milenio

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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