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¿Estás embarazada y no lo sabes? ¡Es posible!

Amanda Burger y Amanda Prentice viven a más de 1,126.5 kilómetros de distancia. Nunca se han visto, pero comparten algo más que un nombre inusual.
Burger, de 33 años, fue al hospital en septiembre de 2010 cuando sintió dolores de estómago tan dolorosos que apenas podía caminar. Prentice, de 34 años, tuvo una convulsión dos años después, así que su esposo la llevó a la sala de emergencias.
Cada mujer regresó a casa con una hija recién nacida saludable. Antes de entrar en trabajo de parto, ninguna de las dos mujeres tenía idea de que estaba embarazada.
Espera, ¿cómo podría una mujer no saber que está embarazada?
Hay mucha fascinación alrededor de estos tipos de embarazos misteriosos, tanta que incluso existió un programa de televisión en TLC llamado I Didn’t Know I Was Pregnant (No sabía que estaba embarazada) que presentaba situaciones de la vida real en las que las madres dan a luz a bebés sorpresa.
Burger y Prentice no estuvieron en el programa, pero sus partos sorpresa llegaron a las noticias locales en sus respectivas comunidades.
El fenómeno, de hecho, es raro y difícil de estudiar científicamente. Algunos ginecólogos-obstetras experimentados nunca lo han visto pasar; otros han visto sólo a un puñado. Un estudio serbio estima que uno de cada 7.225 embarazos es desconocido para la madre hasta el momento de dar a luz.
Para empezar, es más probable entre las personas que tienen mucho sobrepeso, y las adolescentes en negación acerca de estar embarazadas, dijo la médico Patricia Devine, directora de Partos en el departamento de Obstetricia y Ginecología en el Centro Médico de la Universidad de Columbia en Estados Unidos.
“Esta es una situación extrema, y una situación muy rara, porque es muy difícil pasar por alto todas las señales del embarazo”, dijo Devine. Personalmente, ella lo ha visto alrededor de cinco veces desde 1994. “A veces uno duda de que no estaban completamente conscientes. Otras veces, es completamente plausible”.
El embarazo puede ocurrir, sin que lo sepan, en mujeres que particularmente no conocen las señales y síntomas, dijo Devine. Estos incluyen la falta del período, tensión en los senos, hinchazón, aumento de peso, estreñimiento y náuseas.
La obesidad puede afectar el ciclo menstrual de una mujer, por lo que la falta del período no enviaría señales de alerta. El aumento de peso tampoco puede ser visto como una señal.
Si la placenta está en la parte frontal del útero, las personas no sienten tanto el movimiento del bebé, dijo la médico Kathleen Brennan, profesora clínica asistente de Ciencias de la Salud en el Sistema de Salud de la UCLA en Estados Unidos. Una mujer que no sabe que está embarazada creería que son gases.
Y a veces las madres no están aptas mentalmente o emocionalmente para tener un hijo. También hay personas que no quieren estar embarazadas e inconscientemente niegan un embarazo, dijo la médico Sabrina Sukhan, médico principal de práctica de parto en el Hospital Pennsylvania en Philadelphia, Estados Unidos.
Algunas mujeres de cuarenta y tantos años que ya tienen familia no están preparadas psicológicamente para tener otro hijo. No es que estén mintiendo sobre no estar embarazadas; sino que realmente no están conscientes de ello. Por supuesto, algunas adolescentes podrían ocultar deliberadamente sus embarazos de sus padres hasta el último momento posible.
En ocho años, Sukhan sólo ha tenido una paciente que inesperadamente dio a luz: una mujer que era una técnica de emergencias médicas. Particularmente no se veía embarazada, y no era ignorante o adolescente.
“Estaba en shock total”, recuerda Sukhan. “Decía, ‘no puedo creerlo, no sabía. No tengo una cuna lista’”.
La conclusión es que necesitas tener una “tormenta perfecta” de factores para estar embarazada hasta el punto de dar a luz sin darte cuenta, dijo Sukhan. Aparentemente, una tormenta vino para las dos mujeres llamadas Amanda.
La historia de Burger
Burger, de Cedar Falls, Iowa, Estados Unidos, ya era madre de un niño de 11 años cuando, sin saberlo, quedó embarazada.
Ella y su esposo no usaron anticonceptivos y ella tenía una actitud de “si pasó, pasó”.
Pero no tenía indicios de que estaba embarazada a excepción de un sentimiento generalmente “extraño” que la llevó a realizarse pruebas de embarazo en el curso de varios meses. Las tres salieron negativas, quizá estaban caducadas o Burger había bebido mucho agua de antemano.
No tenía náuseas, dormía boca abajo y nunca sintió al bebé patear. En cuanto a su ciclo menstrual, Burger dijo que seguía experimentando sangrados cada mes (expertos dicen que sangrados en un tiempo similar al del período es altamente inusual en el embarazo). Aunque las mujeres que están embarazadas no tienen exactamente sus períodos, es posible tener sangrados relacionados con cambios hormonales del embarazo, dijo Sukhan, quien no trató a Burger.
Burger sólo aumentó aproximadamente 6.8 a 9.07 kilogramos durante el embarazo. Mide 1.70 metros y pesaba 77.1 kilogramos cuando dio a luz. “Me gustaría ir a nadar en bikini”, dijo.
Tenía 36 semanas de embarazo cuando despertó alrededor de las 4 a.m. una mañana con fuertes calambres. Apenas podía caminar. Ella y su esposo fueron al hospital, donde el equipo médico se preparó para hacerle una tomografía computarizada de su apéndice. Como parte del procedimiento estándar, primero la sometieron a pruebas para ver si estaba embarazada.
Debido a que ese hospital en particular no se encarga de partos, un hospital diferente mandó a personas para apoyarla a dar a luz al bebé.
“Tuvieron que romper mi fuente y después prácticamente salió sola”, dijo Burger.
Su hija McKinlee nació el 22 de septiembre de 2010, compartiendo el mismo cumpleaños que el tío y abuelo de Burger, McKinley, por quien la bebé fue nombrada.
Y su hijo comenzó a llamar a los padres de sus amigos para decirles la noticia.
“Estaba llamando a todos y diciéndoles ‘¡mi mamá está teniendo un bebé!’”, dijo. “Y ellos decían ‘no, ¡deja de estar bromeando!”.
La historia de Prentice
En 2012, Prentice y su esposo no tenían hijos, y habían estado intentando tener un bebé por cuatro años, sin tener éxito.
Siempre había tenido períodos irregulares y pensó que no estaba teniendo su período debido al estrés.
Su madre murió en agosto de 2011, y ayudó a su padre a hacerse cargo de los trámites.
El peso que aumentó, aproximadamente 4.5 kilogramos, lo atribuyó a beber mucho refresco. Se enfermó una vez, pero pensó que era por la barbacoa que comió. En cuanto al movimiento del bebé dentro de ella, probablemente pensó que eran gases.
Una mañana en abril su esposo regresó de cazar para encontrar a Prentice en la cama, sin poder responder preguntas. Había sangre en el piso de donde se había mordido su lengua durante una convulsión.
Su esposo la llevó al hospital en su ciudad natal de Lawrenceburg, Tennessee, Estados Unidos. Los médicos determinaron que Prentice parecía tener siete u ocho meses de embarazo, y decidieron mandarla a un centro médico más grande en Vanderbilt en Nashville. Un helicóptero llevó a Prentice allí. No recuerda nada de esto.
El equipo en Vanderbilt llevó a cabo una cesárea en la mujer que seguía inconsciente. No despertó hasta después de dos días.
Allí fue cuando su esposo le dijo que su hija había nacido.
“Me hizo tan feliz, pero también estaba asustada, porque no sabía cuánto tiempo tenía de embarazo, no sabía si estaba bien”, dijo Prentice.
Prentice pasó cinco días en la unidad de cuidados intensivos, mientras que su hija, Aleanna Makenleigh Rose, pasó cinco días en una incubadora.
Antes de esto, se mostraba escéptica de las mujeres que no estaban conscientes de sus embarazos; ahora, ve I Didn’t Know I Was Pregnantcon una perspectiva diferente.
“Era una de esas personas que decía ‘tienen que saberlo; tienen que saberlo’. Ahora: ‘no, no tienes que saberlo’, dijo Prentice. “Si el Señor lo quiere aquí, entonces lo va a poner aquí”.
Los riesgos de no saber
Hay varios riesgos involucrados en tener un bebé si la madre no sabe que estaba embarazada por tantos meses. El bebé no ha sido monitoreado apropiadamente, así que los médicos no saben que tipo de parto será el más seguro; un bebé muy grande puede ser traído al mundo mejor por una cesárea.
Los médicos tampoco conocen ninguna anormalidad y complicación asociada con el feto o la madre. Por ejemplo, la madre puede necesitar tomar antibióticos para una infección bacteriana.
Una madre que no sabe que está embarazada probablemente no ha sido monitoreada por hipertensión, que fue especialmente relevante para Prentice. En el día que entró en trabajo de parto tuvo eclampsia, ataques que pueden ser resultado de una complicación en el embarazo; la hipertensión es un factor de riesgo.
Las Amandas dicen que habrían hecho las cosas de manera diferente si hubieran sabido que estaban embarazadas. Burger no hubiera bebido alcohol o fumado y hubiera tomado píldoras prenatales e ido con un médico. Prentice no bebe o fuma, pero hubiera revisado más su presión arterial.
Burger señaló que su primer embarazo también fue algo anormal. Tenía 19 años y no experimentó tampoco ningún síntoma en ese entonces. Descubrió que estaba embarazada cuando tenía cinco meses y medio. Su hijo, Benjamin, nació a las 32 semanas.
“Nunca he tenido un embarazo ‘real’”, dijo. “Tengo dos hijos y ningún embarazo real”.prueba-de-embarazo

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La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) asestó un golpe histórico al multar a Walmart de México con 93.4 millones de pesos tras concluir una investigación que se extendió por más de cuatro años. La razón: prácticas monopólicas relativas, particularmente en el trato con sus distribuidores.

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Por otro lado, la Cofece también se juega mucho. Este caso es una muestra clara de su intención de reforzar la vigilancia sobre los gigantes corporativos. Sin embargo, una batalla legal prolongada podría poner a prueba su capacidad de defender sus resoluciones en tribunales.

Más allá de la multa, el caso de Walmart pone el reflector sobre una problemática común en el comercio minorista: el desbalance de poder entre grandes cadenas y pequeños distribuidores. Si bien el desenlace de este litigio aún está por definirse, el mensaje es claro: los días de actuar sin consecuencias podrían estar contados. La industria y los consumidores estarán atentos a cada movimiento en esta batalla judicial.

 

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