Las reiteradas disculpas de Estados Unidos no han sido suficientes para aplacar al Gobierno de Afganistán. El presidente Hamid Karzai ha explotado hoy y ha criticado a Washington por no cooperar en las investigaciones sobre la matanza de 16 afganos, entre ellos varios niños, a manos de un sargento norteamericano.
Mientras en Kabul se cuestiona de si fue la actuación de una sola persona, el abogado defensor del sargento –que ha llegado hoy a EE UU donde será juzgado-, ha dicho hoy en Seattle que alegará que su cliente sufría estrés postraumático (TEPT), una enfermedad psicológica común entre los soldados que han participado en combate.
Las relaciones entre Estados Unidos y Afganistán están en su peor momento desde la invasión de las fuerzas agrupadas en la OTAN para derrocar al régimen talibán a finales de 2001. Hoy Obama, en un intento por calmar las tensiones, ha telefoneado a Karzai y le ha confirmado que las fuerzas de seguridad afganas asumirán el liderazgo de las operaciones de combate a partir de 2013 y recibirán la plena responsabilidad en la seguridad de todo el país a partir de finales de 2014, según informó la Casa Blanca.
Pero el enfado de Karzai no es fácil de aplacar. «Esto lleva pasando desde hace mucho. Estamos, se mire como se mire, con la soga al cuello. Este comportamiento es intolerable, y hace mucho, mucho, mucho que se nos agotó la paciencia», ha dicho Karzai a los periodistas. Los últimos acontecimientos han contribuido a la ruptura de las negociaciones que se desarrollaban en Catar con los talibanes
Acompañado de altos oficiales, un cansado y a veces enojado Karzai, escuchó a los ancianos y las familias de las víctimas de la masacre. En la reunión algunos gritaban, otros exigían respuestas. Pero en lo que coincidían los afectados es en que quieren que el responsable sea castigado.
«No quiero una compensación. No quiero dinero. No quiero un viaje a La Meca, no quiero una casa. No quiero nada. Pero lo que sí quiero es el castigo de los estadounidenses. Ese es mi reclamo, mi exigencia”, dijo uno de los pobladores, hermano de una de las víctimas.
Los afganos habían exigido que el soldado responsable fuese juzgado en Afganistán, pero a pesar de los reclamos, el sargento ha sido trasladado a una base estadounidense en Kansas.
Bajo estrés
El detenido está en camino al centro de detención militar de la base de Fuerte Leavenworth, en Kansas, donde se halla la única prisión de máxima seguridad del Departamento de Defensa estadounidense. El soldado abandonó Afganistán el miércoles, de camino a Kuwait
El abogado ha dicho hoy que el soldado y su familia habían sido notificados que su servicio en Oriente Próximo había acabado. “Su familia confiaba en que no regresara al frente. Literalmente, eso cambió de la noche a la mañana. Creo que sería adecuado decir que ni él ni su familia estaban contentos con que tuviera que regresar al frente”. La madrugada del domingo, el soldado abandonó su base y se dirigió a dos aldeas cercanas, donde mató a los civiles a sangre fría, para después intentar quemar sus cuerpos. Se entregó posteriormente a sus compañeros de filas.
Browne añadió que su cliente había visto, la jornada anterior a la masacre, cómo un amigo y compañero de batallón perdía una pierna en un ataque. Desmintió, sin embargo, informaciones difundidas por oficiales del Pentágono sobre problemas familiares y discusiones con su mujer. Según el abogado, su cliente, de quien el Pentágono no ha revelado la identidad, era un “soldado ejemplar”, padre de dos hijos.
En 2010, el sargento sufrió un accidente en Irak. Los médicos de la base a la que está afiliado, Lewis-McChord, en el Estado de Washington, le diagnosticaron una leve lesión cerebral, pero le consideraron apto para seguir en servicio. Su abogado dijo este viernes que entonces se le examinó para buscar signos de TEPT, pero que fueron unas pruebas “mínimas”.
El Pentágono ha explicado, por su parte, que el soldado estuvo bebiendo —algo prohibido por el Ejército de EE UU a los militares en servicio— antes de ejecutar su matanza y que estaba además bajo presión familiar por discusiones con su mujer. Según dijeron fuentes anónimas del Departamento de Defensa en el diario The New York Times, fue una combinación de “estrés, alcohol y problemas familiares – se quebró”.
El TEPT ocurre por la experiencia de lo que se conoce como un trauma, un choque emocional que produce un daño psicológico duradero. Las mujeres son más propensas a padecer ese trastorno. Entre un 11 y un 20% de los soldados que han regresado de las guerras de Irak y Afganistán lo desarrolla, según diversos informes del Pentágono.
En Fuerte Leavenworth hay dos centros de detención: uno de seguridad media, por el que han pasado detenidos como el soldado Bradley Manning, acusado de las filtraciones de Wikileaks, y otro de seguridad máxima, donde se hallan, entre otros, los presos que cumplen la perpetua y los que esperan que se les aplique la pena capital.
Fuentes del Departamento de Defensa han aclarado, sin embargo, que el traslado no significa, de forma necesaria, que el sargento vaya a ser juzgado. Cuando el Grupo de Investigaciones Criminales del Ejército acabe con sus pesquisas, se abrirá lo que se conoce como un proceso de Articulo 32 del Código Militar, una vista preliminar en la que un magistrado decidirá si es procedente convocar un consejo de guerra. El objetivo de la defensa, ahora, es evitar que eso suceda.
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