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Expide Congreso la de Ley de Juicio Político y Declaración de Procedencia del Estado

A raíz de las reformas constitucionales para la creación de los sistemas anticorrupción a nivel nacional y en los diferentes estados de la República, el Poder Legislativo de Chihuahua, creó la Ley de Juicio Político y Declaración de Procedencia del Estado, la cual será referente para que la percepción de la población ya no sea que los servidores públicos son intocables para la justicia.

La diputada Laura Marín y el legislador Miguel La Torre, expositores del Dictamen, en su carácter de integrantes de la Comisión Primera de Gobernación y Puntos Constitucionales, informaron que esta Ley servirá para contribuir y robustecer las acciones en contra de la corrupción.
Enfatizaron el hecho de que de esta manera el Estado, empieza a tomar las medidas necesarias para que las políticas públicas y los ordenamientos legales coadyuven en el combate a la corrupción y a la impunidad, generando con ello un cambio en las dinámicas sociales para que la ciudadanía esté segura de que en caso de que alguna persona dedicada al servicio público cometa alguna falta o delito será procesada y sancionada.

Al dar lectura al Dictamen, se informó que en el caso del proceso de denuncia en juicio político, la petición podrá provenir de cualquier persona ciudadana que así lo formule y que cuente con elementos probatorios suficientes para sustentar sus afirmaciones.
Dentro de la exposición se detallaron diferentes cuestiones, siendo una de ellas, que el ordenamiento recién creado establece que el Juicio Político procede cuando la actuación de las personas sujetas de responsabilidad, incurran en actos y omisiones que vayan en perjuicio de los intereses públicos o de su buen despacho, con la salvedad de que no procederá por la mera expresión de ideas.

La denuncia con los requisitos correspondientes, habrá de presentarse ante la Secretaría de Asuntos Interinstitucionales del Congreso del Estado, anexando la documentación debida y la necesidad de su ratificación, para que solo una vez agotado este último acto, pueda ser turnada a la Junta de Coordinación Política y sea a propuesta de este último órgano que en la próxima sesión, el Pleno conforme una Comisión Jurisdiccional para que conozca del asunto.
Dicha Comisión la cual contará con cinco miembros propietarios y tres suplencias, reflejará la composición plural del Congreso. Las personas suplentes entrarán en funciones según el orden de prelación en que hayan sido designadas, y determinará la admisión, o no, de la denuncia y si amerita dar inicio al procedimiento y, en caso afirmativo, se deberá notificar a la parte denunciada .

Así mismo, se establece el plazo para el ofrecimiento de pruebas, y su admisión o no, así como la fijación del día y la hora en que deberá verificarse la Audiencia donde habrán de calificarse y desahogarse, en la cual se dictará la resolución que las admita o deseche.
Concluido el plazo para los alegatos, la Comisión formulará sus conclusiones en vista de las constancias del procedimiento y emitirá un dictamen en el que se acredite, o no, la existencia de algún acto u omisión que redunde en perjuicio de los intereses públicos o de su buen despacho y la responsabilidad de la persona denunciada.
Una vez que la Comisión haya remitido a la Presidencia del Congreso el dictamen, se convocará a sesión del Pleno, el cual deberá reunirse para resolver sobre la denuncia, en la cual deberán estar presentes los involucrados o sus defensas.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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