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Fantasías sexuales, el placer al alcance de todos

Untarte mermelada en el cuerpo, usar tacones rojos, poner velas en la recámara, grabarte o vestirte de Superman, son perversiones o mejor dicho, parafilias sexuales tan diversas como los gustos de cada quien.

De acuerdo con Ricardo Granados, sexólogo de Caleidoscopia, AC, cualquier fantasía que tengamos es válida, siempre y cuando no lastime los derechos de terceros o se convierta en la razón de vivir de quien tiene la fantasía.

Anteriormente las parafilias se calificaban como perversiones sexuales, lo que era relacionado con lo pecaminoso, lo cual no ayuda al desarrollo sexual y personal.

Sin embargo, el especialista señaló que cuando las fantasías de una persona son reprimidas, ésta tiene dificultad para relacionarse, además de sufrir baja autoestima, angustia y, en ocasiones, culpa.

“Cuando es dependiente puede causar daño, ¿por qué? Porque estas conductas tendrían que ser consensuadas y en su desesperación, pueden vivir situaciones de abuso”, explicó el especialista.

Mencionó que para llevar a cabo las fantasías sexuales hay dos reglas básicas. La primera es la aceptación de las personas que la lleven a cabo y en segundo lugar evitar lastimar a otros o a nosotros mismos.

“Tenemos que aprender a disfrutar nuestra sexualidad a lo largo de la vida y a ser congruentes con los valores relacionados al respeto” enfatizó Granados.

De acuerdo a la Encuesta Global Sobre Hábitos Sexuales, de Lilly ICOS, 56% de los mexicanos mayores de 33 años tiene encuentros sexuales al menos dos veces por semana.

Parafilias

• Audiofilia. Placer por los sonidos de todo tipo.

• Aromafilia. Fascinacion por los olores.

• Gastrofilia. Placer por ingerir platillos o un determinado alimento.

• Exhibicionismo. Inclinación de una persona por exhibirse en público. El riesgo de esta técnica es la censura por poner en riesgo a otros o asi mismo.

• Fetichismo. Atracción hacia diferentes objetos que proporcionan placer.

Fetichismo

Éstos son sólo algunos de los objetos fetiche más comprados en las tiendas de artículos sexuales.

• Zapatos de tacón. Un clásico para quienes se excitan con los pies, pues el accesorio estiliza la figura.

• Esposas. Atar a una persona o estar amarrado aumenta el placer durante las relaciones sexuales.

• Lencería. En especial de encaje, logra aumentar los niveles de erotismo durante el juego previo.

• Disfraces. Se asocian a un juego de rol en donde uno juega a ser dominador y el otro sumiso.

• Látigo. Una expresión más del sadomasoquismo.

• Sexo telefónico. El erotismo aumenta al saber que la otra persona se excita al mismo tiempo.

• Lluvia dorada. Práctica consistente en orinar o ser orinado por la pareja.

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Revive la espectacular inauguración de los juegos olímpicos de Paris 2024

Con el Sena como escenario y el espectáculo aguado por la lluvia, París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.

El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, desde el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.

La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical, antes de llegar entre acrobacias a la zona de la catedral de Notre-Dame (aún cerrada por la restauración del incendio que sufrió en 2019), con un guiño a la literatura de Victor Hugo y a su popular personaje Quasimodo.

‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’ -que a pesar de ser el cuadro mejor custodiado del Louvre, llegó a manos de los minions de la saga ‘Despicable Me’- fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.

Fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.

La voz de Marina Viotti y el grupo metalero Gojira se encargaron de recordar la ira del pueblo con la canción revolucionaria ‘Ah, ça ira’, en uno de los momentos más vibrantes del espectáculo.

La lírica la puso después la ópera ‘Carmen’, del francés Georges Bizet, y también la mezzosoprano Axelle Saint-Cirel al cantar el himno de Francia, ‘La marsellesa’, desde el tejado del imponente Grand Palais, que ha sido restaurado para poder acoger varias de las pruebas olímpicas de París 2024.

Ese momento solemne se aprovechó para homenajear a grandes mujeres de la historia, como la escritora e icono feminista Simone de Beauvoir, la política Simone Veil (que impulsó la legalización del aborto en Francia), la cineasta Alice Guy o la pionera del deporte femenino Alice Milliat.

La moda, el cine y la francofonía

La lengua de Molière también tuvo su espacio con la actuación de la franco-maliense Aya Nakamura (la artista más escuchada actualmente en francés en todo el mundo), que interpretó dos de sus grandes éxitos acompañada por la Guardia Republicana ante el Instituto de Francia.

La moda, con un desfile de talentos emergentes -para no olvidar que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura- , y un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.

Más internacional fue el capítulo dedicado a Europa al ritmo de ‘The Final Countdown’ (del grupo sueco Europe) y el mensaje de paz que lanzó desde una isleta artificial la cantante Juliette Armanet con una versión de ‘Imagine’.

Un caballero plateado que hizo todo el recorrido a galope sobre el agua -cuando los últimos atletas habían llegado ya a la parada final, el puente de Jena entre la torre Eiffel y los jardines del Trocadero- sirvió en la recta final para hacer repaso de la historia del olimpismo moderno, que también tiene raíces francesas gracias al barón Pierre de Coubertin.

Ese jinete llevó la bandera de los cinco anillos para ser izada frente a la torre Eiffel antes de que se escuchara el himno olímpico, los discursos oficiales y la declaración de apertura, que correspondió como es tradicional al jefe de Estado del país anfitrión, en este caso Emmanuel Macron.

El encapuchado con la llama llegó justo después, para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.

Fueron finalmente los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf, con un portentoso chorro de voz pese a la grave enfermedad neurológica que padece.

https://www.youtube.com/live/S7_0QuGodtE?si=4UG224KKUr8y0R5b

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