La FIFA puso en marcha este lunes la segunda fase de venta de boletos para el Mundial de 2026, con la apertura de un nuevo sorteo que permitirá a los aficionados adquirir entradas para los partidos del torneo. Esta etapa incluye un período exclusivo para residentes de los tres países anfitriones: Estados Unidos, Canadá y México, quienes podrán comprar boletos para partidos que se jueguen en su nación de origen.
El sorteo estará abierto hasta las 11:00 horas, tiempo del Este de Estados Unidos, del próximo viernes, y cualquier aficionado, sin importar su país de residencia, puede participar. Los seleccionados en este sorteo recibirán un espacio de tiempo, a partir del 12 de noviembre, para adquirir sus boletos; estos periodos de compra se extenderán hasta el 15 de noviembre, y los ganadores serán notificados al menos 48 horas antes de que se habilite su horario.
Según la FIFA, los residentes de Estados Unidos, Canadá y México fueron quienes más boletos compraron durante la primera fase de venta, seguidos por aficionados de Inglaterra, Alemania, Brasil, España, Colombia, Argentina y Francia. Una vez que concluya el período exclusivo para los países anfitriones, a partir del 17 de noviembre se abrirá la venta de boletos para el público en general, y más entradas estarán disponibles en fases posteriores.
Hasta el momento, se han vendido más de un millón de boletos para el Mundial, con compradores de 212 países y territorios distintos, y 28 de los 48 equipos ya han asegurado su lugar en la fase final. En total, se esperan cerca de 7.1 millones de asientos disponibles en los 104 partidos que se disputarán en 16 sedes de Norteamérica.
El precio de los boletos varía según la categoría: los más económicos comienzan en 60 dólares, mientras que los más costosos para el partido inaugural en Inglewood, California, oscilaban entre 560 y 2,735 dólares. En plataformas de reventa, algunos boletos del encuentro inicial superaron los 60,000 dólares. Por primera vez, la FIFA implementará precios dinámicos, ajustando los costos según la demanda, lo que podría generar fluctuaciones en los precios de todas las entradas.
Con esta fase, la FIFA busca garantizar oportunidades para los aficionados locales, al tiempo que mantiene la posibilidad de compra para seguidores de todo el mundo, en un torneo que se espera sea el más grande en la historia de la Copa del Mundo.