El gobernador César Duarte, ya con la cabeza fría, decidió atacar de raíz los problemas para el inicio de operaciones del ViveBús y no seguir queriendo tapar el sol con un dedo.
No fueron el rancio Jaime García Chávez, mucho menos el ‘Pelón’ Miguel Latorre quienes alebrestaron a los choferes de urbanos, sino gente de casa, el mismísimo Doroteo Zapata, quien está molesto por que, pese a haberse servido con cuchara grande, no tiene llenadera.
Este fue el primer quemón de la administración de Duarte, justo después de cumplir la mitad de su sexenio, cuando, según la liturgia política, el poder empieza a decrecer y a reacomodarse, pero Duarte no está dispuesto a soltarlo. Quiere más.
Luego de convocar a todos los involucrados, les leyó la cartilla y les dijo secamente que, si no pueden, el Gobierno del Estado sí puede, y hasta amagó con municipalizar el transporte y pasárselo al compadre consentido, Javier Garfio.
Esto sí que puso a temblar a los concesionarios, quienes olvidaron que las canicas las tiene y las seguirá teniendo el mandatario. Si quieren trancazos, Duarte trae para dar muy buenos.
El gobernador también aprovechó para dejar atrás la simulación y admitir que el sistema falló, que tomará tiempo adaptarse y que hay que apechugar y echarle ganas por el bien de Chihuahua. Nada más que la verdad. Todo megaproyecto es susceptible de errores y lo importante es reconocerlos para resolverlos.
En el caso del Vivebús, la situación no es tan grave. Basta con meter en cintura a choferes y concesionarios inconformes, escuchar (o fingir que se escucha) a la ciudadanía y ajustar lo que haga falta, pues no hay duda de que a final de cuentas el sistema troncal resolverá muchos de los problemas de movilidad urbana y será un sistema vanguardista y eficiente. A meterle ganas.
En el Distrito Federal, el presidente Enrique Peña Nieto no la ve llegar, pues entre la CNTE, el SME, los pejistas, similares y conexos, amenazan con colapsar la ciudad y amargarle el Día del Presidente, es decir, su informe, que tendrá que realizar en un búnker militar.
Lamentable la manera de actuar de estos grupos, que si bien tienen derecho a manifestarse, le apuestan a la anarquía y aunque muchas de sus causas son legítimas, empiezan a politizarse y a albergar toda clase de intereses, muchos de ellos nefastos.
Esto vendrá a calentar la Reforma Energética, que si bien contará con el apoyo de los legisladores para ser aprobada, servirá de pretexto para convocar a movilizaciones patrioteras y estériles.
Tanto el bando oficial como el disidente le apuestan a la desinformación y a la sentimentalización de la lucha, pues el Gobierno no para de poner niños felices untados de petróleo y spots que parecen de superación personal, mientras la izquierda le apuesta a apropiarse de los muertos, incitar al odio y a la xenofobia y, sobre todo, al tremendismo.
Volviendo a Chihuahua, un tema tremendo es la detención Mario Núñez Meza, ‘Mayito’ o el ‘M-10’ considerado como el brazo derecho de Joaquín ‘Chapo’ Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa. A este personaje ya lo buscaba todo México, medio EU y hasta la Interpol, por lo que hay alerta de violencia que, esperamos, quede en pura paranoia.
Los que sí están por entrar en shock son los fans que le sobreviven a Juan Gabriel, pues no estará en el ‘Grito’, su lugar lo ocupará Julión Álvarez, un cantante mucho más vigente y que arrastra a la borreguiza a la pista de baile.
Esto no significa que Duarte haya dejado de ser su fan, al contrario, le organizó una fiesta privada para este viernes con el gobernador de Michoacán, nada menos que en el Palacio de Bellas Artes, pero ya no con la monarquía chihuahuita, sino con la nacional, pues entrará puro VIP a ver al divo de Juárez.
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