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Gastan más de 36 MDP en «informes» y verbenas de López Obrador

En eventos masivos, entre cierres de campaña, informes de gobierno y verbenas llamadas popularmente «AMLOfest» y en los que el Presidente Andrés Manuel López Obrador es la figura central, se han pagado poco más de 36 millones de pesos del erario.

En una revisión hecha por El Universal se encontró que desde el cierre de campaña en junio de 2018 al 5 de abril de este año, cuando López Obrador presentó su último informe de gobierno, a la empresaria Yazmín Adriana Bolaños López se le han entregado la mayoría de estos contratos. Este monto no incluye el gasto total que desembolsó el gobierno en la toma de posesión del Mandatario el 1 de diciembre de 2018, que sumó más de 41 millones de pesos, debido a que, además de la celebración en el Zócalo, también se invirtió en el banquete que se dio en Palacio Nacional a más de 100 invitados, así como en su hospedaje y traslado.

Entre los contratos consultados en la plataforma Compranet se encontró que por el cierre de campaña en el Estadio Azteca, realizado el 27 de junio de 2018, se pagó a diversos empresarios —entre ellos Bolaños López— un total de 3.5 millones, mientras que por el festival que se organizó en el Zócalo en su toma de posesión se destinaron ocho millones 975 mil 649 pesos.

Además, en el evento del 1 de julio de 2019 en el Zócalo, cuando se celebró un año de su victoria electoral, se invirtieron tres millones 390 mil pesos, según el contrato 2095376.

Por la celebración del grito de Independencia el 15 de septiembre del año pasado se dieron a la empresaria Bolaños López 13.5 millones de pesos. En tanto, por el «AMLOfest» del 1 de diciembre de 2019, también en el Zócalo de la capital, se le pagaron cuatro millones 441 mil pesos.

En eventos de 2020 la Oficina de Presidencia también le ha entregado otros contratos. El Día del Ejército, Presidencia realizó un evento en el Zócalo, el cual encabezó el Presidente López Obrador. El festival musical —en el que participó La Sonora Dinamita— tuvo un costo de dos millones 905 mil 320 pesos y el contrato fue otorgado por adjudicación directa nuevamente a Bolaños López.

En su último informe de gobierno, realizado el pasado 5 de abril y en el que López Obrador dio a conocer el plan de reactivación económica tras el impacto de la pandemia del COVID-19 se pagaron, de nueva cuenta a Yazmín Adriana Bolaños López, 82 mil 900 pesos, pese a que no hubo invitados y el Ejecutivo sólo leyó el informe frente a camarógrafos y fotógrafos en el Patio de Honor de Palacio Nacional.

Además, entre enero y abril, cuando la pandemia de COVID-19 se presentó en México, la Presidencia de la República gastó más de medio millón de pesos en cenas y eventos conmemorativos, así como en el pago de pinturas y adaptación de salas museográficas en Palacio Nacional.

La noche del 12 de febrero, López Obrador ofreció una cena a más de 100 de los empresarios más importantes de México, para solicitar su apoyo en la compra de seis millones de boletos para la rifa del valor comercial del Avión Presidencial TP01. Los presentes degustaron tamales de chipilín y chocolate.

Fuente: Informador

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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