Tras el colapso de la candidatura de Teresa Ortuño, comenzó la caza de culpables, y el primer señalado es Mario Vázquez, a quien acusan de haber subestimado a ese joven salido prácticamente de la nada, que ahora conocemos como Miguel Riggs, candidato a la alcaldía de Chihuahua.
Como dijimos ayer, quedó demostrado que Javier Gaudini, Jorge Espino y Roberto Lara, no son los grandes acarreadores de votos que aseguraban ser y los panistas, traumatizados por la reciente derrota nacional, no se dejaron llevar más por quienes consideran en buena medida culpables del desastre.
Prefirieron volver a los orígenes, a aquellos días en que era más importante el odio al PRI que cualquier división interna, en la que asumir el bando crítico era mucho más rentable políticamente que gobernar, ese PAN viejo representado por vacas sagradas como Luis Álvarez y Francisco Barrio, quienes volvieron de los libros de historia del panismo para hacerse presentes con nostálgicos votos.
Vázquez ha naufragado, llevando al PAN en zigzag, primero con la renuncia de Antonio López, a quien sus frases feisbuqueras no le sirvieron para aguantar las presiones y terminó tirando la toalla antes de comenzar el round. Luego se veía claro que Ortuño sería la ungida, con el apoyo férreo de Vázquez, quien trató de imponerla al estilo de la casa, pero los panistas le dieron palo y bien duro.
Otro perdedor fue Carlos Borruel, pues su achichincle Guillermo Villalobos no fue capaz de alcanzar más que un puñado de votos, inútiles para cualquier aspiración, pero suficientes para que sus compañeros del Dhiac lo culpen de la derrota de Ortuño. Así, el que era su grupo político lo repudia todavía más, con lo cual la carrera política del ex alcalde no ha hecho más que colapsar, y eso que aún no resuelven el cochinero que hubo entre él, Javier Corral y Cruz Pérez Cuéllar cuando los tres buscaban entrar al Senado.
Hablando de Cruz, curiosamente a este no le fue tan mal. Nadie lo culpa de nada demasiado grave y hasta logró colar en las listas plurinominales a José Luis Guerrero, un tipo al que nadie conoce, y aun así pudo desplazar a Eduardo Fernández, reconocido Dhiaco.
Ante la turbulencia, Vázquez mejor se fue a Juárez, donde se encontró con María Antonieta Pérez, indiscutible ganadora de la candidatura, tanto que ni el atrabancado Arturo Ayala se lanzó a la vergüenza de la impugnación.
Ahora, en Juárez, viene la operación cicatriz, pues es vital para el panismo ir unido y por eso será el mismísimo Ramón Galindo el coordinador de campaña de Toñeta, y es que entre los blaquiazules ha corrido la ilusión de que, con las porquerías astronómicas que ha hecho Teto Murguía en su administración, es posible recuperar la frontera.
Pero tanto en Chihuahua como en Juárez, el principal obstáculo, además del priísmo y su miríada de minipartidos, son los escuetos tiempos electorales, ya que durante el mes de mayo nadie podrá hacer campaña de acuerdo con la Ley Electoral hecha a modo del partido más fuerte, en una especie de votación harakiri que hicieron los panistas.
Así, Javier Garfio, Enrique Serrano y los demás aspirantes, no tienen mas que esperar y no regarla en grande, pues con el poco margen que le queda a sus adversarios, aun haciendo la mejor de las campañas, es muy difícil que haya tiempo de incidir en la ciudadanía.
En el PRD comenzaron a soltar los rumores de que sí los van a dejar aliarse con el PRI, su sueño dorado y pase directo a una nómina jugosa, pues esperan que la decisión del Tribunal Federal Electoral les sea favorable, como en su momento le fue al PT, cuando estuvo en el mismo caso.
Se sabe que estos partidos perderían el registro de no ser por los votos que les “maicea” el PRI, ya que ni los Aguilar ni la minimafia que controla el PRD, han tenido la menor intención de construir partido, al contrario, se han comportado como sanguijuelas chupasangre que le han sacado tanto provecho que han dejado a sus partidos anémicos y en estado terminal, un cáncer para la izquierda chihuahuense.
Otro que anda resentido con este cáncer es el ex diputado Jaime García Chávez, quien se ha dejado ir duro contra sus compañeros de partido, a quienes acusa de lo mismo que todos los demás: Oportunistas y mezquinos.
Pero mientras García Chávez se divorcia del PRD, sus amores con los panistas crecen, al grado que varios como el Pony Lara comparten sus columnas, y el pasado domingo se le vio manifestándose en repudio de la represión contra periodistas al lado de Blanca Gámez, ex candidata panista, como si de amigos de toda la vida se tratara.
Cabe mencionar que García Chávez y Gámez, alzaron la voz al igual que representantes de asociaciones como El Barzón, Mundo Patitas, Alianza Sierra Madre, Red Ciudadana, Bawerasa, asociaciones de defensa de la mujer y muchas más, quienes curiosamente no buscaron ningún tipo de protagonismo, sino simplemente respaldar a un gremio que ha sido acosado y agredido sin control desde hace años. Curiosamente, solo hubo un puñado de reporteros. Las grandes asociaciones chihuahuenses de periodistas brillaron por su ausencia.
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