SEATTLE.— Después de dos derrotas en casa, los Toronto Blue Jays regresaron con fuerza y aplastaron 13-4 a los Seattle Mariners en el tercer juego de la Serie Divisional de la Liga Americana, con una ofensiva demoledora encabezada por Vladimir Guerrero Jr., quien volvió a encender su madero en el momento justo.
Toronto borró una desventaja temprana de dos carreras con un rally de cinco anotaciones en la tercera entrada, impulsado por cuadrangulares de George Springer, Andrés Giménez, Guerrero, Alejandro Kirk y Addison Barger. En total, los canadienses sumaron 18 imparables y castigaron sin piedad al abridor de Seattle, George Kirby, quien permitió ocho carreras en apenas cuatro episodios, igualando el récord histórico de más anotaciones limpias toleradas en un juego de postemporada.
Guerrero, que había estado apagado en los dos primeros encuentros, se desquitó con una noche estelar de cuatro hits, quedándose a un triple del ciclo. Su cuadrangular de 406 pies por el jardín central en la quinta entrada encendió a sus compañeros y devolvió el poder al corazón ofensivo de los Blue Jays. El dominicano fue incluso caminado intencionalmente en la misma entrada, antes de agregar un doble en la octava.
El manager John Schneider había advertido que el equipo necesitaba “menos jabs y más uppercuts”, y sus bateadores respondieron con fuerza. Toronto, líder de las Grandes Ligas en promedio de bateo y porcentaje de contacto, demostró que también puede ganar con poder: cuando conecta al menos un jonrón, su récord es de 73-30; sin ellos, cae a 21-38.
Mientras la ofensiva brillaba, el abridor Shane Bieber cumplió con el mejor trabajo de un lanzador de Toronto en esta postemporada. Tras recibir un cuadrangular de Julio Rodríguez en el primer inning, el derecho se estabilizó y completó seis sólidas entradas con ocho ponches, permitiendo solo dos carreras. Bieber, adquirido en la fecha límite de cambios, se convirtió en el primer abridor de los Blue Jays en lanzar seis innings en playoffs desde Marco Estrada en 2016.
Del otro lado, los Mariners confirmaron tanto su poder como su vulnerabilidad: todos sus cuatro registros llegaron por la vía del jonrón, pero también acumularon más de una decena de ponches. En ocho juegos de postemporada, Seattle ha promediado 11.6 ponches por partido, una cifra que refleja su dependencia del batazo largo para producir carreras.
Con la victoria, Toronto recortó la desventaja a 2-1 en la serie al mejor de siete y envió un mensaje claro: si Guerrero Jr. mantiene este nivel, los Blue Jays no solo están de regreso en la contienda, sino que podrían aspirar a algo más grande.