Conecta con nosotros

Opinión

Guerrero: Un Pueblo que se Levanta. Por Sigrid Moctezuma.

El cambio climático está intensificando los desastres naturales, como lo demuestra el reciente huracán John, que azotó las costas del Pacífico mexicano, afectando nuevamente al estado de Guerrero, apenas un año después del devastador huracán Otis. Estos fenómenos meteorológicos no son eventos aislados, sino señales de una tendencia global impulsada por el calentamiento del planeta, que agrava la vulnerabilidad de las comunidades más expuestas. Sin embargo, la verdadera historia detrás de estas catástrofes no radica solo en el daño causado, sino también en la resiliencia y la capacidad de recuperación de las personas afectadas.

Este fenómeno natural alcanzó vientos de más de 150 km/h en su punto más intenso, afectando gravemente a Guerrero, una región que aún no había completado su reconstrucción tras el impacto de Otis. Este último causó pérdidas superiores a los 7 mil millones de pesos, afectando sectores clave como el turismo, la pesca y la agricultura, y dejó a más de 200,000 personas sin electricidad. La situación de Guerrero es crítica porque, con cada nuevo desastre, la brecha de recuperación se amplía.

Los científicos han advertido que, a medida que los océanos se calientan, los huracanes se vuelven más frecuentes y poderosos. En el último año, México registró un aumento del 15% en la frecuencia de tormentas en comparación con la década anterior, un patrón que refleja la creciente gravedad de estos fenómenos climáticos extremos.

A pesar del devastador impacto, los habitantes de Guerrero han demostrado una admirable capacidad de resistencia. Tras el paso de Otis, las comunidades locales, en conjunto con organizaciones civiles y autoridades locales, trabajaron incansablemente para reconstruir viviendas, escuelas y negocios. Las redes de apoyo comunitario, que incluyen grupos de vecinos organizados y voluntarios, desempeñaron un papel crucial en la distribución de alimentos, agua y materiales de construcción, evidenciando una fortaleza que trasciende las adversidades.

Este mismo espíritu de resiliencia se manifestó tras el paso del huracán John. A pesar de la amenaza inminente y los estragos causados, las comunidades costeras, como Acapulco y Zihuatanejo, ya habían implementado medidas preventivas, gracias a las lecciones aprendidas en eventos anteriores. La organización temprana para las evacuaciones, la instalación de refugios y la colaboración entre ciudadanos y autoridades muestran que la sociedad está cada vez mejor preparada para enfrentar estos desafíos. No obstante, la resiliencia tiene un límite cuando no se cuenta con el apoyo adecuado a largo plazo. Los fondos de ayuda y reconstrucción, muchas veces, resultan insuficientes o tardan en llegar, dejando a las comunidades en una situación precaria. El gobierno federal, junto con agencias internacionales, debe priorizar políticas que fortalezcan la infraestructura y mejoren las condiciones de vida en las zonas de alto riesgo, asegurando que la resiliencia no sea solo una respuesta temporal, sino un pilar de desarrollo sostenible.

En crisis como la que hoy enfrentan Guerrero, Oaxaca y Chiapas tras el paso del huracán, el apoyo a la sociedad es fundamental. La solidaridad entre ciudadanos, sumada a la respuesta gubernamental y de organismos internacionales, ha sido un factor decisivo para la recuperación a corto y mediano plazo. El envío de insumos básicos y la inversión en programas de asistencia son vitales para mitigar los daños inmediatos y comenzar la reconstrucción de los municipios afectados. Además, es crucial que las políticas públicas incluyan mecanismos de apoyo psicológico y social para ayudar a las personas a sobrellevar el trauma y las pérdidas que estas catástrofes provocan.

El futuro nos depara más desafíos climáticos, pero también oportunidades para cambiar el rumbo. El huracán John, al igual que muchos otros eventos recientes, es un llamado urgente a la acción. No podemos detener los huracanes ni evitar todas las tragedias, pero sí podemos tomar decisiones que reduzcan los riesgos y preparen a nuestras comunidades para resistir con mayor fortaleza.

Guerrero y sus habitantes nos muestran que, aunque el cambio climático exacerba las adversidades, la solidaridad y la resiliencia siguen siendo nuestras mejores herramientas. El reto ahora es garantizar que el apoyo a estas comunidades no sea momentáneo, sino parte de una estrategia a largo plazo que construya un futuro más seguro, equitativo y sostenible.

 

Opinión

Estrategias. Por Raúl Saucedo

La ventana de septiembre

La llegada de una nueva administración en el ejecutivo nacional siempre presenta escenarios de enormes retos para la gobernabilidad y el progreso del país. El ascenso el próximo primero de octubre de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México dentro de este contexto y la combinación de pensamiento estratégico y prudencia se vuelve crucial para enfrentar los desafíos tanto internos como externos del país. Estas dos virtudes son necesarias para liderar de manera efectiva en un entorno político y social cada vez más complejo.

El pensamiento estratégico, como herramienta indispensable para la toma de decisiones, implica una visión clara de los objetivos a largo plazo y una capacidad para adaptarse a las circunstancias cambiantes sin perder de vista esos objetivos. En el caso de la presidencia de Sheinbaum, la administración a mi juicio deberá centrar sus esfuerzos en tres aspectos clave: identificar prioridades, protegerse de amenazas y aprovechar las oportunidades.

Identificar prioridades

El primer desafío es identificar las verdaderas prioridades nacionales. México enfrenta múltiples frentes como:económicos, sociales, de seguridad, ambientales y algunas regiones de infraestructura.  La nueva administración deberá enfocar sus esfuerzos en aquellas áreas que generen mayor impacto para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Un enfoque estratégico demandará priorizar aquellas políticas públicas que promuevan un desarrollo económico inclusivo y sostenible.

En este sentido, el reto de Claudia Sheinbaum será mantener el equilibrio entre una agenda progresista que beneficie a las clases más desprotegidas y un desarrollo económico que estimule la inversión privada y la generación de empleos. Un manejo fiscal prudente será clave para mantener la estabilidad macroeconómica, pero esto debe ir acompañado de políticas sociales que aborden las profundas brechas de desigualdad que persisten en el país. (suena sencillo al redactar estas líneas, pero el crisol mexicano es la variante a discutir)

La protección frente a las amenazas

Otro aspecto fundamental del pensamiento estratégico es reconocer y anticipar las amenazas. En México, estas incluyen tanto factores internos, como la progresivapolitización de la sociedad, como externos, entre los que se encuentra un entorno internacional volátil y los desafíos derivados de la geopolítica. La futura administración no solo deberá actuar con rapidez ante crisis emergentes, sino también promover un entorno de estabilidad interna.

Aquí entra en juego la prudencia como virtud indispensable. La prudencia no es la falta de acción, sino la capacidad de tomar decisiones calculadas y meditadas, priorizando el bien común sobre los intereses de corto plazo.

Aprovechar las oportunidades

La última clave del pensamiento estratégico es saber aprovechar las oportunidades cuando se presentan. México se encuentra en un punto crucial donde puede seguirconsolidando su posición en la región, tanto económica como política. Sheinbaum deberá actuar con visión para consolidar a México en un actor relevante en el escenario continental y global, fomentando alianzas estratégicas y aprovechando su posición geográfica como puente entre Norteamérica y América Latina.

El liderazgo visionario implica también reconocer el momento histórico que vive el país y aprovechar la disposición de la ciudadanía para generar los cambios. Las recientes elecciones muestran que hay una voluntad por parte de la población para apoyar un proyecto de continuidad política que promueva justicia social, igualdad y desarrollo sostenible. La presidencia de Sheinbaum tendrá la oportunidad de consolidar ese apoyo si logra traducir sus promesas en políticas efectivas que beneficien a la mayoría.

La ventana presidencial del mes de septiembre está a 11 días de concluir y esto genera expectativas de una nueva era en México con su primera presidenta al frente del ejecutivo, y así como estas líneas estratégicas en la toma de decisiones yo he realizado lo propio apurándome a dormir con los tenis puestos no vaya a ser que por ser mes patrio y 19 de septiembre “retiemble en sus centros la tierra”.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto