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Habrá módulos de vacunación contra Covid en el Tec. de Chihuahua I y II

La Secretaría de Salud, en coordinación con las instituciones que participan en la brigada de vacunación COVID-19, informa que los Institutos Tecnológico de Chihuahua I y II, fueron habilitados para la aplicación de la vacuna a personas de 25 a 39 años, por lo que serán seis sedes las que se tendrán disponibles para este grupo de edad.

A partir de mañana miércoles 21 de julio y hasta el viernes 23, las personas de este grupo de edad podrán acudir en un horario de 7 de la mañana a 6 de la tarde, de acuerdo al horario asignado por la primera letra de su apellido.

Los módulos peatonales son: Centro de Convenciones, Universidad del Valle de México, Tecnológico de Chihuahua I y Tecnológico de Chihuahua II, los módulos vehiculares son: Campus II de la UACH y el módulo que será peatonal y vehicular corresponde al Estadio de Beisbol (Deportiva Sur).

Es importante señalar que el estacionamiento para las personas que quieran acceder al Tecnológico I será por avenida de las Industrias, sin embargo, las personas que accedan en otro tipo de transporte pueden llegar por la Avenida Tecnológico.

Para recibir la vacuna se debe presentar el expediente de vacunación impreso, mismo que se descarga de la página: www.mivacuna.salud.gob.mx/index.php, así como la CURP, identificación oficial con foto.

La Secretaría de Salud exhorta a las y los ciudadanos a que sigan las medidas preventivas como son la sana distancia, el uso de cubrebocas en todo momento, hagan uso de gel antibacterial y que además tomen en cuenta las condiciones meteorológicas por lo que se recomienda llevar una sombrilla para protegerse del sol o la lluvia, así como agua para su consumo personal.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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