WASHINGTON, 17 de diciembre.- La policía informó hoy de que son dos, y no uno como se informó inicialmente, los adultos que sobrevivieron al tiroteo que el pasado viernes causó la muerte de 26 personas en una escuela de la ciudad de Newtown, perpetrado por un joven que antes había matado a su madre y que al final se quitó la vida.
Ambas personas, de las que solo se ha informado de que son adultas, resultaron heridas y están recuperándose en un hospital.
«En cuanto su estado de salud mejore, les interrogaremos», indicó en declaraciones a los medios en Newtown (Connecticut) el teniente de la policía Paul Vance.
El oficial añadió que mientras tanto la policía seguirá interrogando testigos y analizando todas aquellas pruebas que se encuentren tanto en la escuela como en casa de Adam Lanza, el joven de 20 años causante de las 28 muertes, incluida la suya.
Veinte de las víctimas de Lanza eran niños de seis y siete años de edad, alumnos de la escuela Sandy Hook.
«Hay muchos, muchos testigos», prosiguió Vance, para añadir que cualquier entrevista o contacto con los niños se hará «con extrema precaución».
Todos los colegios de Newtown permanecerán hoy cerrados, pero, aun así, los profesores se reunirán para recibir consejo y asesoramiento sobre cómo lidiar con la situación y, especialmente, cómo enfrentarse a ella cuando los niños vuelvan este martes a la escuela.
«Todo el mundo en Newtown está traumatizado por lo que ocurrió, especialmente los niños. Recuperar la normalidad tan rápido como sea posible es fundamental para la ‘reinserción» de los pequeños», indicó a la cadena CBS el director ejecutivo de la asociación de superintendentes de escuelas públicas de Connecticut, Joseph Cirasuolo.
El superintendente también indicó que, en el futuro más inmediato, los niños del colegio de Sandy Hook, el escenario de la matanza, se trasladarán a la cercana escuela de Monroe.
En el largo plazo, aunque no descartó que el colegio «jamás vuelva a abrir», apuntó la posibilidad de que se decida algo similar a lo ocurrido tras el tiroteo en la escuela de Columbine (Colorado) en 1999.
«El colegio permaneció cerrado hasta el siguiente curso y, cuando los estudiantes volvieron en septiembre, el edificio era completamente diferente», aseguró.
jrr
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