A propósito del Día Mundial contra la Hepatitis, celebrado el 28 de julio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó de los efectos de las hepatitis virales que son un grave problema de salud pública mundial.
El organismo hizo una especial advertencia sobre la hepatitis E debido a que puede inducir una mortalidad del 20 por ciento entre las mujeres embarazadas en el tercer trimestre de la gestación.
En raras ocasiones la hepatitis E aguda se convierte en una hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda) que conduce a la muerte. Sin embargo, indica el reporte, la hepatitis E fulminante es más frecuente durante el embarazo.
¿Qué es la hepatitis E?
Es una enfermedad hepática causada por el virus de la hepatitis E, un virus ARN monocatenario positivo y sin cubierta.
Según la OMS, El virus se transmite principalmente a través del agua de bebida contaminada. El resultado es por lo general una infección autolimitada que se resuelve en 4-6 semanas, pero a veces se transforma en una forma fulminante de hepatitis (insuficiencia hepática aguda) que puede conducir a la muerte.
A nivel mundial, cada año se registran aproximadamente 20 millones de nuevas infecciones por hepatitis E.
El virus se transmite principalmente por vía fecal-oral, como consecuencia de la contaminación fecal del agua. Otras vías de transmisión que también se han observado son: la transmisión alimentaria por ingestión de productos derivados de animales infectados; la transfusión de productos sanguíneos infectados; la transmisión vertical de una embarazada al feto.
Aunque se considera que el huésped natural del virus de la hepatitis E es el hombre, se han detectado anticuerpos contra ese virus u otros estrechamente relacionados en primates y en varias otras especies animales.
Síntomas
La OMS explica que el periodo de incubación tras la exposición al virus de la hepatitis E varía entre tres y ocho semanas, con una media de 40 días. El periodo de contagio se desconoce.
La infección sintomática se da sobre todo en adultos jóvenes de 15 a 40 años. En los niños, la infección, aunque frecuente, es generalmente asintomática o causa trastornos muy leves sin ictericia (hepatitis anictérica), y no llega a diagnosticarse.
Los signos y síntomas característicos de la hepatitis son:
– Ictericia (coloración amarillenta de la piel y la esclerótica de los ojos, orina oscura y heces pálidas).
– Anorexia (pérdida de apetito)
– Hígado agrandado y con dolor a la palpación (hepatomegalia).
– Dolor y abdominal; náuseas y vómitos,y fiebre.
Estos síntomas son prácticamente indistinguibles de los sufridos en la fase aguda de cualquier enfermedad hepática y suelen durar entre una y dos semanas.
La OMS apunta que no existe ningún tratamiento que pueda alterar el curso de la hepatitis aguda. La prevención es la medida más eficaz contra la enfermedad.
Fuente: Los Tiempos
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