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Salud y Bienestar

Identifican nuevos marcadores para diagnosticar cáncer de mamá

Científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas identificaron dos marcadores tumorales que podrían utilizarse como un método de diagnóstico o para desarrollar nuevos tratamientos.

El investigador Alfonso León del Río explicó que se trata de unas proteínas denominadas NHERF-2 y TTP, cuya expresión cambia cuando las células se convierten en cancerosas.

Una proteína (oncoproteína) funciona como acelerador y la otra como freno o supresor tumoral pero cuando la regulación de sus niveles se pierde se presenta la división de las células sin control.

Durante los cuatro años de trabajo del Programa de Investigación en Cáncer de Mama también se identificó una proteína que denominaron ERAP-1 (Estrogen Receptor Associated Protein), que produce las células de cáncer de mama en cantidades muy elevadas, y aumenta su velocidad de proliferación y capacidad para formar tumores.

En cultivo de laboratorio, esas células no responden al Tamoxifen, fármaco que desde la década de 1980 ha reducido la tasa de mortalidad por este mal y por el contrario, crecen y forman más tumores.

“Ahora tratamos de entender e identificar qué hace esta proteína, que es un factor de transcripción que al unirse al ADN altera los patrones de expresión de diversos genes”, explicó en un comunicado.

Ante el incremento de muertes por cáncer de mama, destacó la importancia de saber cómo los genes cambian su expresión en respuesta a esa proteína porque les ayudará a comprender la causa por la que los tumores dejan de responder al fármaco.

“Entender el mecanismo de resistencia tumoral al tratamiento hormonal podría, en principio, contribuir a encontrar tratamientos para que el Tamoxifen vuelva a ser efectivo cuando la paciente tenga una recaída”, indicó.

A su vez, el investigador Alejando Zentella descubrió que la dexametasona, un fármaco análogo al cortisol y que se usa para controlar el vómito en las pacientes que reciben quimioterapia, también echa a andar un mecanismo que protege a las células, incluidas las malignas de morir.

Refirió que los niveles de cortisol en el organismo cambian durante el día y son más elevados por durante la mañana, justo cuando la mayoría de las pacientes reciben la quimioterapia.

“Si esa hormona natural está involucrada en proteger a las células contra la apoptosis o muerte celular programada, podemos sugerir que el tratamiento se administre por las tardes”, indicó.

El proyecto tiene como metas encontrar mejores diagnósticos tempranos que incrementen la posibilidad de sobrevivencia de las enfermas, y mecanismos para el control del tumor y lograr que este tipo de cáncer y otros se vuelvan enfermedades crónicas controladas.

En el programa médicos, patólogos, oncólogos y cirujanos, con investigadores de las áreas de inmunología, genética, epigenética y biología celular.

Así como nueve laboratorios del Instituto de Investigaciones Biomédicas en el campus de Ciudad Universitaria, los institutos nacionales de Cancerología (INCan) y de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), así como el Centro Hospitalario ABC.

Notimex

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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