La Iglesia católica en México criticó este domingo al gobierno mexicano por la represión de los migrantes, en medio del histórico flujo migratorio que afronta el país.
“Se requiere no solo que el gobierno abandone su política de represión hacia las personas migrantes, sino que busque otras alternativas a la detención y a la regularización migratoria, para encontrar caminos más humanos y sin violencia”, manifestó en su editorial del semanario Desde la Fe.
La Iglesia se refirió a la “ola de migrantes” de decenas de miles de haitianos que han llegado en las últimas semanas para buscar refugio a Estados Unidos, pero que están “retenidos” en la frontera de México o en albergues al interior del país.
México afronta un flujo migratorio récord, con 147.000 indocumentados detectados en el país de enero a agosto, el triple de 2020.
Pero el Gobierno ha recibido críticas por el despliegue de la Guardia Nacional y el Ejército en la frontera sur, de donde han surgido imágenes que muestran a los elementos mientras golpean a caravanas con migrantes de Haití y Centroamérica.
“(El Gobierno) ha sido omiso en cumplir con el mandato de promover y defender los derechos humanos de todas las personas, establecido en el artículo primero de la Constitución”, sentenció este domingo la Iglesia.
La institución religiosa también señaló que el Ejecutivo federal, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha desatendido la acogida de los migrantes.
Su editorial detalló que existen 75 organizaciones eclesiales, conocidas como Casas de Migrantes Católicas, en todo el país que “se encuentran trabajando a toda su capacidad”.
“Y es que, por desgracia, como han denunciado los obispos mexicanos, lamentablemente el Gobierno mexicano ha delegado a estas instituciones, y a otras coordinadas por la sociedad civil, la responsabilidad de atender esta crisis migratoria”, aseveró.
Asimismo, pidió evitar masacres de migrantes como la de Cadereyta, donde aparecieron 49 personas decapitadas o desmembradas en 2012, o la de San Fernando, donde asesinaron a 72 en 2010.
“No más muertes ni dolor, ni un país en donde se separe a las familias migrantes, ni donde se trafique con el cuerpo y el dolor de las personas extranjeras que decidieron migrar para encontrar una vida mejor”, reclamó.
La Iglesia concluyó con un llamado a las comunidades parroquiales para solidarizarse con las personas que han llegado a México y se encuentran en las calles o albergues.