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Salud y Bienestar

Impulsa ISSSTE educación de servidores públicos en el extranjero

Con el propósito de elevar la especialización de su personal y conocer sobre mejores prácticas acerca de seguridad social, el ISSSTE a través de un convenio con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) apoya a la gestión de becas que cubren el costo de la matrícula, manutención y transporte en instituciones educativas en el extranjero.

Anualmente, el ISSSTE puede otorgar hasta 155 becas de estudios de carácter internacional correspondientes a talleres, cursos, diplomados y maestrías. En 2015 otorgaron 135.

Todos los trabajadores con más de seis meses laborando en el Instituto pueden acceder a este beneficio, siempre y cuando el curso de su interés responda al perfil del área en la que labora, además de cumplir con los requisitos que marca la institución educativa o el país sede como: certificación en idiomas, nivel escolar, pasaporte y visa vigente, entre otros.

Además del CONACyT, el ISSSTE colabora con el Colegio Internacional de Educación Superior (CIES) en la gestión de apoyos educativos. Este organismo puede absorber hasta el 90 por ciento del costo de la matrícula de estudios de los servidores públicos interesados.

Otros organismos que mantienen lazos estrechos con el ISSSTE en materia de intercambio educativa son: La Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS), que trabaja con diversas universidades, como la de Alcalá, España; el Centro Internacional de Formación (CIF) perteneciente a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Galilee International Management Institute de Israel, de acuerdo a lo informado por la Subdirección de Relaciones Internacionales del Instituto.

Algunos cursos y diplomados que conforman la oferta académica que se ofrece con modalidades como presencial, semipresencial y virtual son: Curso “Formación de formadores SOLVE: Integración de la salud en las políticas de Seguridad y Salud en el Trabajo”, Diplomado “Alta dirección en instituciones de atención a la salud”, Curso-Taller Justicia en la Seguridad Social y Curso Academy on social Security.

Revista

La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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