La meta estaba cerca y no había una ganadora clara cuando Shaunae Miller sorprendió a todos y se quedó con el oro olímpico en 400 metros gracias a un clavado.
Así es, la atleta de Bahamas sacó la ventaja necesaria para quedarse con la carrera y con la medalla de oro en las Olimpiadas de Río de Janeiro lanzando su cuerpo hacia adelante.
A pocos centímetros de la meta, Miller trastabilló y no tuvo más opción que ejecutar un clavado como si al frente tuviera una piscina.
La bahamesa, con ese cierre poco ortodoxo, paró el reloj en 49,44, el mejor registro de su vida.
Cerrada la competencia, y después de unos segundos interminables de suspenso, Miller comenzó a celebrar cuando aparecieron los tiempos oficiales en el videomarcador del estadio Olímpico oficializando su victoria.
La estadounidense Allyson Felix, quien quedó tendida en el suelo tras la carrera, se ubicó en segundo lugar y ganó la medalla de plata.
La jamaiquina Shericka Jackson obtuvo el bronce.
Felix lideraba la carrera hasta el instante del clavado que le valió a Bahamas una medalla de oro.
Miller, abanderada de Bahamas en la ceremonia inaugural de los Juegos, no ha perdido una sola de las cinco carreras que ha hecho este año.
Es subcampeona del mundo y líder del ránking mundial de su categoría.