DURANGO, DURANGO, 27 de mayo.— Por hambre, indígenas tepehuanos de entre 12 y 18 años están enrolándose a las filas del crimen organizado, donde los usan para cometer asaltos o secuestros, dijo el gobernador tradicional de Santa María de Ocotán, Andrés Morales Calleros.
La autoridad de la citada comunidad indígena que es parte del municipio de El Mezquital —uno de los diez más pobres del país—, sostuvo que los jóvenes han optado por una forma de vida que llegó a través de mestizos armados que un buen día irrumpieron en sus tierras.
Morales Calleros, quien es la autoridad tradicional de 14 mil tepehuanos, asegura que no alcanza a comprender por qué muchos jóvenes, no sólo de esa localidad, la más grande en extensión territorial, sino también de otras poblaciones como San Francisco de Ocotán, Santiago Teneraca, La Guajolota y La Candelaria también han decidido sobrevivir por ese camino.
Con relación al fenómeno, el presidente municipal de El Mezquital, Faustino Reyes, se muestra cauto y con dificultad responde cuando se le pregunta cuál es el motivo y si todos los comuneros se han sumado a esa peligrosa actividad: “Una parte sí es cierto eso. Hay unos que sí, pero no que sean todos los que se dedican a eso”, atina a decir.
Reyes, quien también es originario de Santa María de Ocotán, sostiene que el que algunos indígenas estén involucrados con en el narco ya no es un problema derivado sólo de la sequía, “lo que pasa es que ellos ya andaban en eso antes de que hubiera mucha hambre”, recuerda.
Se volvieron contra la tierra
“Estamos sufriendo, lo que no debería de ser, pero es que los muchachos no tienen trabajo. Los compañeros indígenas, los jóvenes, se están involucrando en malas cosas; ahora ya hacen asaltos o secuestros. El motivo es porque ya no hayan ni qué hacer (ante el hambre) los compañeros, los muchachos”, explica Morales Calleros.
El fenómeno llama la atención en ese municipio porque los indígenas no solían meterse en asuntos del narcotráfico. Señala Andrés Morales que ahora adolescentes y jóvenes, de entre 12 y 18 años, son quienes están optando por unirse a las filas de los grupos delicuenciales que operan en esa demarcación: Los Zetas y el cártel de Sinaloa.
Insiste en que esta situación tiene su origen en que en las zonas bajas y en la sierra los tepehuanos no tienen cosechas y sus animales sufren por la sequía, y a esto se suma la veda que impide explotar el bosque, la cual ya cumplió más de 10 años.
La gente tiene que subsistir lidiando con la falta de agua, con los entre cinco y diez kilos de maíz al mes que le llegan a cada familia con los apoyos emergentes de la sequía, pero eso no les alcanza, comenta.
Para Morales Calleros, los jóvenes que ahora son parte de células del narcotráfico en esa zona, aceptaron ser parte de ellos porque “los mentados narcos les ofrecieron un peso o dos, los animan, les prestan dinero, y después les cobran con intereses”.
Señala que a otros jóvenes les dan mil pesos “por ayudarles a buscar a alguien”, es decir, los hacen que encuentren a las personas que los sicarios van a levantar o a matar”, y ésa es la paga.
“No debería estar pasando esto, queremos que nos ayuden un poquito, para que los compañeros jóvenes no anden con los mestizos que los animan”, manifiesta el gobernador tradicional de Santa María de Ocotán al pedir que las autoridades federales les hagan llegar los subsidios por la sequía.
Su petición engloba también que se logre combatir el hambre, para que los tepehuanos no sigan optando por irse con los cárteles.
En El Mezquital, de diciembre de 2009 a la fecha se han registrado tres ataques a comunidades indígenas, en los cuales los comandos de los narcotraficantes han incendiado casas, escuelas, camionetas y tiendas de abasto.
Esos ataques han generado desplazados y que familias se queden sin casa mucho tiempo, porque los programas de reposición de las mismas, a más de dos años y medio, aún no han enviado los recursos.
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