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Jóvenes quedan atrapadas en lo alto de un juego mecánico en Six Flags México

Un grupo de jóvenes se quedaron atrapadas en las alturas de un juego mecánico de Six Flags, al parecer, debido a una falla técnica presente en todo el parque de diversiones.

Por medio de un “en vivo” de Facebook, una joven identificada como Yaniz De Caz transmitió el momento en que la atracción se detuvo de pronto mientras ella, junto con tres mujeres más, permanecían en uno de los puntos más altos del juego.

Las jóvenes bromearon gritando “¡Atrapadas, ayuda!“, haciendo alusión a un video popular de Internet.

“Nos quedamos atrapadas en el ‘Joker’. El ‘Superman’ está atrapado también, se detuvo. A las personas del columpio ya las están bajando, todo poco a poco”, contó Yaniz.

Las asistentes al parque recalcaron que no sabían lo que estaba sucediendo, sin embargo, en los comentarios de su grabación varias personas sugirieron que el parque sufrió un corte de luz por supuesta falta de pago.

El video en vivo tan sólo duró 2 minutos con 38 segundos, pero ya cuenta con casi mil reproducciones.

El pasado 10 de octubre, y luego de más de medio año de permanecer cerrado debido a la pandemia de la COVID-19, el parque de diversiones Six Flags retomó sus actividades.

La reapertura se realizó con las medidas sanitarias recomendadas por las autoridades de salud en la Ciudad de México, tales como el uso obligatorio del cubrebocas y el cumplimiento de la sana distancia.

De acuerdo con el parque, quien desee visitar el parque deberá programar su visita previamente, a través del sistema de reservación de Six Flags, mismo que podrá realizarse con el número de la compra en línea, de boleto o bien el folio de la Membresía o Pase Anual.

Opinión

Emilia Pérez: Una Mirada Cuestionada sobre México Por: Sigrid Moctezuma

En un mundo donde el cine es tanto un arte como una poderosa herramienta de representación cultural, las películas que abordan la identidad de un país llevan consigo una gran responsabilidad. Tal es el caso de Emilia Pérez, una cinta que, aunque prometía ser un relato innovador, ha generado un torrente de críticas por su visión estereotipada y su superficialidad al retratar la cultura nacional.

Descrita por sus creadores como un “narco-musical”, Emilia Pérez sorprendió al ganar cuatro Globos de Oro, lo que dejó en evidencia una desconexión entre las audiencias internacionales y la percepción mexicana. Mientras en el extranjero se celebra como un experimento cinematográfico audaz, aquí ha sido criticada por perpetuar clichés culturales que parecen sacados de una postal turística, ignorando las complejidades del México actual. Aunque su mezcla de comedia, drama y música despertó curiosidad inicial, para muchos terminó siendo un recordatorio de cómo los estereotipos siguen dominando la narrativa global.

Uno de los puntos de mayor desagrado ha sido la manera en que la película aborda temas sensibles como la identidad de género y la narcocultura. Si bien es positivo que estas cuestiones tengan espacio en la narrativa cinematográfica, en Emilia Pérez se sienten tratadas con una ligereza que no honra su trascendencia. Los personajes, en lugar de reflejar matices reales, se convierten en caricaturas que difícilmente conectan con el público.

Las críticas no solo vienen de los espectadores, sino también de sectores especializados en cine y cultura. Se ha señalado que la película parece diseñada para un público extranjero que consume el «México pintoresco», mientras ignora las voces y experiencias auténticas que definen al país. Lo que representa una oportunidad desperdiciada para proyectar un discurso que sea fiel a nuestra riqueza cultural y social.

Este fenómeno no es nuevo en el cine. Muchas producciones internacionales han intentado capturar supuestamente nuestra esencia, pero terminan cayendo en la trampa: el mariachi omnipresente, las cantinas llenas de tequila y la violencia gratuita. Emilia Pérez, desafortunadamente, parece sumar su nombre a esta lista.

No obstante, este tipo de reacciones también abre un espacio importante para la reflexión. La discusión que surge de estas películas pone sobre la mesa la necesidad de que seamos nosotros quienes contemos nuestras propias historias, desde múltiples perspectivas. Es imperativo que el relato cinematográfico internacional comience a escuchar más atentamente las voces locales y trabajen en colaboración para evitar simplificaciones que diluyan nuestra esencia.

En un mundo donde las plataformas digitales hacen que el cine viaje más rápido que nunca, la responsabilidad de representar adecuadamente a un país se vuelve aún más crucial. La recepción de Emilia Pérez debería servir como un recordatorio de que no somos un concepto único y fácil de definir, sino una amalgama compleja de historias, tradiciones y modernidades.

Quizá, en el futuro, podamos ver más producciones que tomen este desafío en serio, dejando de lado las visiones simplistas. Porque México, con todas sus luces y sombras, merece ser contado con verdad y profundidad.

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