Julianne Moore consiguió su primera nominación el Óscar por «Boogie Nights», de Paul Thomas Anderson, fascinante tapiz sobre la industria del porno en los años 70, pero ahora reincide en la exploración del sexo al por mayor en «Don Jon», la película que protagoniza y dirige Joseph Gordon Levitt.
«Don Jon», es la historia de un chico obsesionado con la pornografía e incapaz de disfrutar de sus relaciones sexuales en carne y hueso, aunque sean con la mismísima Scarlett Johansson.
En ella, Julianne Moore, en un papel secundario, cumple la función de lo que sería una película erótica «vintage»: más excitante por ser más real, menos anatómicamente perfecta, más elaborada y más narrativa.
«Estaba sentada en el avión y cogí el guión. Conforme lo iba leyendo le dije a mi marido, que estaba sentado a mi lado: ‘Esto no es sobre el porno. Es adorable, sorprendente, emocionante y divertido. Es una película sobre la intimidad'», asegura en una entrevista con la prensa internacional.
Moore busca en «Don Jon» no el morbo del sexo explícito, sino la a veces complicada consecución del placer compartido. «Scarlett Johansson está decepcionada, porque su novio ve porno en vez de tener sexo con ella, porque él es más íntimo con una pantalla de lo que es con ella. Ese es el problema que tienen», matiza la actriz.
Por eso, para la ganadora de la Copa Volpi en Venecia por «Far From Heaven», el mensaje de la película es sencillo y se resume en que «en la intimidad todo está bien si es real», sentencia.
Su personaje, una excéntrica y misteriosa mujer que intenta seducir de la manera más surrealista al joven Gordon Lewitt, «no puede hacer nada que no sea auténtico, sea ‘vintage’ o no ‘vintage'», dice Moore jugando con los términos de este género cinematográfico.
«No creo que tenga que ver con una generación u otra. Creo que siempre ha habido guías, modelos de comportamiento. En el caso del protagonista de esta historia cumple las leyes de la cultura de gimnasio, de amigos, de iglesia, de familia, de porno, de comedias románticas… La película apuesta porque elijas tu propia narrativa, más que algo que te venga impuesto desde fuera», asegura.
En el firmamento de Hollywood, así como en el de los cánones de belleza en general, Julianne Moore no cabe duda que lo ha hecho. Pelirroja, pecosa y con rasgos atípicos, ha sido musa de firmas como Tom Ford o Bulgari.
Y su talento le ha llevado a protagonizar algunos de los filmes más especiales de los últimos años: «Magnolia», «Children of Men», «The Kids Are All Right» o «The Hours» son hitos de una excelsa filmografía.
Películas con mucha densidad temática que luego, al ser promocionadas, le hacen «hablar demasiado», dice. «Me cansa tantos años haciendo entrevistas, porque hablas mucho y en realidad no sé nada. Está estipulado que los periodistas me tenéis que hacer preguntas y yo tengo que contestar, pero no soy una autoridad para absolutamente nada», protesta.
Quizá por eso está más relajada presentando «Don Jon», que se presentó en el último Festival de Sundance y forma parte de las contadas apariciones cómicas de la actriz, en títulos que pocos atribuirían a su carrera, como «Evolution», «Crazy Stupid Love» o «Laws of Attraction».
«Me gustan las comedias, pero en general me gusta algo cuando es diferente. Elijo proyectos que me hacen trabajar con gente con la que me apetecía trabajar. En realidad, mi carrera no responde a ningún plan. Pero los actores a veces somos como esos niños que están hartos de ir todos los veranos a la playa con sus padres», asegura.
Sus siguientes estrenos dan fe de ello. El más inminente será la nueva adaptación de «Carrie», de Stephen King, que ya había sido llevada a la pantalla por Brian de Palma con Sissy Spacek y Piper Laurie, de quien hereda el inquietante papel de madre de la protagonista.
«Es una película de terror y muy entretenida, pero sobre todo habla del efecto del aislamiento social, lo que hace en la gente», asegura.
En contraposición al terror más comercial y de su participación en la saga de «The Hunger Games», Julianne Moore volverá, para regocijo de sus admiradores, al cine de autor de la mano de David Cronenberg, con quien acaba de rodar la película metacinematográfica «Maps to the Stars». «Creo que va a ser una película maravillosa, de verdad que lo espero», concluye.
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