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Karla Souza acepta que si le gustaba al productor, utilizaba eso para obtener un papel

Surgió una nueva polémica en torno al caso de Karla Souza y es que en redes sociales se revivió una entrevista que la actriz concedió a Eugenia Debayle para el programa The Beauty Effect de Estilo DF en 2014.

En la conversación Souza acepta haber usado su atractivo físico para ganar algún papel.

«Cometí muchos errores cuando empecé llegue a México con mucha ambición pero cuando te pisoteas a ti misma por un sueño que tienes pues hay un problemita que después de puede convertir en algo más grave, pero por ejemplo, cuando yo veía que a un productor yo quizás le gustaba, yo utilizaba esa relación para en algún momento recibir un papel o alguna promoción de parte de él».

Posteriormente la actriz describió que en su primer película, Efecto tequila, junto a José María Torre, tuvo que hacer un desnudo y concluye «hoy ya no la haría porque mi cuerpo vale muchísimo más».

Esto, después de que Debayle le preguntara:¿qué es lo que nunca harías en la carrera de actriz?.

Hace unos días Karla Souza, reveló a la periodista Carmen Aristegui, que un director de cine la tocó violentamente y terminó violándola.

«Después de un mes y cacho de estar teniendo este abuso total de su poder acabé cediendo de cierta manera a que me besara que me tocara de formas en las que yo no quería que me tocara y en una de las instancias este me… me…este me agredió violentamente y me, sí me violó, es que me cuesta, la verdad,  me cuesta decir eso,  porque todavía no…» dijo durante el programa.

Karla Souza no quiso decir el nombre del agresor, pero Televisa sacó sus conclusiones y culpó al director Gustavo Loza. Sin embargo, el cineasta publicó un comunicado descalificando la forma de actuar de Televisa y desmintiendo que Karla hiciera referencia a él.

Finalmente, Loza le pidió a Karla que de ser posible denuncie quién fue el violador, que de nombre, y que acuda con las autoridades. Hasta el momento ella no ha respondido a esta petición.

 

Fuente: Publimetro

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La grasa abdominal profunda: el enemigo silencioso que envejece tu cuerpo y tu mente

Oculta bajo la piel y rodeando órganos vitales como el corazón, el hígado y los riñones, la grasa visceral representa una de las amenazas más serias para la salud metabólica y cerebral, incluso en personas delgadas. Más que un problema estético, esta grasa activa procesos inflamatorios que pueden desencadenar enfermedades como la diabetes tipo 2, el hígado graso, problemas cardiovasculares y, a largo plazo, deterioro cognitivo.

De acuerdo con el Dr. Andrew Freeman, especialista en prevención cardiovascular, la grasa visceral es un marcador de múltiples riesgos de salud, aun en quienes aparentan estar en forma. El fenómeno conocido como “skinny fat” —personas con peso normal pero con alta proporción de grasa interna— evidencia que la salud no siempre se refleja en el espejo.

El impacto va más allá del metabolismo. La neuróloga preventiva Kellyann Niotis advierte que este tipo de grasa libera compuestos inflamatorios que aceleran la atrofia cerebral y favorecen la aparición de placas beta-amiloides y ovillos de tau, señales asociadas con la enfermedad de Alzheimer, incluso desde los 40 o 50 años.

¿Cómo saber si la grasa visceral está fuera de control? La medida de la cintura es un primer indicio: más de 88.9 cm en mujeres y 101.6 cm en hombres eleva el riesgo, según los CDC. La masa muscular también importa: quienes tienen más grasa que músculo tienden a acumular esta grasa profunda. Estudios como la DEXA o básculas con medición de grasa corporal pueden ayudar a evaluar estos indicadores.

La buena noticia: es reversible. Freeman insiste en un enfoque integral con ejercicio cardiovascular diario (como caminatas rápidas de al menos 30 minutos) y entrenamiento de fuerza con resistencia. Ejercicios como desplantes, sentadillas, lagartijas y peso muerto movilizan grandes grupos musculares, aceleran el metabolismo y estimulan hormonas que mejoran la composición corporal.

Una alimentación basada en plantas, como la dieta mediterránea, también es clave. Rica en frutas, vegetales, granos enteros, aceite de oliva y pescado, esta dieta ha demostrado reducir la grasa abdominal y el riesgo de muerte por enfermedades crónicas, especialmente en mujeres.

El ayuno intermitente —comer solo durante una ventana de seis horas al día— puede ser un complemento efectivo, aunque no es apto para todos. La combinación de alimentación natural, entrenamiento funcional y periodos de ayuno puede “hacer magia” en la reducción de grasa visceral, señala Freeman.

En resumen, mantener el músculo, eliminar alimentos ultraprocesados, moverse cada día y reorganizar los horarios de comida no solo combate la grasa abdominal profunda, sino que extiende la salud física y mental hacia el futuro. Porque el verdadero “elixir de la juventud” no se compra: se construye con hábitos.

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